Capítulo 8: La vida cuesta
Me encontraba en la sala de la madriguera sentado en uno de los sillones, mientras Hermione me curaba el labio de pie en frente de mi. Todos se habían ido de la casa, después del enfrentamiento de esta mañana.
Tomé su mano, cuando terminó de curarme.
— Gracias. — dije mientras apoyaba mi frente en su barriga.—
— De nada... — dijo acariciando mi cabello.—
Poco después, se sentó a mi lado.
— Hablé con Ron anoche... — suspiró tristemente. Asentí.—
— Ginny y yo terminamos hace varios días... — me miró ligeramente sorprendida. — No se lo habíamos dicho a nadie.—
De pronto, George abrió la puerta de la entrada.
— Ron y Ginny me contaron... — dijo mientras se sentaba tranquilamente en frente de nosotros. — Decirles que me sorprende, sería mentirles. La verdad, es que no me sorprende. — nos sonrió levemente. — Se que con el tiempo, mis hermanos comprenderán que todo pasa por algo.
— Va hacer difícil... Comenzar... — susurró Hermione. Tomé su mano.—
— El amor es como andar en bicicleta. — dijo George. — Uno no se olvida nunca. Pero esta vez, se tendrán que ajustar muy bien el cinturón de seguridad. Porque el amor de ustedes, no va en bicicleta, si no en coche de carreras. A fondo. — sonreímos los tres, ante lo que dijo. — Ustedes han dado siempre la vida por el otro, y eso no ha cambiado. — se levantó. — La vida es muy corta para no hacer lo que sentimos, y más con el amor. Les deseo lo mejor, familia. — segundos después nos abrazó.—
Estaba en mi habitación, en la casa de mis padres. Estaba deshaciendo la ropa de una pequeña maleta que me había traído de la madriguera.
Poco después, tocaron en la puerta.
— Jean, hija... — dijo mi madre. — ¿Puedo pasar?
— Si, mamá... — abrió la puerta y entró.—
— Quiero que sepas que estoy aquí. Tanto yo, como tú padre. — se acercó a mi.—
— Ron y yo... Se acabó, mamá. — quité algunas lágrimas de mis mejillas.—
— Hija... — me abrazó fuertemente. — ¿Tan grave es...?
— Estoy enamorada de Harry.
— Oh... Eso cambia todo... — asentí.—
Mi padre se acercó a la puerta y me miró.
— Hermione... Ron está abajo. ¿Le digo qué se marche...? — negué limpiándome las mejillas.—
— No. Ya bajo. — asintió después.—
Bajé las escaleras, y lo encontré en la sala viendo mis fotos de pequeña.
Se giró mirándome.
— No tenías que irte de la casa. Eres parte de la familia. Siempre lo serás. — se acercó a mi.—
— No es sano en estos momentos quedarme ahí...
— Lo sé... — susurró. — Pero al llegar, y no verte en nuestra habitación, fue un golpe de realidad... — nos sentamos en el sillón. — ¿Sabes? Eres la única mujer con la que me vi teniendo un futuro juntos... Incluso, teniendo hijos...
— Lo sé... — acarició mi mejilla unos segundos.—
— Pero si hay algo que puedo aprender de todo esto, es que la persona que esté a mi lado, a mi me gustaría, porque creo que me lo merezco, desearía que sienta lo mismo que yo siento... Lo mismo.
— Yo te juro que lo intenté. Intenté que funcionara...
— No tiene que funcionar... No se pueden forzar las cosas...
— Tú sabes, lo que eres para mi. — tomé su mano entre las mías. — Has echo muchas cosas por mi.—
— Si... Pero no alcanzó. No alcancé... — negó...—
— Yo quiero tenerte cerca... — asintió.—
— Yo voy a estar. Yo voy a estar siempre. — besó mi mejilla y se fue.—
Segundos después, vi en mis manos su anillo.
Bajaba las escaleras de la madriguera para irme a un hotel. Bien dice el dicho, que las noticias vuelan. La mayoría ya sabía que mi matrimonio con Ginny había terminado. Aunque ellos eran mi familia pasara lo que pasara, creo que debería tomar un poco de distancia. Solo me llevaba una pequeña maleta en la mano.
— Harry... — me giré encontrándome a Molly. — Ginny me ha dicho que te ibas.—
— Si. — asentí. — Creo que es mejor tomar un poco de distancia...—
— Esta es tu casa, siempre. Sabes que te queremos como a un hijo. Independiente de que mi hija y tú, no estén juntos.
— Gracias Molly... Desde que nací, sé que siempre, de cualquier u otra manera, me han protegido y salvado las madres... Gracias. — nos abrazamos levemente.—
Poco después, me encontraba en la puerta de la casa de los padres de Hermione.
Toqué el timbre, y me abrió el señor Granger.
— Buenas tardes, Harry.
— Buenas tardes, señor Granger. — me miró detenidamente, antes de dejarme pasar. — Lamento venir de improviso, pero me gustaría hablar con Hermione.—
De pronto, su madre y ella llegaron a la sala.
— Harry, querido. — dijo la señora Granger. — Que alegría verte. — sonrió acercándose. — Hermione y yo, estábamos preparando la comida. ¿Por qué no nos acompañas?
— Gracias por la invitación, señora Granger. Pero no quiero molestar.
— ¡Bobadas! No molestas. Termino de preparar todo con mi marido. — miré al señor Granger. El seguía mirándome detenidamente. — Querido, vamos. — dijo agarrando su brazo, mientras nos dejaban solos, a mi y a Hermione.—
Nos miramos, mientras nos acercábamos lentamente para fundirnos en un abrazo.
.....
Nos leemos pronto :)
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HARRY POTTER Y LOS RENGLONES TORCIDOS DE ESTA HISTORIA
Aléatoire¿Qué habría pasado si Lord Voldemort hubiera tenido un hijo tan temible como el? Harry Potter no solo se enfrentará a los renglones torcidos de esta historia. Si no ha algo mucho más aterrador... Aceptar que, Hermione Granger era todo para el. Porqu...