Últimos flashbacks

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Montecarlo
Sus ojos brillaban con emoción mientras se paseaban por la ciudad, por completo encantado por todo lo que estaban conociendo. Sabía que su prometido mantenía su mirada fija en él, y en parte, aquello producía que todas sus emociones bailaran incansables en su interior.
Era primera vez que lograban que sus horarios coincidieran y que ambos podían tener más de tres días libres para poder estar juntos, así que lo único en lo que el modelo pensaba, era en disfrutad cada minuto junto a su prometido. Habían llegado un día antes de lo estipulado en el calendario del piloto, así que Jungkook no había perdido tiempo en planear una cita donde pudiesen estar tranquilos.
A ratos, era imposible tener privacidad por completo, pues Jungkook era un piloto reconocido y el Grand Prix de Mónaco era uno de los más esperados, así que de tanto en tanto, Taehyung debía esperar a que su prometido terminara de fotografiarse con algún seguidor para luego seguir con su salida. Y aunque hubiese podido sentirse molesto por esas interrupciones —las que previo al día de la carrera aumentaban de forma considerable—, la verdad es que la sensación de orgullo era, en definitiva, mucho mayor.
—Prometo que la próxima vez, voy a negarme a la foto —el pelinegro dijo con una sonrisa apenas el grupo de chicos se alejó.
—No lo hagas. No querrás que tus seguidores descubran lo idiota presumido que puedes ser—, Con una risa tenue, volvió a ponerse en movimiento, seguro de que el piloto venía tras él. Intentó retener su sonrisa cuando sintió al piloto entrelazar sus manos para ir al mismo ritmo, por completo relajados por la tranquilidad que aquel viaje les estaba entregando.
— ¿Te imaginas? El peor momento para que descubran mi personalidad es en este circuito; me recordarían como un bastardo — rió, viendo el ceño de Taehyung fruncirse por lo que sus palabras implicaban. Se detuvo, tirando con suavidad del modelo para depositar un beso sobre sus labios—, es broma. Y para nuestra tranquilidad, mi personalidad no es un secreto, mucho menos luego de esa agradable conferencia de prensa de hace un año. Ah, mi amado prometido sí que debe controlar su carácter.
— ¿Hay algo mal con mi forma de ser? —arqueó una ceja, riendo luego cuando el piloto rodó sus ojos.
—Eres la cosita más consentida de todo el mundo —una sonrisa tiró de sus comisuras al ver las mejillas del modelo teñirse de rosa—, puedes culparme por eso, supongo que me he encargado de suplir mi ausencia permitiendo cada uno de tus berrinches.
—Lo haces sonar horrible, Gukkie.
Sin poder evitarlo, abrazó con fuerza al modelo, sintiéndolo relajarse entre sus brazos. —No es horrible, es tierno. No me importa consentirte mientras pueda hacerte feliz.
— ¿Alguna vez vas a dejar de ser así de cursi? —preguntó, escuchando su voz ser amortiguada contra el cuello de Jungkook.
— ¿Estás loco? Si es muy divertido ver cómo te vuelves esta bolita de ternura.
Revoleó sus ojos, pero la calma que Jungkook era capaz de transmitirle, se volvía lo único que importaba en ese instante. Respiró profundo, dejando que el perfume del pelinegro embargara sus sentidos, provocando aquella sensación de calidez que lo recorría, burbujeando como si se tratase de un simple adolescente incapaz de tener completo control de sus emociones.
—Amor, debemos volver —el piloto dijo con cierta decepción al verificar la hora—, debo ir al reconocimiento de pista.
—Pero aún vamos a salir en la noche, ¿Cierto?
—Claro que sí, estoy ansioso por estos días que tendremos antes de la próxima fecha.
El modelo sonrió, dejándose guiar por Jungkook mientras seguían hablando sobre los planes para aquellos días posteriores al circuito.
Sabiendo que el único momento durante el año en el que podían tener un tiempo constante juntos era cuando la temporada terminaba y podían volver al apartamento que compartían. Y aunque ambos tenían aquello casi normalizado, también sabían que ello era el único factor que siempre eclipsaba su relación. La falta de tiempo que intentaban suplir de todos modos, a ratos se volvía difícil de soportar. Pero eran esos momentos como el que disfrutaban en ese viaje, lo que los mantenía firmes.
Ambos con la misma meta y los planes de vida en común como parte importante de sus días.
~•~•~
Ah, la ironía. El modelo pensó mientras bebía su copa con lentitud, recorriendo con su mirada aquella fiesta de celebración. Ahí, solo junto a la barra, veía a su prometido pasearse entre los invitados que deseaban felicitarlo por haber obtenido otra vez la primera posición. No los culpaba, pues llevaba casi tres temporadas manteniendo el primer lugar del podio y era algo admirable —incluso para sólo tener que dar unas vueltas en la pista.
