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— ¿Quieres concentrarte? —pidió otra vez, exhalando con fastidio ante la cantidad de oportunidades que llevaba en aquella dinámica—, revisa de una vez si todo está correcto.
El piloto alzó la vista de su teléfono, posponiendo por un instante su sesión habitual de mensajes con su novio para darle toda la atención a Seokjin.
Su cuñado lo observaba impaciente, extendiéndole los documentos que debía revisar y esperando que —de una vez por todas—, Jungkook dejase de encerrarse en esa burbuja con Taehyung, no porque le molestara, sino porque en verdad necesitaba que leyera de una vez esos jodidos papeles.
Estaba feliz de que ambos estuvieran avanzando y fueran el par de idiotas enamorados que disfrutaban de su nueva etapa en esa relación, pero su paciencia se volvía escasa cada vez que necesitaba que el piloto se enfocara en algo que no fuese el modelo.
Ah, si tan sólo alguien que no los hubiese conocido los viera ahora, jamás pensaría que pasaron dos años odiándose (más o menos), pues difícilmente se les veía sin esas sonrisas irritantes cada vez que volvían a encontrarse tras sus viajes, sin olvidar sus frases baratas, por supuesto.
Revoleó sus ojos cuando el piloto tecleó algo más en su teléfono, riendo con suavidad a lo que fuese su novio enviara como respuesta, antes de tomar— ¡Al fin! —, los papeles y darle la atención que requería.
—Creo que Yoongi está haciendo un mal trabajo en mantener tu alegría, Hyung —bromeó al escuchar el chasquido en el mayor, pasando las hojas una a una con total tranquilidad ahora que había terminado de hablar por mensajes con su novio—, ¿Debo utilizar mis beneficios como yerno favorito y decirle a tus padres que tengan una conversación seria con mi amigo?
—Jeon Jungkook, deja de jugar y lee de una vez, porque me esforcé demasiado en conseguirlo —dijo ignorando el comentario anterior del piloto—, además, mañana regresamos a Corea, TaeTae puede esperar un poco más, ¿No?
—Imposible —dijo con una de sus manos en su pecho para aumentar el dramatismo ante lo horrible (a sus ojos) de las palabras que su cuñado estaba pronunciando—, un día sin mi pequeña cosita consentida es como el infierno en vida; sus mensajes son el aire que respiro, no puedo simplemente dejarlos, mucho menos ahora que nuestro primer año está a sólo unos días, necesito esforzarme.
—Dios, ustedes van a hacerme colapsar de estrés un día de estos, lo sé —dijo con una sonrisa que fue incapaz de retener al escucharlo, porque aunque las palabras de Jungkook en apariencia eran una broma, parte de ellas tenían una dosis de verdad, lo que sólo confirmaba lo profundo de aquel lazo que su hermano mantenía con el piloto. Si lo pensaba, era un poco sorprendente que hubieran tardado tanto en darse cuenta de lo idiotas que habían sido durante todo ese tiempo—, ¿Entonces todo está bien? Están esperando la respuesta para oficializar la documentación.
Con su expresión ahora denotando total seriedad, terminó de leer por completo cada documento, revisando que todo estuviese en orden. Suspiró, relamiendo sus labios con algo de ansiedad antes de volver a entregarle los papeles a Seokjin, sonriendo una vez más.

—Está perfecto, no podía esperar menos de ti —habló sin poder contener su emoción, tamborileando sus dedos sobre la superficie de la mesa que ocupaba para canalizar en algo toda la energía—, gracias por hacer esto, no tengo tiempo en realidad y me sacaste un peso de encima.
—Bueno, es lo menos que puedo hacer. Somos familia, ¿No?
— ¿No es lo más tierno que me has dicho en mucho tiempo? Aún recuerdo como si fuese ayer ese golpe que me diste —rió, masajeando su mandíbula como si todavía pudiese sentir el dolor de aquel instante.
— ¿Sí? Espero que sepas que mi advertencia sigue en pie — Seokjin dijo sin dejar de sonreír, lo que sólo produjo en Jungkook cierto estremecimiento, pues tenía claro que su Relacionador estaba siendo muy serio en su amenaza—, vuelve a dañar a mi hermano, y no será sólo un puñetazo; ni siquiera Yoongi podrá salvarte de lo que haré contigo, cuñadito.
— ¿No es algo extremo? —rió nervioso.
—No. Así que procura que mi hermano sea feliz, ¿De acuerdo?
—Por supuesto, es lo que quiero también —dijo con sus ojos reflejando sus emociones—, verlo feliz es lo mejor que puede pasarme.
¿Cuánto más empalagosos podían ser? Incluso a la distancia, ambos terminaban demostrando su amor.
En verdad hubiese deseado grabar uno de los arrebatos de Taehyung durante esos dos años, específicamente aquel donde —un poco alcoholizado—, le gritó a sus padres que eran traidores y que el innombrable no merecía el perdón de ningún miembro de la Familia Kim.

Mío ( Kookv) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora