Causa

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En el inicio, nunca había pensado en convertirme en Demonio.

En otras palabras, no había tenido ni idea de que aparte de los humanos, en realidad de verdad hubiera existencias de Demonios y cazadores de Demonios en este mundo.

Nací en una montaña profunda.

Las llamas encendidas por la Restauración Meiji se extendieron hasta la era Taisho, pero este nuevo viento de innovación no pudo alcanzar el desierto fuera de la ciudad por el momento. La continuación del abolido orden de la katana y el nacimiento de las armas de fuego destruyeron el estatus de los samuráis japoneses tradicionales. Una parte de los ronin que abandonaron el dominio feudal se empobrecieron tras perder sus salarios, degeneraron gradualmente en ladrones, fueron marginados en pueblos y montañas aún atrasados.

La persona que me recogió dijo, que yo muy probablemente sea alguna niña abandonada por una banda de ladrones.

Esto no era extraño, los ladrones no tenían costumbre de criar niños, las mujeres a las que saquearon suelen ser abandonadas después de quedar embarazadas. No sé por qué mi madre decidió darme a luz, pero yo diría, tirando una bebé recién nacida que se quedara sola en las montañas, dejando que las fieras salvajes lo trataran como una comida abundante, ella bien podría haber bebido un cuenco de sopa medicinal de aborto espontáneo desde el principio, ahorrando el dolor inútil de un embarazo de diez meses.

Pero ese ojisan quien me recogió no pensaba así, él confía firmemente que mi madre eligió darme a luz por amor y no tuvo más remedio que dejarme sola por la montaña.

-Todas las madres aman profundamente a sus hijos- Él dijo -Naciste en este mundo gracias a su amor, por lo que también debes retribuir a los demás con amor.-

Yo pienso que él es demasiado ingenuo en exceso.

El apellido del ojisan es Fujimoto, es el dueño de un dojo poco conocido en el pueblo. Me adoptó como su hija adoptiva, dejando que yo practicara el manejo de habilidades de la katana con su hijo. Después de la Abolición de la Orden de la katana, se consideraba un crimen portar una katana, por lo que las habilidades con la katana que se enseñaban en su dojo no eran más que una serie de ejercicios aeróbicos para empuñar katanas de madera, sin ninguna función de lastimar a las personas.

Si no fuera por mí, esos tipos malos ya habrían arruinado su dojo innumerables veces.

Yo desde que era pequeña fui diferente a la gente común. Cuando tenía cinco años, yo ya podía cargar un tanque de agua pesado, vencer a un hombre adulto fuerte en una pulseada. Cuando tenía doce años, yo ya podía luchar contra gánsteres que venían al dojo para causar problemas. Fujimoto ojisan se maravilló de mi talento y creyó firmemente la suposición de que mi fuerte físico debía provenir de alguna sangre de familia samurái que degradó en ladrón.

Vivíamos en un estado tan miserable, que incluso a veces resultó difícil auto conservarnos. Pero a él aún así no le gustaba mi tendencia a amenazar a los demás con la fuerza. La primera vez que le llevé bollos al vapor robados, él me castigó levantar piedra para encurtidos en el patio durante toda la noche.

Todavía recuerdo que en esa noche la luna era muy grande, dentro del patio cubría todo el suelo de escarcha plateada, las sombras de los arces se entrecruzaban en el suelo, la fragancia de la hierba y los árboles permanecía en la punta de mi nariz. Tenía una fuerza increíble en los brazos desde que era pequeña, así que esto no contó como un castigo para mí. Estuve distraída durante toda la noche —— yo no entendía por qué él se enfadó.

El negocio del dojo estaba en declive, él y su hijo estaban perdiendo peso visiblemente, pero él todavía se esforzaba por seguir con su llamado bushido. Él preocupaba por los aldeanos, preocupaba por los niños de otras familias que lloraban de hambre, preocupaba por los extraños que fueron saqueados por ladrones de caballos, todas las cosas y asuntos eran más que él mismo.

El diario de observación de Rengoku KyojuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora