PARTE III

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WHEEIN

Mi rutina fue la misma de siempre, primero me quedé dormida luego de tener un colapso realista, me dirigí al trabajo y ahí la vida de cualquier trabajador común, trabajé, pero extrañamente había muchas personas hoy, más de lo normal y se me colaron demasiadas chicas en su mayoría.

- Un vaso de pisco para cada una WheeIn.

- De acuerdo señorita.

Era una de mis clientas habituales, su nombre era... ¿Cuál era su nombre? Si mi memoria no me falla... ¿Suyeon?

- Enserio la chica es guapa Siyeon.

Siyeon! Ese es su nombre, una aquí confundiéndose. Siempre de despistada con otras personas.

- Se los dije, saben que mis gustos no fallan.

- Enserio que no fallaste para nada. - me miran.

Okey... yo no debería de meterme en este tipo de conversaciones, pero es muy, muy interesante, de todas maneras, espero que acaben rápido porque mi ama y señora llegara en algún momento, no puedo tenerlas aquí.

- WheeIn, necesito un tequila.

- Enseguida.

El tequila puede que la aniquile en segundos, puede pasar al menos que tenga una resistencia increíble.

[...]

Al ver la hora de una vez comienzo a poner mi mejor rostro y voz amable.

- Disculpe señoritas... - ya tengo su atención. – Lamento pedirles esto, más aún teniendo a una de mis clientas habituales. – sonrío. – Pero necesito pedirles que vayan con uno de mis compañeros de trabajo.

- ¿A qué se debe eso? - pregunta fastidiada.

- Eso es debido a que hay una clienta que reservo estos asientos con anticipación. - comento amablemente a pesar de que quería largarlas.

- Hay espacio de sobra. Que no joda. - todas tienen miradas desaprobatorias de mi labor.

- La señorita llegara en unos minutos por favor... No quiero que tenga alguna queja.

- ¿Crees que no la tendremos? - amenaza.

- Lo siento señoritas. – hago una reverencia.

Cada queja significa un descuento, pero a estas alturas de mi vida me vale una completa mierda porque primero es el mujerón que vendrá.

- Dame la cuenta.

A la de Dios, no me importa, que haga lo que quiera, ni al caso, no tengo nada para mirar, necesito a mi mujer.

Se retiran del lugar diciendo que cambiarían de bar, pero hasta donde sé, el de mi jefe es el mejor del país y poco a poco está siendo conocido, solo que a mi jefe le vale una mierda agrandar el local o poner otros más, por eso nos paga más.

- Felizmente lo encuentro vacío.

Al voltear veo a la mujer que tanto he estado esperando, ha llegado precisa, es igual, un día entero sin ver a esta belleza, mi noche y día, esta en mi tarde, me encanta.

- Buen día señorita Ahn.

AQUÍ NOS CONOCIMOS Y AQUÍ TERMINAMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora