Capítulo 11

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A la mañana siguiente casi me desmayaba. Revise mi celular y al ver los mensajes de Ryan confirmando nuestra cita de esa tarde me hacía querer vomitar de los nervios.

Estaba acomodando la ropa que usaría mientras me perdía en mis pensamientos. Miré el reloj del escritorio y me sorprendió que ya eran las doce y media.

—Oh, aquí estas —mamá entro a la habitación. Me besó la cabeza y miró lo que estaba haciendo—. ¿Vas a salir?

En ese momento mi celular sonó. Rápidamente lo tomé y chequé el mensaje recibido.

Ryan:

¡Es hoy, hooooy!

—No puedo creerlo —susurré entre media sonrisa.

Mi madre me atisbó, con sospecha y diversión.

—¿Quién es? ¿Ángeles?

Alcé la vista.

—¿Ah? —rasqué mi frente, nerviosa—.No.

—¿Entonces?

Exhalé.

—Tengo que contarte algo, ma. ¿Recuerdas al chico que estaba conociendo?

—Por supuesto —se cruzó de brazos—. ¿Qué sucede con él?

—Vamos a tener una cita.

Ella calló durante unos segundos. Luego suspiró.

—Bueno, tengo que confesar que esto va más rápido de lo que pensé...

—Alto —la interrumpí—. Solo nos estamos conociendo. Nada más.

—¿Y por qué nada más?

Me puse una playera al hombro y examiné el piso en busca de respuestas.

—Yo... creo que empiezo a sentir cosas por Ryan.

—¿Ryan?

—El chico—reí—, así se llama.

—Oh —Alzó las cejas. Sonrió y siguió—. Pero si es así, ¿Por qué negarte a esta oportunidad, cielo?

—Porque tengo miedo...—respondí—. Miedo a que salga mal.

De repente me vi al borde de las lágrimas cuando no quería estarlo. Mamá me tendió sus brazos y yo avancé como tortuga a abrazarla.

—Vendrá hoy en la tarde —musité contra su pecho.

—¿Hoy? —la sorpresa era notoria en su voz—. Vaya, mi niña va a tener una cita hoy y yo ni siquiera estaba enterada.

—¡Ay no! —susurré divertida. Me alejé de ella y caminé hacia las escaleras para ir a la cocina.

—Lo bueno de todo esto es que por fin conoceré a tu galán.

—¡No es mi galán!

Mamá carcajeo.

—Pues yo no estaría tan segura, cariño —Me siguió hasta el comedor sirviéndose un vaso de agua—. ¿En verdad puedo estar tranquila de que es un buen chico?

Me encogí de hombros.

—Supongo —Sonreí de forma involuntaria—. Y por favor, no le hagas muchas preguntas.

—No prometo nada—se fue rumbo a la sala—. Ah, dile a ese muchacho que llegué por ti puntual. Tengo que asegurarme de varias cosas.

Yo reí.

—En serio, no puedo contigo.

Agitó el dedo en una señal de advertencia.

—De acuerdo. Ya le digo —Tomé mi teléfono y comencé a escribir—. ¿A las cinco está bien?

Entre cenizas y estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora