Parte 5

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Eran las 9 de la mañana, y como cada día laboral disfrutaba de un Cappuccino junto con un croissant de una cafetería a una cuadra de las oficinas de su familia, leyendo la revista del Chisquilloso. Desde que su fiel amigo, Theo Nott, se había hecho novio de Luna Lovegood al tiempo de terminar los estudios, se hecho bastante cercano a la rubia que sin darse cuenta se había suscripto en la revista que llevaba la familia Lovegood. Esta era rutina de todas las mañanas desde que su padre le había impuesto los negocios familiares, rutina que definitivamente iba a extrañar en Canadá, porque allá su ritmo de vida iba ser muy diferente. Sonrió ante la idea. Sonrisa que se borró al ver a una cabellera pelirroja ingresar a la cafetería y dirigirse hacia él.

-Buenos días, Weasley-saludó Draco a Ginny en el momento que está tomó asiento al frente de él. - ¿A qué debó el honor de tu presencia?

-Déjate de tonterías-gruñó. - ¿Qué deseas para dejar tu relación con Harry? -ante la pregunta Draco simplemente alzó una ceja y le dio un sorbo a su bebida porque odiaba que su cappuccino se enfriara.

-Déjame decirte que eres bastante predecible-dijo en completa calma. - ¿Qué te hace creer que voy a dejar casi 6 años de relación solo porque tú me podrías dar algo que deseo?

-Eres una serpiente, por lo cual eres ambicioso y eso significa que eres capaz de cualquier cosa por obtener lo que quieres-chisteó Ginny bastante harta de la situación.

-Pertenecer a Slytherin no solo significa ser ambicioso, sino también ser leal con los tuyos, ser líderes natos, astutos y ser una persona tiene una inteligencia analítica-Draco se cruzó de brazos, siempre eran los mismos discursos de prejuicios hacia la casa de las serpientes. –Le soy leal a Harry y lo único que deseo es cumplir mis metas junto a él-Y junto a Hermione, completo internamente. -Así que creo que la tienes un poco difícil para lograr que me separe de él, Comadreja.

- ¡Eres un maldito desgraciado! -gruñó muy irritada por la forma de actuar de Malfoy. –Harry me amo, puedo hacer que me vuelva a amar.

-Te equivocas-dijo tranquilamente bebiendo su bebida. –Él te quiso por agradecimiento a tu familia, y porque quien amaba, a parte de mí, nos había dejado. Eras un mero reemplazo.

-Eso es mentira-la voz dolida de Ginny fue levemente satisfactoria para Draco.

-Cree lo que quieras, no tengo motivos para mentirte por cómo está la situación-se encogió de hombros. –Solo acepta que esta es la realidad y que nada va a cambiarla-dijo levantándose de la mesa. Estaba harto de la conversación y debía ir a la oficina a terminar de finiquitar sus cosas.

-Eres consciente de que, si yo abro la boca, Harry y tú se hunden, ¿no? -soltó Ginny evidentemente irritada. El rubio retrocedió sus propios pasos para ver a la pelirroja. –Sé el secreto de ambos, y no hablo de que son pareja, sino el otro. ¿Qué pensaría la sociedad de que el gran Harry Potter es un degenerado?

-Hazlo, nos da lo mismo-se encogió de hombros cansado de todo ese espectáculo. –En unas semanas reiniciaremos nuestra vida lejos de esta estúpida y rencosa sociedad, pero ¿Qué te va pasar a ti?

- ¿A qué te refieres? ¿Es alguna amenaza?

-No, para nada. Solo puntualizó un hecho-se quitó una pelusa de su chaqueta. - ¿Cómo quedarías ante la sociedad si todos se enteran que Harry te abandono por otro hombre, que además es su enemigo en los años escolares? ¿Qué dirá la sociedad de ti, si se enteran que no fuiste lo suficiente para satisfacerlo? Nosotros estaremos lejos de todas las habladurías, pero ¿tú? -le acarició la mejilla con delicadeza. El rostro de la chica se tornó en un fuerte rojo. –Yo que tú lo pensaría muy bien, Querida-le guiñó un ojo. –Que tengas un buen día.

En el momento que pasó de nuevo al lado de ella, se dio cuenta que el pañuelo que usaba en el cuello se había movido dejando ver largos moretones con formas de dedos. Por extraño que pareciera deseaba saber que le había pasado, no es que le preocupara lo que le pasara a la menor de los Weasley, sino que simplemente sentía el impulso de saber quién le había hecho eso.

- ¿Quién te hizo semejante obra de arte? -preguntó sin poder detenerlo.

-Eso no te importa-se levantó de la mesa. Draco la agarró del brazo.

-Dime.

-Hermione. Fue Hermione-respondió intimidada por la mirada de Malfoy. Este sonrió sutilmente ante la respuesta.

-Como dije, que tengas un buen día-la soltó. –Espero no volver a toparme contigo, pequeña comadreja.

Draco se encamino fuera de la cafetería dejando atrás a la menor de los Weasley con una sonrisa de satisfacción en el rostro. Al parecer algo estaba pasando por la mente de su castaña y eso solo lo hacía estar más ansioso por lo que vendría.

Llego a las 7 de la tarde a su casa, al momento en el que cruzó la puerta se encontró con Kreacher, quien amablemente le informó que Harry se encontraba en el tercer piso entrenando esgrima. Agradeció la información para encaminarse hacia el lugar indicado, en donde se encontró con su pareja practicando esgrima en solitario. Hace años había descubierto que practicando esgrima podía mejorar su postura y movimientos con la varita, así que dedicaba largas horas en practicarlo en solitario la mayoría de las veces, ya que Draco también lo practicaba algunas veces, más que nada era para acompañar a su pareja. El rubio adoraba ver a Harry ejercitarse, tan serio y apasionado. Le recordaba el momento en el que se dio cuenta que la amistad que tenían era algo más, por lo menos para él, según lo que creía.

Recordaba estar en el campo de Quidditch junto con Harry, ambos llevan como dos meses de amistad desde que habían entrado al colegio y una de las actividades que hacían juntos, además del estudio, era practicar Quidditch desafiándose constantemente. Ese día hacia un inusual calor por lo cual Draco bastante deshidratado había aterrizado para tomar un poco de agua, mientras lo hacía se quedó mirando las maniobras que realizaba Potter en el aire, quedo levemente hipnotizado por cómo se movía el pelinegro en el aire, esa mirada esmeralda oscurecida por la determinación. Quedo hipnotizado por las gotas de sudor que corrían por su frente y cuello, como los músculos de sus brazos se tensaban controlando los movimientos de la Saeta. Se lamió los labios sintiendo un cosquilleo en el vientre. En ese momento, se dio cuenta de que estaba viendo a su nuevo amigo con otros ojos. Se volvió su secreto. Un secreto que duró dos meses más hasta que ese secreto se unió al secreto de Harry, teniendo una relación secreta. El secreto de cada uno se volvió un secreto de ambos. Hasta que los dos quedaron hipnotizados por una Hermione enojada durante una discusión de unos Ravenclaw prejuiciosos. Ahí se formó otro secreto.

-Disfrutando la vista-la voz de Harry lo sacó de sus pensamientos. Enfocó su miranda viendo como Harry levemente sudado jugaba con el florete entre sus manos.

-Claro que si-sonrió con coquetería. –Hoy me encontró la pequeña Weasley en la cafetería- el semblante de Harry cambio enseguida.

- ¿Te hizo algo?

-Tendría que renacer unas diez veces antes de que me pudiera hacer daño-bufó. –Me buscaba para que le diera mi precio para dejarte.

-Jamás me dejarías-Harry lo tomó de la cintura atrayéndolo hacia sí. –Amas cada pedazo de mí, como yo amo cada pedazo de ti-lo agarró del cabello uniendo sus labios en beso hambriento.

-Le dije que eres mío-susurró Draco mordiéndole el labio.

-Y lo soy como tú eres mío-afirmó Harry acariciándole la mejilla. –Ojalá Hermione fuera nuestra.

-Lo es, aunque ella no lo quiera aceptar. Nosotros sentimos que así es.

-Tienes razón, solo me gustaría que estuviera con nosotros.

-Creo que eso puede llegar a suceder, Potter. Estoy seguro que algo anda rondando por la cabeza de nuestra leona-dijo con total seguridad.

Secret -Harry Potter-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora