Capítulo 1

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"Pase lo que pase, siga manteniéndose fuerte, Catherine"

Primavera, las clases habían comenzado y con ellas una nueva etapa de mi vida. Mamá tomó su bolso, las llaves del auto y con un gesto de mano me indicó que la siguiera. Honestamente aun no me sentía preparada para hacerlo, pero era mi deber. Ya habían pasado casi tres años, no podía seguir en lo mismo.

Respiré profundo mientras apretaba los labios, cargué mi mochila y salí de casa restregando las suelas de mis zapatos contra el césped.

—Cariño, ya vamos diez minutos tarde y es tu primer día en la universidad —dijo mamá al momento de subir al asiento del conductor.

—Lo sé, lo siento —dije mirando por la ventana.

—¿Pasa algo?

—No —mentí—. ¿Podemos irnos?

Ella asintió dándome una media sonrisa y dirigiendo su mirada hacia el carril principal. Mamá sabía perfectamente lo que estaba pasando pero jamás me obligaría a hablar de ello si yo no lo deseaba. A pesar de que ya había pasado muchísimo tiempo de lo ocurrido todavía me afectaba y dolía como si fuera el primer día.

—Bueno... es que ya casi se cumplen tres años desde que él —suspiré—. Desde que él ya no está y yo...

—Mi cielo, lo sé, todos lo sabemos —Se paró en un alto y acarició mi mejilla—. Pero no quiero que te sigas culpando de algo que tenía que suceder y que era su voluntad. Ese muchacho te amaba y quería lo mejor para ti, él jamás te querría ver así ni mucho menos te echaría la culpa de algo que no estaba en tus manos, ¿de acuerdo?

Cerré los ojos con fuerza en un intento inútil por retener mis lágrimas. Todo era tan doloroso y frustrante.

¿Por qué la vida era tan injusta?

Mamá sonrió nerviosa y me apretó el brazo.

—Llegamos, cariño —me avisó, desabrochando su cinturón—. ¿Segura que estas bien para quedarte?

No. No estoy ni estaré bien.

—Si mamá, no te preocupes por mí. Cualquier cosa te llamo.

Me adentré al plantel para encontrarme con mi nueva realidad.

Tercer semestre de BSc.

Nuevo año.

Nueva etapa.

Nueva ciudad.

Nueva vida.

Hacía apenas dos meses nos habíamos mudado de Sídney a Chelsea, en Londres, dejando atrás la tienda de pesca, a mis amigos, al hospital, a los recuerdos... y a él.

Ahora no tenía ni idea de lo que sería de mí sin ellos, era comenzar desde cero. No era buena haciendo amigos, creo que eso era más que evidente, tampoco me había esforzado en esos dos meses de mudanza.

Mis pasos cesaron al final de la escalera para mirar a la puerta que tenía en frente. Aula 303. Segundo piso, edificio F.

Solté una exhalación y toqué la puerta. Llevaba veinte minutos de retraso por el terrible caso llamado no me quería levantar de la cama.

Mientras esperaba a que me dieran acceso acomodé mi camiseta de cuadros, estirando las mangas hasta mis muñecas y escondiendo mis puños bajo los pequeños trozos de tela color rojo. Después de un minuto la puerta se abrió, dejando ver a un hombre de edad, baja estatura, calvo y barba blanca. Me miró con el ceño fruncido esperando a que de mi boca salieran las palabras exactas explicando el motivo de mi inoportuna aparición.

Entre cenizas y estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora