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Después del almuerzo me tocaba ordenar la cocina e igual tendría ayuda, aunque esa ayuda sería la persona que me estaba ignorando desde ayer

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Después del almuerzo me tocaba ordenar la cocina e igual tendría ayuda, aunque esa ayuda sería la persona que me estaba ignorando desde ayer.

-No debiste preguntarme ayer, ¿si sería capaz de serle infiel a Albert? -hablo sin verme.

Me acerque a donde estaba el -Ella me pregunto.

-Si como sea, solo mantente alejada de ella, no quiero tener problemas con mi novia.

Me quedaba claro que le importaba Alice más de lo que pensé. Deje los trastes sucios en el fregadero, para que él se encargara de ordenarlos. Apreté mis labios pensado si lo que salía de mi boca cambiaría mi forma de pensar.

-¿La amas? -pregunté incrédula.

-Por algo es mi novia.

Respondió lo más rápido que pudo.

Auch.

Sentía como mi corazón se apretaba de tal forma que dolía, trate de aguantarme el llanto pero un nudo en la garganta se me estaba formando, maldije en mi mente el día que me acosté con él.

-Entonces, lárgate con tu novia.

Trate de salir de la cocina pero me detuvo sosteniéndome del brazo -También tienes novio, ¿no?

Apreté mis labios antes de girar a verlo con lágrimas en los ojos.

-Que estúpido eres.

Me zafe de su agarre para irme a encerrar a la habitación de Alex y poder llorar todo lo que me había estado guardando, al subir las escaleras me tope a Francis.

-¿Estás bien? -pregunto deteniéndome el paso.

Baje mi cabeza para que no me viera llorar -Sí, solo necesito estar sola.

- Natalith.

-No digas a nadie que me viste así -respondí impidiendo que me viera el rostro.

Pase a un lado de el en dirección a la habitación, al llegar a la puerta la abrí sin importarme si Alex estuviera o no. La habitación estaba a oscuras y no había nadie ahí, me deslice sobre la puerta hasta que toque el suelo, odiaba que él me siguiera tratando así.

Llore tapándome la cara con ambas manos, pasaron minutos hasta que tocaron la puerta, decidí moverme de la puerta y dirigirme al baño.

-Natalith, ¿eres tú?

Aquella voz la conocía.

-Si Alex estoy bien.

Me mire al espejo del baño, tenía los ojos rojos de tanto llorar.

-¿Segura? -Su voz se escuchaba cerca-. Francis me dijo que no te vio bien.

No respondí, suspire profundo antes de tomar valor para ir a abrirle la puerta y disimular mi tristeza ante ella. Al salir me miro con preocupación, no me dijo nada solo me abrazo.

LO PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora