« CAPÍTULO 1 »

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–Espero que estés preparada para lo que se avecina, princesita. –El tan solo escuchar su voz hacía que mis neuronas se quemaran de tanto pensar qué era lo que ocasionaba en mí; acaso, ¿esto era una clase de hechizo? Era realmente hermosa, a decir verdad.

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–¿La que debería de prepararse deberías de ser tú, plebeya

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–¿La que debería de prepararse deberías de ser tú, plebeya. He visto algunos de tus hechizos, magia de hielo, ¿verdad? Somos opuestas, el fuego evaporará tus frágiles cubos de hielo barato.

–No me interesa, al final sé que esto va a terminar con una derrota aplastante –La chica dejó a medias lo que iba a decir, ganándose las risas de los nobles que se encontraban ahí, incluso miembros de órdenes como las Águilas Plateadas, pero vuelvo a repetir, es "grosera"–. Pero es obvio que es para a mí, se vería muy mal que alguien como yo perdiera contra basura como tú. Eres un asco, querida.

Las palabras de la mujer causaron murmullos llenos de enojo por parte de las personas pertenecientes a la nobleza, pero una exagerada y bulliciosa carcajada provino de uno de los capitanes de órdenes: Yami Sukehiro, Capitán de los Toros Negros. Le dio una mirada rápida a aquel hombre, pero no pudo despegar sus ojos de él, sonriéndole traviesa, ganando una sonrisa coqueta de parte del mayor. Todo esto bajo la mirada de los demás capitanes y personas que se encontraban en el lugar. El ambiente era pesado debido a la batalla de miradas que se tenían esos dos, siendo visto por la capitana de las Rosas Azules, quien no estaba para nada contenta con esto, aunque no lo demostrara.

–Por favor, continúe con su combate, señorita... –El capitán de los Leones Carmesí se dirigió a la chica, aunque no sabía su nombre con exactitud. Los ojos amatistas de la chica se dirigieron a los ojos contrarios, dispuesta a decirle su nombre con toda la tranquilidad posible–. Rei, Sakurai Rei.

–Señorita Rei, continúe –La chica solo asintió, sonriéndole al Vermillion de manera inocente, como si no acabara de coquetear con un hombre que le duplicaba la edad. Debía admitir que casi todos los capitanes eran atractivos, pero él ganaba por mucho. Pero ese no es el punto.

–¿Estás lista, plebeya?

–Puedes comenzar cuando tú quieras, princesita –La noble estaba más que furiosa, así que arrojó su primer ataque, si es que así se le podía llamar. [Qué débil que es, mejor no hubiera aceptado pelear con ella, esto es aburrido].

Honō Mahō (Magia de Fuego): Espiral Ardiente –La chica solo lo hizo a un lado con un pico de hielo que creó sin necesidad de su grimorio.

« LITTLE BULL » [ YAMI SUKEHIRO ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora