Epílogo

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Finalmente el matrimonio Mendoza-Pinzon arribaba Bogota en la tarde del jueves, debido a que habían aprovechado la mañana y mediodía para vacacionar un poco en aquella calida ciudad que de alguna manera, deseaban dejar atrás pero no sin antes dejar grabado en las las playas y las calles aquel amor que sentían el uno por el otro.

Para sorpresa de Beatriz, fue su hija la que los recibió en el aeropuerto en compañía de Mario Calderon. Miro a su marido con confusión, sin llegar a entender de que se trataba eso. Armando se encogió de hombros igual de confundido que ella. Se acercaron hasta donde estaban ellos sentados conversando tranquilamente.

- ¿hola?

Fue Armando quien habló primero ante aquella escena. Ambos levantaron la vista con sorpresa al notar que ya se encontraban allí, Camila se levantó con rapidez y abrazó a su papá con alivio, por su parte, Mario se levanto apartándose un poco con nervios bajo la mirada imponente de Beatriz.

- ¡papá! Ya esta aquí. Estaba muy preocupada por usted, no se tiene que ir así sin avisar. ¿Que se piensa usted, ah? ¿Que se manda solo? Ni piense -beso su mejilla con cariño mientras el sonreía como un bobo-

Su hija, su debilidad.

Finalmente la niña se apartó de su papá para mirar a su mamá con pena y culpa en el rostro. Mordió su labio.

- mamá... -se tomó un momento para respirar y tomar valor para tener la iniciativa. Se acercó a ella con lentitud para pasar sus brazos por su cadera y apoyar su cabeza en su pecho- también estuve preocupada por usted

Beatriz miró a Armando con los ojos brillantes. No podía creer que su hija la estuviera abrazando en público y confesando que estaba preocupada por ella. Las lagrimas estaban amenazando con salir. No era tristeza, era felicidad.
Su marido le sonrio antes de alejarse para donde Calderon y así regalarle algo de privacidad a Betty y Mila.

- hermano -lo saludo a Mario con un apretón de manos- espero que no le disguste a su mujer tenerme acá. No quería que Mila venga sola

- gracias, Calderon -dijo observando a las dos mujeres más importantes de su vida abrazandose- me alegra que se haya arreglado con la niña. Se que la aprecia mucho y ella a usted

Ambos hombres sonrieron.

- bueno, los dejo. Me vuelvo para Ecomoda. Me imagino que ustedes no van a para allá hasta mañana, no? - Armando movio la cabeza de forma afirmativa- bien, bien. Igual está todo bastante tranquilo, Marcela está algo estresada pero podemos manejarlo

- esta bien, muchas gracias otra vez. Cualquier cosa me llama, bien?

Mario asintió y lo saludó con rapidez antes de marcharse, no sin antes regalarle un pequeño asentimiento de cabeza a Beatriz en modo de saludo. El presidente se acercó a las mujeres quienes estaban separándose de ese cálido abrazo que tanto habían necesitado. Sonrio brillante.

- ¿vamos para la casa? -pregunto tomando la maleta suya y la de Beatriz-

- si, mi amor -beso el cabello rizado de su hija- ¿Mario Calderon se fue?

- si -respondio Mila con rapidez- tenía trabajo allá en Ecomoda, no podía quedarse mucho y dejar sola a Marcela. Podemos pedir un taxi

- me parece perfecto -sonrío la ex presidenta a su marido y a su hija-

Camila fue quien pidió un taxi en la entrada del aeropuerto. Luego de unos cuarenta minutos finalmente toda la familia estaba en su hogar. Beatriz estaba feliz de volver, había extrañado mucho estar allí, pero realmente ninguna de las dos mujeres presentes superaba en alegría a el doctor Mendoza. Finalmente y después de siete días de tortura, había traído de regreso a su mujer a la casa.
Llevo las maletas hasta la habitación matrimonial seguido de su esposa. Las dejo a un lado de la cama para acercarse a ella.

7 días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora