Capituló 17

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Las marcas en el cuerpo hacían recordar la rebeldía de aquel demonio.

Los días eran monótono, mi estado era como una paloma mansa, pero esta se queda quieta sin hacer ningún ruido ni movimientos, a penas sentía que los días pasaban, el trauma era tanto, me hizo sentir que no valía, que era un asco, mi cuerpo me gritaba que ya estaba podrida.

Estaba en casa de mi madre, pasaría la tarde ahí para luego irme donde mi hermana, la casa de Mia quedaba al lado de la casa de mi padre, así podía convivir un poco más con el, mi padre tuvo otra mujer, al menos nos llevamos bien, tuvo tres hijos con ella, unos lindos hermanitos, con todo lo que había pasado mi padre en su momento paso por depresión, y no sé si eso ayudó a que dejara el alcohol, al menos hoy en día ya no toma, lo veo tranquilo con su nueva familia, eso estaba bien.

A veces uno no entiende el por qué de las cosas, simplemente Dios hace que la tierra tiemble para que cosas que no van a permanecer se desmoroné a fin de crear otras cosas que si irán con los tiempos, es complicado entender porque también eso atrae dolor, pero Dios es un ser que no se equivoca.

(...)

La depresión que llenaba cada parte de mi, me hacía querer vestir de negro, no dejaba de cortarme los brazos, la melancolía era mucha.

La tarde estaba nublada ya estaba empezando a llover, era una agua apacible, quise salir a caminar, al menos las calles estaban solitarias y eso me era agradable.

Me detengo en un pequeño colmado

-Hola!, unos cigarros por favor.

-Aquí tiene. Dice entregándomelos.

Saco la encendedora de los bolsillos de mi ancho pantalón, saliendo de allí seguí caminando, me detuve en una construcción media abandonada, tomé asiento en un muro diminuto de cemento.

El techo de aquella construcción hacía que no me cayera más las aguas del cielo pero mis piernas aún estaban expuestas a ella, mientras fumaba veía caer el agua en mis pies cubierto de aquellos tenis algo gastados, Solo contemplaba el contacto de esta, seguía sintiéndome vulnerable.

Unas risas me hacen levantar el rostro

-Miren eso!, la zorra se convirtió en patito feo. Resuenan burlas a carcajadas.

La mirada fija hacia Mayi se me llenaba de repulsión.

-Ahorita los alcanzo déjenme joder esta ridícula. Ríen entre sí!.

Se lanza hacia mi jalándome de los pelos, para ella era como un juego divertido.

-Extrañaba esto. Dice sacando un chicle de su boca.
-Toma. Tenía la intención de ponerme el chicle en el pelo pero rápido tome su mano deteniéndola con mucha fuerzas.

-Maldita estúpida!. Me pare tomando una vara que tenía buen tamaño para lo que la iba usar, sin pensarlo dos veces me le fui encima, le pegué en los pies por tres veces seguido, esta cayó al suelo.

-en tu vida vuelvas a molestarme bruja nefasta.

Mi puño fue a su nariz, descargaba en ella todo el ardor que sentía mi cuerpo, jale sus pelos tanto que sentía como algunos se desprendían de su cabeza.

-A ver si vuelves a inquietar mi sangre, la próxima vez te mataré. Dije mirándola a los ojos aún jalándola de los pelos. Sentía su miedo y eso me gustaba, ella se quejaba, la tenía debajo de mí, sentada encima de ella, solté su cabello, dos puños más fueron a su rostro cargado de un desquite total.

Gran parte de su rostro estaba lleno de sangre, verla tirada allí en ese estado me hacía ver en lo fuerte que me había convertido, que me defendería de cualquiera, no sé si el monstruo me había convertido en uno más.

Un Sentimiento Encontrado Hacia Un Pasado OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora