¿Te aterra la idea del matrimonio?

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Jacob y Lucy se habían despedido de Joseph y Donatella, partiendo en su automóvil. Mientras tanto, estos últimos optaron por quedarse en el lugar.

—Mi amor, fue realmente conmovedor lo que hiciste —Donatella dijo con dulzura, acariciando la mejilla de su prometido.

—No fue nada, querida. Imagino que enfrentar una situación así debe ser bastante desafiante, ¿no crees? —respondió Joseph con comprensión.

—Sí, lo creo. Espero que esta niña pueda ayudarlo a madurar y a encontrar su camino en la vida.

—Estoy seguro de que lo hará. Jacob solo necesitaba ese complemento —afirmó Joseph.

—Mi amor...

—¿Qué sucede, cariño?

—¿Te gustaría formar una familia conmigo? —Donatella preguntó con una chispa de esperanza en sus ojos.

—¿Estás bromeando? Sería un sueño hecho realidad —respondió Joseph con entusiasmo.

—Sería hermoso que nuestros hijos tuvieran tus ojos.

—O tu sonrisa.

Donatella abrazó a Joseph con fuerza, y se quedaron así durante unos minutos, disfrutando de la impresionante vista que la colina les ofrecía.

—¿Quieres ir a la cabaña? —preguntó Joseph.

—¡Sí, extraño tanto la cabaña! —respondió Donatella con emoción.

Ambos se dirigieron hacia su automóvil; Joseph abrió la puerta del copiloto y Donatella entró.

—¿A dónde le gustaría ir, señorita? —preguntó Joseph con una sonrisa encantadora.

—Sorpréndeme —respondió Donatella, antes de besar la mejilla de su prometido.

Bajo el manto de un cielo que se iba tiñendo de tonos oscuros, Joseph Buunk conducía su automóvil con su amada prometida a su lado, en un viaje hacia la cabaña.

Al llegar al ansiado destino, Donatella salió con prisa del vehículo y corrió apasionadamente hacia el lago, cuyo resplandeciente reflejo rivalizaba en belleza con el fulgor de su corazón.

—¡Joe, ven aquí! —llamó Donatella con una emoción que inundaba su voz.

Joseph se aproximó a ella con la urgencia del amor que los unía.

—¿Lo extrañabas? —susurró Joseph mientras la abrazaba, sus palabras resonando con la pasión que los envolvía.

—¡Demasiado! No recordaba lo hermoso que es este lugar —susurró Donatella, sus palabras desprendiendo el anhelo profundo de su ser.

—¿Quieres ver algo aún más hermoso? —insinuó Joseph, su voz cargada de promesas de amor eterno.

—¡Sí! —respondió Donatella, entregándose a la promesa de un amor que no conoce límites.

Joseph acarició suavemente los hombros de Donatella, guiándola para que se inclinara y mirara hacia el lago, donde el reflejo de su rostro superaba cualquier belleza natural.

Eso, mi amor, es hermoso. Sin igual en el mundo —murmuró Joseph, señalando el reflejo de su amada en las aguas serenas.

—Mi amor... —Donatella lo abrazó con fuerza, sus corazones latiendo al unísono en la sinfonía de su amor eterno.

—La primera vez que te vi, entendí el significado del amor a primera vista —susurró Joseph, sus labios rozando los de su amada.

—Cuando te conocí, supe que eras mi alma gemela. Te amo, Joseph —declaró Donatella con un suspiro de entrega.

En busca de tu voluntad: Nada puede obstruir nuestra conexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora