Parte 8

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Quería vomitar.

Se encontraba delante del espejo vestida con su traje de novia, mientras la estilista le retocaba los detalles finales de su maquillaje, uno que la hacía ver deslavada y descuidada ante sus ojos aun así se dejó hacer el maquillaje que la madre de su novio había elegido para aquel día junto con un peinado que le incomodaba bastante, ya que no le dejaron usar los productos que acostumbraba para dominar las ondas de su cabello, ahora lo tenía algo salvaje y estaba tomado en un bollo extremadamente grande. Se sentía como una muñeca desde que se despertó esa mañana, desayunó y la fueron a buscar para comer y posteriormente ir a arreglarse.

¿Qué carajo estaba haciendo?

Uno golpes en la puerta llamaron la atención de las personas que estaban en la sala, es decir, Hermione, la estilista y sus asistentes. La puerta se abrió dejando ver a la señora Weasley, quien iba vestida elegantemente para la ocasión.

-Perdonen, pero alguien quiere verte Hermione-dijo entrando a la sala; seguida de ella entró la profesora McGonagall, quien llevaba una reluciente túnica morada.

-Mi niña, muchas felicidades-saludó acercándose donde estaba Granger, quien automáticamente se levantó y acepto el abrazo de su querida profesora. Quien fue su gran mentora en sus años escolares. –Qué alegría verte cumplir uno de tus grandes sueños, Hermione. Ron y tú son el uno para el otro, siempre lo he sabido. Me alegro tanto que escucharas mis consejos, ahora estas acá junto con la persona que amas.

Minerva la tenía agarrada de las manos, mientras comentaba algunas cosas con Molly. Sin embargo, Hermione no oía nada de lo decían sino en su cabeza repetía las palabras que le había dicho la profesora junto a eso recordaba como una noche de abril hace cinco años atrás había ido a la oficina de la profesora profundamente confundida, no entendía completamente sus nuevos sentimientos y creía que su profesora, una de las personas que más confianza tenia podría aconsejarla de manera acertada como lo había hechos tantas veces en el pasado. Recordaba sentarse delante de la profesora mientras esta le ofrecía galletas y té dándole la confianza de hablar. Hermione comenzó hablar con cierta timidez, pero confiada, mientras iba hablando de sus sentimientos y lo que había pasando en los últimos meses el rostro de la directora de Hogwarts se iba poniendo serio y frunciendo el ceño cada vez más, se quedó callada al verla negar con la cabeza con un gesto de mostraba decepción seguido a un discurso sobre lo inteligente que era Hermione, como era el orgullo de la casa de Gryffindor y al ser una heroína de la guerra ella iba ser una imagen a seguir y de inspiración, de como se esperaba cosas de ella y sucumbir a sentimientos tan mundanos no sería algo digno. Ella era mucho más y su destino ya estaba trazado solo que no debía desviarse de aquel. Recordaba lo triste y devastada que se había sentido al escuchar aquellas palabras de la profesora que más admiraba, lo mal que sintió consigo mismo como si fuera algo errado; aun así, había estado decidida a no decepcionarla.

¿Si tan solo no hubiera ido a hablar con ella? ¿Si solo no le hubiera hecho caso? Sentía unas profundas ganas de llorar.

-Oh, mi niña, no llores-dijo Molly al ver como los ojos marrones de la chica se llenaban de lágrimas. –Deja las lágrimas de emoción para después.

-Sí, Hermione, dejemos las lágrimas de felicidad para después de la ceremonia-dijo Minerva acariciándole la mejilla.

-Sí, tienen toda la razón-dijo intentando no derramar lágrimas. - ¿Creen que podría estar unos minutos a solas? Digo para componerme y para practicar una última vez mis votos.

-Claro, querida, solo no te demores que en 30 minutos debes estar lista para la ceremonia. –dijo Molly haciendo una seña a todas para dejaran a solas a la novia.

Hermione contuvo la respiración mientras todas la dejaban a solas, hasta que escuchó el clip de la puerta. Sacó su varita de un bolsillo discreto de entre los vuelos del vestido hechizó rápidamente la puerta con un Coloportus. Cayó sentada en la primera silla a su alcance con un remolino de pensamientos atormentándola sin duda. Pensaba en su historia con Ron, pensaba en su historia con la familia Weasley, en cuanto les debía a todos ellos, pero principalmente pensaba en la cena que había tenido con Draco y Harry unas noches antes, en cómo se sintió compartiendo con ellos hace años no se sentía así de ligera y feliz, como si no tuviera ningún tipo de preocupaciones. Aunque hubieran pasado cinco años seguían teniendo la misma dinámica y química entre los tres. Draco y Hermione intentando demostrar quien tenía la razón, Harry al medio manteniendo la paz y riéndose de la ocurrencia de ambos. Sabía que Draco amaba desafiarla, que demostrara la leona que tenía dentro, pero sobre todo que demostrara que no solo era una Gryffindor sino también que tan o más inteligente que una Ravenclaw y que era tan astuta como el mejor Slytherin, sabía que amaba verla enojada y decida, mientras que Harry se mantenía siempre al medio de eso como imagen protector, él tenía muy claro que ella no necesitaba que nadie la protegiera que sabía defenderse mejor que nadie aun así le gusta respaldarla incondicionalmente, sabía que Harry amaba verla feliz y emocionada, amaba cuando algo le apasionaba tanto que no podía dejar de hablar de ello y sobre todo cuando defendía sus ideales a capa y espada. Y ella amaba cada cosa de ellos, desde la arrogancia y el humor pesado de Draco hasta su lado reflexivo y que se hacia el duro, pero solo quería mantener contacto físico con las personas que quería; desde las inseguridades y sarcasmos pesado de Harry hasta su fiero instinto protector junto con su impulsividad que también amaba recibir afecto. Entonces, ¿Qué hacia ella ahí? ¿Qué estaba a punto de hacer? ¿Cuánto de ella misma había sacrificado para no decepcionar a las personas que ella sentía que eran importantes en su vida? ¿Desde cuándo que se conformaba con tan poco? ¿Estaba de acuerdo en volverse una marginada de la sociedad mágica del Reino Unido? ¿Estaba dispuesta en empezar desde cero?

Saco de su bolso el broche que le habían regalado, se le quedo mirando unos segundos las piedras preciosas que adornaban a las serpientes entrelazadas. Apretó con fuerza.

-Leones y serpientes danzan entre la lealtad y la valentía-susurro contra la joya, a esta se le iluminaron las piedras unos segundos, pero se apagaron. Hermione frunció el ceño. –Mierda. Arthur iba a colocar un hechizo anti aparición. -recordó algo frustrada.

Con la mirada buscó alguna salida, al saber que si salía por la puerta se podía encontrar con medio mundo, miro el bonito vitral que mostraba dos bailarinas danzando. Lo lamentaba por ellas. Rápidamente con un hechizo lo hizo desaparecer. Con sumo cuidado salió por el espacio que quedaba, vigilando que no hubiera moros por la costa, camino rápidamente siempre prevenida de que nadie la viera, sin duda el vestido era extremadamente estorboso, pero era andar con él o desnuda, ya que había salido sin nada solamente el broche en una mano y en la otra su varita. Tenía que moverse rápido antes de que la pillaran o que le diera un golpe de conciencia y se terminara devolviendo. Camino y corrió lo suficiente como para haber salido del campo de anti aparición.

-Leones y serpientes danzan entre la lealtad y la valentía-susurró contra la joya, en seguida las piedras se iluminaron para después trasladar a Hermione donde debe.

Apareció en la sala de la mansión Black, la cual estaba casi llena de cajas y algunas maletas, inmediatamente Kreacher hizo acto de presencia.

-Señorita Granger, los señores se encuentran terminando de guardar algunas cosas en la habitación principal-informó bastante sorprendido de ver la ahí, sobre todo por cómo iba vestida.

-Gracias, Kreacher. Necesito que hagas algo por mí.

-Lo que desea, la señorita ha siendo siempre muy amable conmigo y es la amiga de mis señores-dijo Kreacher humildemente.

-Necesito que vayas a mi casa y traigas todas las cosas que hay ahí, sobre todo lo que hay en mi habitación y en mi estudio. Todo guardado en maletas y cajas. Necesito que sea lo más rápido posible.

-No se preocupe, en menos de cinco minutos le tengo todo como lo desea-prometió antes de chasquear los dedos y desaparecer.

Ella suspiró botando toda la tensión que tenía. Tomó rumbo hacia la habitación principal, golpeo la puerta dos veces.

-Adelante-se escuchó la voz de Draco desde dentro.

Hermione abrió la puerta viendo como Harry estaba terminando de cerrar una maleta, mientras Draco iba poniendo protección en los muebles y sellando las ventanas.

-Chicos. -llamó haciendo los dos se voltearán a verla. Los dos no podían creer lo que veían, sinceramente habían perdido la esperanza de que ella llegara con ellos. – ¿Creen que la biblioteca de la mansión en los suficientemente grande para mí? -preguntó sonriéndoles, haciendo que Harry se riera y que Draco se le acercara a abrazarla.

-Por fin los tres-susurró Draco abrazándola con fuerza y un notable alivio. Hermione lo apretó con fuerza mirando a Harry y se sintió en casa. Supo que había tomado la decisión correcta.

Secret -Harry Potter-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora