Oh, Cody... Aquel chico estaba enamorado perdidamente de su mejor amigo, ambos tenían una conexión ridículamente increíble, sobre todo, porque eran bastante diferentes uno del otro; es una lastima que Noah no guste de él...
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¿Acaso era un sueño? Noah realmente estaba besándolo, no era una sensación mala, pero se sentía algo incómodo.
El sabor de sus labios era de café amargo, un sabor que se congeniaba con los dulces labios de Cody, quien siempre comía dulces.
Noah siempre se preguntaba como es que Cody nunca le daba diabetes, pero ahora que estaba junto a él, no es que le importara mucho.
Todos los presentes andaban celebrando y haciendo ruido, cosa que a él moreno le disgustó, odiaba el ruido, realmente lo hacía, pero los labios de su mejor amigo lo hacían olvidar la situación, ampliaba su mente, hacía que se olvidara de todo.
El beso fue largo, y, cuando la falta de aire se hizo presente, se separaron, el mestizo estaba bastante sonrojado, para el moreno no había excepción, aunque rápidamente desvió el tema y miró a Duncan.
- "Me debes 100 dólares, Duncan, me pregunto si me darás otros 100 dólares si vuelvo a besar a Cody... No me molestaría. "
El castaño se sonrojó aún más, pero las cosas se pusieron más tensas cuando el chico de cabello verde aceptó.
Ambos se acercaron y se dieron un segundo beso, volviendo a saborear los labios del otro.
Al separarse, todos estaban vitoreando ante el beso de los dos jóvenes, cosa que claramente puso nerviosos a los dos.
La gran fan de Cody estaba algo triste, pero Emma la animó un poco.
- "Tranquila Sierra, es solo un reto, no te pongas triste, si quieres podemos salir a comer un helado después de esto, ¿qué te parece?"
- "Bueno... Supongo que mi Codykins se quedará con Noah, así que no tengo nada que perder."
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Se había hecho la noche, la mayoría se había ido, ahora solo quedaban Sierra, Kitty, Emma, Noah, Cody, Lindsay y Tyler.
- "¡Gen! Tyson y yo ya nos vamos, dijimos que íbamos a probar nuevo brillo labial."
- "Está bien, Lindsay... Y me llamo Gwen."
- "Oki doki, Glenn."
Los dos jóvenes se despidieron y salieron juntos por la puerta, dejando solos a los cinco jóvenes antes mencionados.
- "Lo siento, chicos, Kitty, Sierra y yo iremos a por un helado, ¡adiós!"
Emma se llevó a Kitty y Sierra a rastras, la pelimorada no quería dejar a su Codykins, y menos cuando estaba el "roba-novios" de Noah.
- "¡No! Cody, ¡ven aquí!"
Sierra vociferó, queriendo estar con su amado mestizo, pero antes de que pudiera siquiera acercarse, Gwen sacó a las tres chicas de su casa.
Solo quedaron Noah, Gwen y Cody.
- "Chicos, creo que es muy tarde, deberían ir a casa."
- "Si... Bueno, creo que ya me voy." Dijo el castaño, mientras se levantaba de la silla en la que se encontraba.
Noah tomó su muñeca y habló.
- "Hey, ''Codykins'', ¿qué tal si te quedas en mi casa esta noche? Últimamente las calles han estado más peligrosas que de costumbre."
Anderson solo puso sonreír ante la propuesta y asintió con la cabeza, algo emocionado; por otra parte, Gwendoline veía como su amigo estaba con aquel chico moreno del que tanto admiraba.
Cómo sea, ambos chicos tomaron sus manos y se fueron de la casa de la joven gótica.
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Cuando llegaron a la casa de Noah, su madre los esperaba con ansias, y se emocionó cuando vió al más pequeño.
- "¡Cody! Oh cariño, ¡bienvenido! Pasa, pasa." Dijo la madre de Sterecra, quien invitaba al chico a entrar a casa.
- "¡Hola señora Sterecra! Es un gusto verla, ¿cómo ha estado?" Preguntó, con el mismo entusiasmo de la progenitora de su amigo.
Pasaron algunos minutos y los dos seguían charlando sin parar, Cody amaba eso de la señora Sterecra, sentía como si ella fuese su madre, una que si lo ama tal y como es.
Llegó la hora de dormir, ambos jóvenes andaban en la habitación de el moreno, hablando sobre videojuegos, libros y algunas películas.
- "Yo opino que Street Fighters es el mejor videojuego." Afirmó Anderson, mientras veía como Sterecra leía su libro.
- "Ajá... Lo que tú digas, ''Cody-osito''." Noah respondió, realmente le gustaba molestarlo con el tema de Sierra, y más, por el hecho de que cada vez que decía eso, el mestizo siempre se ponía rojo como tomate, ya sea por enojo o vergüenza.
- "Sabes muy bien que no me gustan esos comentarios, Noah."
El mayor rió, viendo cómo su contrario se ruborizaba por aquella frase.
Cody solo seguía avergonzado, mientras se acercaba a Noah y lo miró fijamente.
- "Me gusta mucho tu rostro, es lindo."
- "¿Ah sí?... Bueno, a mí me gustan mucho tus ojos, son... Lindos."
El de ojos oscuros habló, mientras reía.
- "Tengo sueño... Iré a dormir, ¡linda noche, Noah!"
- "Si... Descansa, Cody." Respondió, con una pizca de dulzura en su voz.
Las luces se apagaron, todo se veía oscuro, y al final, ambos quedaron dormidos.
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