Día 18 - Canibalismo

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Quizá hace unos días ya habían expulsado a Cody del avión por su propulsor de sed hacia despellejar sus dedos; aquel sirope de grave frecuencia lo había enloquecido a tal punto de destrozarse a sí mismo con tal de estimar de experiencia de ese dul...

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Quizá hace unos días ya habían expulsado a Cody del avión por su propulsor de sed hacia despellejar sus dedos; aquel sirope de grave frecuencia lo había enloquecido a tal punto de destrozarse a sí mismo con tal de estimar de experiencia de ese dulce sabor recorriendo su paladar con gozo...

Otro desechado al igual que Ezekiel, ¿No es así? El campesino de casa en cambio convivía con las ratas mientras su tez se volvía verde y sus vestimentas perdían las tonalidades cerúleas entre los estragos de lo que solía ser una persona. Sus ojos estaban terriblemente rojizos e hinchados al punto de desvanecerse, además de sus interacciones con uno de esos animales que se consideran venenosos si una mordida de ratón infecta un dorso.

Él aún así continuaba con su travesía de animar su desgastada existencia después de que fuera abandonado a su total suerte por el cruel anfitrión cómo él hizo con Cody solo para deshacerse de la bestia que Chef creó; a ellos no les interesaba si no era algo referente al programa, solo dejaban a unos pobres adolescentes de corta edad por la borda de la cordura trás tantos desafíos dolorosos que pondrían a prueba su salud y la cordura si era que les restaba.

Sin embargo, Ezekiel detuvo su habladuría ficticia con el minúsculo organismo viviente cuando un gruñido se arremetió contra sus tímpanos, devolviendo el sonido antes de encogerse cuando su vuelta se habitó.

Se apartó por impulso cómo un cachorro asustado, ya que aveces el monstruo que uno conserva es ese eco que retumba en la cabeza y le indica que tome distancia. Carente de lozanía estaba Ezekiel y de sanidad era el castaño, drenado en sus zafiros mientras su perfil se ascendía con unos colmillos demostrando su apariencia por la emoción de que su alimento vital volviera a masticar; abarca en su psique adherida cómo una plaga ese virus que lo controla siendo la víctima de sus movimientos, yacen en sus venas las raíces del fraude antes de abalanzarse contra el hogareño.

Unos gritos de humanidad se resuenan porque aún Ezekiel poseía algo de esta; pero no son oídos por asimilarse a los de un mamífero también, aquel que es atacado pero no recibe rescate por el confidencial pavor que presencia su metabolismo debido al tambalear que recorrió a la multitud que abunda en el volador transporte.

Unos gritos de humanidad se resuenan porque aún Ezekiel poseía algo de esta; pero no son oídos por asimilarse a los de un mamífero también, aquel que es atacado pero no recibe rescate por el confidencial pavor que presencia su metabolismo debido a...

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goretober 2023 | drama totalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora