- one shots. rebelde way

Marcos Aguilar (ii)

"Una excusa."

– ¡Marcos! Ayúdame por favor.

(n) entró corriendo al cuarto de los varones cerrando la puerta tras ella.
Vió que solo estaba allá Marcos pero le venía bien, pues había salido noticia hacía una semana de que Marizza y él ya no estaban saliendo.

– ¿Qué hacés acá?- Le preguntó él alarmado por su actitud acelerada.

– Guido me está persiguiendo, ayudame.

– Pero, ¿qué decís? ¿Para eso viniste? Estás loca vos.

– No, escuchame no me deja tranquila.- Se acercó a él rogándole que la ayudara.- Ya no hay chicas que le den bolilla, es incansable.

– ¿Y qué voy a hacer yo para ayudar? Yo no puedo transarme a Guido.

– No seas imbécil, Marquitos. Decile que somos novios.- Respondió obvia.

Antes de que pudiera replicar sonaron unos golpes en la puerta, seguidos de otra voz.

– ¿Puedo pasar?- Guido ya la había alcanzado.

– ¡Esperá un momento!- Marcos gritó y miró a la chica.

– Por favor...- Le susurró ella.

– Solo quiero saber si acá está (n), ¿está? Voy a entrar.- Gritó al no recibir respuesta.

– ¡No! ¡Esperá!- Marcos pidió en vano, pues el chico ya había abierto la puerta de la habitación.

Por otro lado, (n) no se iba a rendir tan fácil.
Aprovechó el agobio del rubio para colocarse a su lado y abrazarse a su costado.

– Si que estoy acá.- Respondió ella nada más verlo entrar, rezando porque la mentira no le saliera mal.

– ¿Y qué hacés, nena? ¿Estás pasando el rato con Marquitos? - Se acercó más a ellos dos.

– Y si, con su novio, ¿con quién si no?- Se puso frente al moreno tapando a la chica.

– ¿Novio?- Preguntó Guido mirando a Marcos sorprendido, luego se giró hacia (n).- ¿Son novios?

– Si. ¿No te dije que no quería estar con vos?- Dijo ella volviendo a abrazar a su "novio".

– Bueno si, pero no dijiste nada de un novio. Pensé que te hacías la dura.- Se excusó entre avergonzado y sorprendido por la noticia.

– Pues ya viste que no. Podés irte.- Le dijo Marcos una vez más.

– Tranquilizate. Ya me iba.- Comenzó a caminar para volver sobre sus pasos.- Pero se me hace raro. Nunca los vi tan juntos a ustedes.

– ¿Qué insinuás?- Preguntó Marcos a la defensiva.

– Nada... Solo que, ¿no lo dirá sólo por zafar de mi? Yo sé aceptar un no.- Respondió orgulloso Guido.

– No, ya te dije. Estamos juntos.- Le repitió él.

– No sé si creerles...- Insistió una vez más el moreno.

Entonces, sin previo aviso, (n) rodeó el cuello de Marcos con su brazo y le plantó un beso. Al separarse miró al otro chico sin fijarse en la reacción de Marcos, que intentaba cubrir su sorpresa lo mejor posible.

– ¿Ya viste suficiente o querés más pruebas?

– Está bien, ya me voy.- Se rindió él.

Cuando por fin salió de la habitación la chica volvió a ponerse de frente a Marcos.

– ¡Lo hiciste! Te amo.- Abrazó al chico una vez más dándole besos en la cara.- Te debo una.

– No fue nada.- Dijo él colorado una vez que se separaron.- Pero viste su cara de sorpresa, le va a decir a todos.

– No tiene por qué ser malo eso.- Razonó ella.

– ¿Por qué lo decís?

– Así a mí me dejan tranquila y vos podés demostrar que te olvidaste de Marizza. Nos serviremos de excusa.- Le explicó.

– Tenés razón.- Le sonrió él.

– Aprendé a actuarlo mejor, que fingí no ver tu cara después de besarte. Estabas todo rojo.- Se burló ella.

– ¡Me sorprendiste! Nada más.- Se defendió mientras que ella reía.

– Desde ahora es nuestro secreto, noviecito.- (n) volvió a abrazar al chico antes de irse del cuarto.- Y muchas gracias, de verdad. Me salvaste.

– Cualquier cosa por vos.

– Ya te metiste en el papel, me encanta.- Exclamó ella sonriente antes de irse.

Finalmente cerró la puerta tras su figura mientras Marcos reflexionaba a lo que acaba de acceder.

Cuando la noticia se esparciera le lloverían preguntas por todas partes.

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