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Delilah salió de su clase de Cuidado de Criaturas Mágicas

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Delilah salió de su clase de Cuidado de Criaturas Mágicas. Alexander la siguió, preocupado.

—¡Delilah! —la llamó, pero ella solo aceleró el paso cuando notó que las cabezas se giraban hacia ella.

—Su madre acaba de morir —susurró una niña.

—Escuché que su padre es un asesino. Ella también es bastante violenta... —le dijo un niño a su amigo.

—¡Delilah! ¡Por favor! —Alexander corrió hacia ella—. Solo dime, ¿qué pasó entre tú y Oliver después de la detención? ¡Ha estado encerrado en su habitación! ¡No quiere hablar con nosotros! —El niño prácticamente le rogaba información.

—¿Podemos no atraer más atención de la que ya tengo? Realmente no quiero hablar de eso —respondió Delilah—. Tengo clase. Pregúntale a Clare.

Caminando más rápido, dobló la esquina y se dirigió a Pociones, mientras el miedo y la culpa llenaban cada centímetro de ella.

—¡Hola, Delilah! —Marcus Flint se detuvo frente a ella.

—Flint —lo reconoció con una mirada asesina y la mandíbula apretada. El chico nunca fue amable con ningún Gryffindor.

—No me mires así, la gente podría pensar que quieres matarme —se rió.

—Vete a la mierda —Delilah se controló y se hizo a un lado para pasar junto a él, pero fue detenida por su otro amigo de Ravenclaw.

—Este es tu segundo año en Hogwarts. ¿Cuáles son tus planes futuros? ¿Azkaban? —preguntó.

—Ja, ja, eres muy divertido. Ahora, si me disculpas, tengo clase de Pociones.

—Solo agrega un poco de sombra a tus ojos y lucirás espectacular en esa foto policial —la provocó.

—¡Detente y déjame ir, a menos que quieras que te maldiga!

—Supongo que quieres ir a prisión...

—Termina esa frase y no dudaré en ir a prisión esta noche —escuchó Delilah, esperando que fuera Oliver, pero en realidad era Connor.

—¡Oh, mira! ¡Tu Hufflebuddy está aquí para rescatarte!

Delilah agarró su varita y la levantó hacia la chica.

—¡Solo sal de aquí! —gruñó.

Connor también levantó su varita hacia Flint, pero ninguno de ellos se calló. Delilah realmente quería hechizarlos a los dos, pero las voces resonaban en su mente. Cuanto más violenta se volviera, peor sería su reputación en la escuela. ¿A ella realmente le importaba? Tal vez. Por otro lado, a Connor no le importaba su reputación cuando se trataba de proteger a sus amigos. El niño lanzó un hechizo a Marcus, quien fue arrojado al suelo.

—¡Vamos, Lil! —Él tomó su mano y la llevó hacia el salón de Pociones.

—Gracias... —fue todo lo que Delilah logró decir.

Knock on wood | Oliver WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora