EL AMOR EN LA LOCURA

VIAJE A AMÉRICA PARTE 2: EL JUICIO

Fueron dos semanas muy ajetreadas para mi, luego de varios días puede encontrar la persona que dio aviso a las autoridades, un empleado del café que nos vio salir tras el anciano y se preocupo de que pudiéramos hacerle algo, una historia tan fácil de desacreditar que mi esposa estuviera riendo mientras lo dejaba como un mentiroso frente a un juez.

También tuve que hacer unas llamadas aunque por suerte Saikou corp me dio todo lo que necesitaba para sacar a mi esposa de prisión, tuve acceso a las cámaras de seguridad, a los informes de policía, a los contactos y actuaciones del periodista, así como datos sobre el juez y el fiscal del juicio, todo estaba perfecto para mi actuación.

Un juez primerizo e indeciso junto con un fiscal viejo y aburrido sumado a un testigo poco fiable y el testimonio de un anciano con un pasado negro en Japón literalmente no podía pedir un escenario más fácil para ganar.

Estuve visitando a Ryoba todos los días durante esas dos semanas para que no sintiera sola, al mismo tiempo que yo me sentía mejor estando a su lado, nunca nos separamos y las noches lejos de ella me partían el corazón.

Finalmente el día esperado llego, me aseguré de evitar que la prensa hiciera un circo mediático con el caso así no tendría más problemas.

Al mismo tiempo que llamaba y le escribía seguido a Ayano para ver como estaba, cada día sonaba más natural, más viva, con más sentimientos cosa que me alegro pese a que la conversación iba en torno a un chico que conoció en Akademi.

Aunque por suerte mi hermana la estaba cuidandola cosa que me  tranquiliza, según parece el chico era el líder del club de artes marciales de Akademi, un chico que mi hermana describía como un héroe amigable cosa que me interesaba aunque no era momento de meterme en la vida amorosa de mi hija, debo salvar a mi linda esposa.

Finalmente el día del juicio llego, fue en la mañana en una sala de audiencias cerrada por lo que solo éramos yo, el abogado, el juez, el fiscal, dos policías, Ryoba, el periodista, dos testigos poco fiables y un grupo pequeño que precedía el jurado.

El juicio comenzó con un débil golpe del joven e inexperto juez que comenzó con una lectura de los echos para posteriormente dar pie a las declaraciones de cada lado.

Primero fue el periodista:

-Damas y caballeros del jurado como lo ven soy un anciano que tuvo que huir de su país natal para salvar su vida, todo por que está mujer quien descubrí que era una asesina en serie me a perseguido para asesinar me y ocultar así sus crímenes.

-Protesto -Dijo el abogado -No puede acusar a la señora Aishi con declaraciones ocurridas en Japón, las cuales Damas y caballeros del jurado fuero desestimadas y tachadas de mentiras por un juez japonés hace treinta años.

-Eso no importa, lo que importa es que esa mujer trato de matarme y lo hubiera hecho si yo no hubiera tenido ese rastreador que me dio un amigo en la policía y la oportuna llamada de ese camarero.

-Disculpe su señoría pero cabe aclarar que según las leyes de New York está prohibido el uso particular de herramientas de los organismos de seguridad, por lo que cabe la pregunta si las autoridades no lo estaban investigando por que tenía ese rastreador.

-Que pase el primer testigo -Dijo el juez con voz temblorosa.

-Señor Wiliam, recuerde que esta bajo juramento, así que conteste con toda seguridad por que llamo a la policía.

-Por que ambas personas parecían tener un interés en el acusador, cosa que me preocupo por eso llame a la policía.

-Y dígame sus otras llamadas de alerta también fueron por preocupación o acaso solo fueron un juego inmaduro de una persona que no ha logrado nada en la vida.

-De que está hablando abogado.

-Damas y caballeros del jurado, según una investigación llevada a cabo por mis representados el señor Wiliam ha sido multado tres veces por dar falsas llamadas de alerta a las autoridades en los últimos dos meses.

-Que hay del cuchillo que tenía la mujer cuando fue arrestada, dijo el fiscal finalmente saliendo de su silencio.

-El cuchillo era de plástico, sin ningún filo solo un juguete -Dijo el abogado, obviamente ningún oficial me vio cuando entre en su bóveda de evidencias y cambie el cuchillo por otro.

-Que pase el segundo testigo  -Dijo el juez intrigado.

-Diganos señor Roberts, que vio usted -Dijo el juez con voz monótona.

-Lo cierto es que no vi mucho, más allá que la acusada y el acusador caminando cerca el uno del otro.

-Esta diciendo que no vio nada sospechoso en la acusada.

-No señor.

-No más preguntas su señoría -Dijo el fiscal en un susurro.

El periodista estaba a punto de hablar cuando finalmente el jurado se paro y dio la señal que estaba esperando, nos tomaremos un receso para deliberar y dar un veredicto dijeron.

Para éste momento el juicio ya estaba ganado, en la sala en la que el jurado paso a deliberar deje varías carpetas con la historia del periodista, todo lo malo que ha hecho y un énfasis especial en el momento en el que trato de meter a la cárcel a mi esposa así como la poca evidencia manipulada del supuesto intento de homicidio una escena tan surrealista digna de Hollywood.

Yo me acerque a mi esposa y la bese con calma mientras ella me miraba feliz.

-Te lo dije cariño te sacaría de aquí.

-Te amo cariño.

-Y yo a ti.

Finalmente entro el jurado a la sala con una cara tranquila y un sobre en las manos.

-Que ha decidido el jurado -Dijo el juez con intriga.

-Su señoría, luego de analizar las pruebas y dar un vistazo a los antecedentes de ambas partes, hemos decidido declarar a la señorita Ryoba Aishi inocente de todos los cargos, aludiendo a la extraña obsesión del acusador por la acusada y la larga lista de problemas que ha demostrado el acusador, dejando como resultado que todo sea producto de un intento del acusador para vengarse de la acusada por hundir su carrera de periodista cimentada en mentiras.

-Segun el veredicto y lo visto en el juicio, por el poder que me otorga la cuidad de New York declaró en esté momento a la acusada Ryoba Aishi inocente de todos los cargos, la cual deberá ser puesta en libertad lo antes posible -Dio un fuerte golpe con el martillo sellando la sentencia.

En cuanto la escuche, Ryoba y yo nos abrazamos mientras el periodista se retiraba furioso y aterrado del juzgado con las últimas fuerzas que le quedaban, tomo todo el día pero finalmente habíamos ganado el juicio.

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ESPERO QUE LES GUSTE EL CAPÍTULO DE HOY Y LA HISTORIA  SI ES ASÍ VOTEN, COMENTEN Y COMPARTAN LA PARA QUE MÁS PERSONAS LA CONOZCAN POR AHORA ME DESPIDO PERO VOLVERÉ TENGAN UN LINDO DÍA ADIÓS.

E.S.G. FUERA