01 | Decisiones lunares

78 14 3
                                    

El enlace. El momento más importante para un joven en su tribu, el paso de la niñez a la edad adulta.

Jo estaba cansado de escucharlo, estaba cansado de sus padres, estaba cansado de los adultos. Pero, sobre todo, estaba cansado de la Luna.

Quedaba tan solo una noche para el momento más importante de su vida, pues en el momento en el que la Luna llena iluminase el cielo, su futuro quedaría sellado para siempre. Era demasiado que asimilar para Jo y sus recién cumplidos dieciocho años.

Lo peor de todo es que él no tenía ni voz ni voto en aquello, a pesar de que fuese su propia vida la que estaba en juego.

Quizás todo sería más soportable si la persona con la que iba a enlazarse no fuese como su hermano.

Porque Harua era exactamente aquello, un hermano para él. Habían sido amigos desde que tenía memoria, muchos de sus recuerdos más felices eran a su lado, pero eso no significaba que estuviese feliz por enlazarse con él. Ni siquiera lo habían avisado con suficiente antelación.

En Vollmond, cuando un joven cumplía los dieciocho años, los ancianos, líderes de la tribu y mensajeros de las decisiones lunares, se reunían para decidir con quién se enlazaría. Lo que se solía contar era que la Luna era la que decidía la afortunada pareja que iba a enlazarse y les transmitía la verdad a los ancianos. Con el paso de los años, Jo se dio cuenta de que todo era una mentira.

Los ancianos tan solo tomaban decisiones y la Luna solo "hablaba" con ellos cuando el hijo de una familia influyente era el que iba a enlazarse. Cuando alguien de clase baja cumplía los dieciocho años parecía que los ancianos les dejaban la decisión a los padres, pues "la Luna no tenía un futuro escrito para ellos".

El caso de Jo tampoco era muy diferente; sí, los ancianos intervendrían, pero no, no serían ellos los que tomasen la decisión. Las familias ricas hacían pactos entre ellas, concertaban matrimonios y posteriormente chantajeaban a los ancianos para que comunicasen lo acordado. El dinero y el poder movían el mundo.

¿Acaso Jo podía decir algo al respecto? Pues claro que no. Poner en duda a los ancianos era poner en duda a la Luna, lo cual sería un caso de alta traición.

Si los ancianos verdaderamente hablaban con la Luna era algo que él no sabía ni creía que pudiese descubrir; lo que tenía claro era que la Luna no era benevolente. Todo el proceso del enlace era cruel.

— Te estás preocupando demasiado— le dijo su madre esa mañana.

— ¿Demasiado? ¿El enlace no es como algo súper importante? En menos de 48 horas estaré enlazado a Harua, sentiré todo lo que el siente y- — Y no lo amo. Pensó con los labios aplastados.

Tan solo recibió una risa despreocupada por parte de la mujer.

— Oh, cariño, el enlace no es algo tan trascendental como creéis los niños. —Hizo una pausa mientras se miraba en el espejo, colocándose la ropa con sumo cuidado antes de volver a mirar a su hijo. — Yo estoy enlazada con tu padre y nunca he sentido algo tan fuerte como piensas... entre tú y yo, se tiende a exagerar con el tema del enlace. Digamos que mi empatía hacia él aumentó un poco cuando nos enlazamos, entiendo mejor como piensa y puedo intuir como se siente, pero— negó con la cabeza restándole importancia a todo el asunto—, para nada siento exactamente lo que él siente o puedo escuchar sus pensamientos y cosas por el estilo.

Aquello dejó descolocado al pelinegro, porque los ancianos siempre les habían contado que el enlace era una conexión muy poderosa y eterna. Pero lo que contaba su madre no parecía algo tan místico ni profundo como debería ser.

— Aún así... estaré enlazado a él para siempre, no podré enlazarme con nadie más— trató de explicarle a su madre, pero esta solo lo miró como si tan solo estuviese diciendo estupideces.

MOONLIGHT | KJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora