El Multiverso Reacciona

El Reploide Legendario vs El Reploide Diabólico

Las respiraciones de los espectadores terrestres se volvieron pálidas, sumidos en una profunda conmoción. El poder de 3812 era algo que parecía completamente imposible, desafiando todas las lógicas conocidas. ¿Cómo era factible que alguien que murió regresara como un espíritu con un poder infinitamente superior a cualquier lógica mortal o divina? Estas preguntas inundaron sus mentes, y observaron cómo sus teorías científicas, creencias religiosas y fundamentos lógicos eran aniquilados por el demostrado poder infinito de ese ser. La expresión en sus rostros era de asombro y desconcierto, ya que intentaban comprender una realidad que se escapaba por completo de sus entendimientos previos.

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En un lugar que trascendía todas las puertas, más allá de las dimensiones y el espacio-tiempo de todo el multiverso, se encontraba un ser observando las pantallas con una sonrisa siniestra. Este ser era Nyarlathothep, un dios exterior mensajero de los dioses y mano derecha de Azathoth. Conocido por sus múltiples avatares y apodos, como "el de las mil caras", Nyarlathothep era una entidad cósmica que disfrutaba manipulando y desconcertando a los seres inferiores.

Desde su perspectiva, el poder de ese humano estaba lejos de ser despreciable, aunque aún le faltaban incontables años para igualar siquiera una fracción de su propio poder. Para un simple humano, ese poder no estaba nada mal.

Su presencia se manifestaba en una masa oscura y tentaculosa, acompañada de múltiples brazos y apéndices que variaban según su forma actual. Nyarlathothep disfrutaba de la experimentación y la corrupción de las realidades, y ver a 3812 desatar su poder lo llenaba de anticipación por lo que aún podría acontecer en el multiverso.

- Nada mal, pequeño gusano... - susurró con su voz que parecía una cacofonía de mil voces. Su sonrisa se ensanchó mientras observaba la pantalla. Para un humano, ese poder podría parecer increíble, pero para Nyarlathothep, era solo un comienzo. Estaba ansioso por presenciar más revelaciones y caos en las innumerables existencias que se extendían ante él en el multiverso.

En un plano superior al de Nyarlathothep, Yog-Sothoth observaba con curiosidad el poder de 3812. No era que le sorprendiera, ya que con su conocimiento divino, el poder de ese humano era simplemente una pequeña chispa en comparación con la vastedad de su propia existencia. Sin embargo, la curiosidad de Yog-Sothoth era algo único entre las entidades cósmicas.

El ser estaba ligeramente impresionado por la peculiaridad de cómo un humano que había experimentado la muerte obtuvo un poder infinito. Para seres como Yog-Sothoth, que trascendían las limitaciones de las palabras y los conceptos, la noción de "infinito" tomaba dimensiones cósmicas. La curiosidad de Yog-Sothoth se despertó, deseando explorar más allá de las fachadas aparentes y descubrir las verdades ocultas que yacían en otras realidades.

- Esto será interesante... - Con una diminuta sonrisa que apenas se insinuaba en su incomprensible ser, Yog-Sothoth observó con anticipación lo que se avecinaba. La idea de que algo, incluso un humano, pudiera alterar la narrativa cósmica capturaba su atención. En el vasto océano de posibilidades y dimensiones que abarcaba su conocimiento, esta nueva variable parecía ofrecer un matiz intrigante.

La ansiedad, una emoción que, de alguna manera, trascendía su naturaleza cósmica, resonaba en las profundidades de su ser. Yog-Sothoth, el guardián de las llaves y las puertas, se mantenía expectante, listo para presenciar cómo se desenvolvían los eventos en este inusual capítulo del multiverso.

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En el Multiverso Oscuro, donde las sombras se extienden como un manto insondable y la oscuridad se convierte en compañera íntima de la realidad, las reglas familiares del Multiverso DC toman giros siniestros y distorsionados. Cada rincón de este vasto espectro de realidades alternativas está impregnado de desesperación, corrupción y versiones retorcidas de los héroes y villanos que conocemos.