Exhaló, porque aunque estaba feliz por su prometido pues sabía, mejor que cualquiera en realidad, que Jungkook vibraba con su profesión, en ese instante no era en absoluto la forma en la que deseaba pasar parte de sus vacaciones junto al piloto.
Con un nuevo trago de su copa, se dedicó a observar la carrera que era proyectada una vez más, sonriendo cuando vio al piloto acercarse a su bebé, llevando su mano a sus labios de manera fugaz antes de palmear tres veces la carrocería del automóvil. Tal vez a la distancia, no muchos comprendieran aquel nuevo gesto que el piloto había sumado, pero el castaño tenía claro que Jungkook besaba su anillo de compromiso cada vez, como una forma de recordarle a su prometido que todo estaría bien.
Dios. Incluso hasta con esos gestos proyectados en una pantalla (sin importar que Taehyung lo había visto en directo también), Jungkook era capaz de hacer revolotear las mal llamadas mariposas en su estómago.
—Amor —parpadeó, volviendo su atención al llamado, sonriendo ampliamente cuando vio a su novio acercarse al fin, mas forzándose a no demostrar la confusión al notar que no se encontraba solo—, ¿Aburrido?
Por un instante, fue incapaz de alejar su mirada de la mujer junto a su prometido, conteniendo el impulso de cuestionar su presencia, porque ¿En serio? Lo dejaba solo durante casi toda esa estúpida fiesta, ¿Y volvía con aquella mujer? No es que estuviera celoso, pero era consciente de la amplia gama de personas con las que su prometido se había relacionado antes de establecerse junto a él, y bueno... Esa mujer entraba totalmente en sus gustos (y no, no es que hubiese usado Naver para investigar).
—Claro que no, sabes que amo estas fiestas —respondió al fin, usando su mejor cara de "no me importa que esta mujer despampanante esté frente a mí".
—Así que tú eres el automóvil descompuesto —la mujer dijo con una sonrisa estúpidamente amable.
— ¿Perdón? —frunció el ceño, sus ojos pasando de la mujer a su prometido que sonreía con cierta vergüenza.
—Es lo que Jungkook dijo hace un tiempo cuando perdió nuestra reunión. Su transporte se descompuso.
—Era la mejor excusa en ese instante —el piloto se excusó, notando que su prometido seguía sin sentirse demasiado feliz—, en fin... Ella es Yeh ShuHua, es quien se encarga de negociar nuestros patrocinadores.
Taehyung asintió, estrechando la mano de ShuHua le extendía con calma. —Kim Taehyung, un gusto.
—Debo admitir que tenía muchas ganas de conocerte. Te vi cuando trabajabas con McLaren, realmente impresionante —dijo con honestidad al recordar—, pero en persona eres aún más atractivo. Supongo que entiendo todo el asunto del compromiso ahora. Felicidades, por cierto.
—Gracias —respondió sin más, sin poder sacarse aquella incómoda sensación de encima.
—ShuHua cree que puedes tener algunos contactos para patrocinios, por eso insistió —Jungkook habló con total relajo, intentando que la notable actitud de fastidio que su prometido demostraba, no fuese en aumento.
—Ah —dijo con apatía—, lo lamento, es mi mánager quien se encarga de los contactos, quizá pueda entregarle su número, Señorita Yeh.
—Eso sería increíble —ShuHua sonrió—, esperaré eso entonces. Ahora los dejaré disfrutar, en verdad me alegra haberte conocido y de nuevo, felicidades por el compromiso.
Hubiese querido despedirse de manera correcta, pero su atención fue totalmente monopolizada por la forma en que la mano de ShuHua se deslizó por el brazo de su prometido, con una confianza exagerada y tal vez, con demasiada intimidad como para una relación netamente profesional. No era idiota, y el interés de esa mujer en su prometido era tan obvio como el que el mismo modelo mostraba por Jungkook, y si su prometido en verdad no lo notaba, era más ciego de lo que hubo pensado.
La siguió con la mirada hasta que se perdió entre los invitados, su ceño frunciéndose profundamente sin poder evitarlo, con sus pensamientos dando vueltas de forma caótica sin poder evitarlo.
— ¿Amor? —Jungkook llamó, deslizando su mano por el brazo de Taehyung, logrando que el castaño reaccionara, mas sólo para notar la similitud de aquel gesto con el que ShuHua realizara—, hey, ¿Estás bien?
Su lengua humectó sus labios, dejando que el pelinegro entrelazara sus dedos mientras lo observaba con preocupación. Se forzó a sonreír, pero para su prometido, quien lo conocía demasiado, aquello fue simplemente la prueba de que algo no estaba bien con el modelo.

Mío ( Kookv) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora