La Bastilla

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Crowley nunca aceptaría el que estaba al tanto del ángel, bueno, era natural que quisiera saber del paradero de su socio en el crimen, por así decirlo. Y era muy natural que quisiera saber su paradero, no sabrías en qué momento necesitaría de efectuar su trato, así que, por mera casualidad, no era como si estuviera verificando a cada rato la esencia del ángel y donde se encontraba en la tierra.  

No solo fue una situación muy casual donde se percató que el ángel estaba en París, dado a lo despistado que era le resulto extraño. Así que verifico donde se encontraba.  

La bastilla ¡¿Cómo es que el ángel quedo ahí atrapado?! ¿Qué pudo hacer para estar enredado en esa situación? El ángel pecaba de ingenuo y en ocasiones los humanos podrían ser un tanto salvajes. Como ahora, en medio de una masacre llamada “revolución” encontrar al ángel malhumorado llamando a los humanos “animales” de esa manera tan despectiva, le pareció sumamente gracioso.

La mirada de este cuando lo vio en la bastilla fue un poema y removió sentimos que deberían estar ocultos, Ese rostro radiante, feliz, le encantaba el poder ayudar al ángel a cambio de esas migajas de felicidad en su rostro. Tan pronto como apareció este se puso serio, trayéndolo de nuevo a su realidad, Aziraphale era solo un aliado en el cual ambos se beneficiaban por su trato.
Su bienestar era importante para su alianza y nada más.

El pequeño ángel caprichoso había terminado ahí por un antojo de crepas, en verdad si no supiera lo sumamente inteligente que es y lo muy denso para los chistes, se lo habría tomado como una broma. 

Como parte de su acuerdo, el ir a celebrar con el almuerzo se había vuelto algo que habían establecido, no saben quién o cuando se inició, pero se había vuelto parte del ritual, el juntarse con el ángel. Él principalmente se dedicaba a ver, al ángel comer y emborracharse. Aunque en esta ocasión tuvo que omitir el último, las crepas no le sentaban del todo bien al vino tinto.

Marcharon de nuevo a Londres y en camino entraron de nuevo en una pelea moral. Era muy divertido, el ángel lo llevaba a preguntarse muchas cosas y al mismo tiempo a mostrarles cosas increíbles. En su llegada continuaron discutiendo en el primer pub qué encontraron, en medio de la borrachera el terco ángel acepto que tenía la razón. Fue más satisfactorio qué todo el vino qué bebió, aun así le faltaba algo, divertido, le exigió al ángel una disculpa.

Recordaba con gracia el cómo le había mostrado al ángel el extraño acto de disculpas de unos niños y el ángel lo había tomado muy en serio. Estaba a punto de retractarse al ver sus pucheros cuando se levantó y una postura obstinada comenzó con el baile. Era un disfrute ver al pequeño ángel, lleno de estándares, terco como una mula y sumamente ególatra ofrecerle disculpas. 

En fin, el trato podría venir con otros beneficios y el estar al pendiente del ángel era parte dé. Si miraba un poco más, si se asomaba el anhelo, si pensaba en él constantemente y si su demoníaco corazón sufría una serie de sentimientos que debían estar enterrados, bueno, tal vez era parte de convivir con el ángel, no por otra razón.

#AbandonaOctubre2023

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