Me ha llegado otra nota, sin embargo, no la he leído. El muchacho de aquel martes, en la tarde, sigue en mi vereda. Se ve que reparte folletos, pero ninguno es una nota. Una vez más nuestras miradas se cruzan, no obstante, yo sé la mantengo, así que sonríe y alza la mano para saludarme. Río, nerviosa, y levanto la mano también, luego cierro la cortina.
ESTÁS LEYENDO
Hay notas que no son cuentos de hadas
Short StoryRecibir una nota puede ser curioso, atemorizante o hasta halagador, pero si las notas provienen de algo desconocido, da todavía más terror. *Por Viviana Valeria V.