« LITTLE BULL » [ YAMI SUKEHIRO ]

« CAPÍTULO 7 »

Capítulo dedicado a: @yeahitsOriana

"Sonrojos, risas nerviosas y brillantes ojos saltones era todo lo que Yami Sukehiro necesitaba para poder vivir felizmente cada día al máximo. Rei Avalaché, podía morir en paz con tan solo escuchar aquella de las risas escandalosas de su capitán."

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Tras el "secuestro" de Rei a manos de su querido Yami , pues algunos individuos - Capitanes de Orden - no estaban muy contentos con ello. Charlotte Roselei y Fuegoleon Vermillion hervían de celos aunque supieran disimularlos de maravilla con sus usuales expresiones estoicas y serias.

Charlotte apretaba los puños detrás de su capa azul, tratando de mantener su postura altiva y profesional. Desde la distancia, observaba cómo Yami y Rei se alejaban, las risas de ambos resonando suavemente en el aire. Una mezcla de furia y vulnerabilidad crecía en su pecho, pero lo disimulaba con una expresión fría. "¿Por qué siempre hace esto?" pensó, mientras sus ojos se afilaban, incapaces de apartarse de la espalda de Yami. "Rei ni siquiera parece esforzarse... y él simplemente... ríe. Como si no le importara nada." La sombra de una sonrisa amarga cruzó su rostro. Era un sentimiento que odiaba, porque le hacía sentir débil, como si estuviera en una batalla que nunca podría ganar.

A su lado, Fuegoleon estaba inmóvil, pero sus labios estaban tensos y su ceño más fruncido de lo habitual. Miraba la escena con una intensidad que trataba de justificar como "observación estratégica". Sin embargo, no podía engañarse. Cada risa que compartían Rei y Yami era como un golpe a su orgullo. "¿Desde cuándo Yami se preocupa por algo más que su tabaco y su indisciplina? ¿Por qué ella?" Su mente intentaba buscar una lógica en la situación, aunque sabía que el verdadero problema era mucho más simple: celos.

Ambos capitanes compartían un incómodo silencio mientras el resto de los presentes comenzaba a dispersarse, ajenos al duelo interno que ellos vivían. Charlotte pensaba en cuántas veces había intentado entablar una conversación normal con Yami, sólo para terminar siendo un manojo de nervios. Mientras tanto, Fuegoleon se reprendía por siquiera permitir que esos pensamientos sobre Rei cruzaran su mente. "No puedo permitirme distracciones, no ahora."

Sin embargo, la risa que llegaba desde la distancia era un recordatorio cruel de lo que ambos deseaban y no podían tener. Fue entonces cuando Charlotte rompió el silencio, con su tono calmado y serio, aunque su voz tenía un filo que delataba algo más:

—Es una suerte que algunos tengan tiempo para... bromas en momentos así.

Fuegoleon no respondió de inmediato, pero sus ojos seguían fijos en la pareja que se alejaba. Finalmente, murmuró con un tono igual de contenido:

—La despreocupación no siempre es una virtud.

Sus palabras eran neutrales, pero ambos sabían que no se referían realmente a estrategias ni a deberes. Sin decir más, ambos dieron media vuelta, dirigiéndose a sus respectivas responsabilidades, aunque cada paso les pesara más de lo que estarían dispuestos a admitir.