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Se llegó el día menos esperado, los hermanos se regresarían a México para terminar sus vacaciones, me encariñe tanto con ellos en solo unos días, unos días que disfrute mucho estando a su lado me brindaron su amistad, para después formar parte de ...

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Se llegó el día menos esperado, los hermanos se regresarían a México para terminar sus vacaciones, me encariñe tanto con ellos en solo unos días, unos días que disfrute mucho estando a su lado me brindaron su amistad, para después formar parte de mi familia.

-Se cuidan por favor -hablo Alex hacia nosotros.

-No te preocupes amor -respondió Esteban tomándola de su manos-. Me avisas cuando llegues a casa.

-Sí.

Mientras que Alex se despedía de los demás Francis se acercó a mí.

-Adiós Natalith -me dio un abrazo qué fue correspondió-. Sé que amas a Albert -susurro cerca de mi oído. No supe que responderle, la sangre se me bajó hasta los pies, así que continuo hablando-, pero descuida no diré.

Nos alejamos -Francis.

-Eso sí, ya eres una amiga más así que si no es mucha molestia, me gustaría seguir en contacto contigo.

Entendió a la perfección mis sentimientos hacia él, al único que amo es Albert pero no es un amor prohibido.

Asentí feliz.

Francis salió de la casa después de terminar de despedirse de los demás, mientras que Alex se despedía de mí.

-Puedes seguir durmiendo en mi habitación si quieres.

-Gracias, Alex.

-Espero que algún día visites mi país -me señaló Alex-. Esteban y tú nos acompañarán en nuestras próximas vacaciones.

-Conocer México, no me agrada mucho -hice una mueca de disgusto.

-Se divertirán demasiado.

-Tendremos que pensarlo -mire a mi hermano.

-Bien.

Me dio un abrazo antes de salir de la casa.

Esteban llevaría a los hermanos al aeropuerto, dejándome con Alice y Albert en casa asiéndome sentir aún más incómoda. Decidí irme a la sala para estudiar un poco, saque la computadora de mi mochila y comencé a trabajar en ella.

Pasaron minutos, y mi hermano no regresaba, la casa se encontraba en completo silencio como si nada la habitara, no le tome importancia, hasta que escuche como bajaban rápido las escaleras que por el último ruido fue como cerraron la puerta principal.

Me levente del sofá dejando la computadora aun lado de mí, camine para ver que había pasado, no había nadie a la vista, no sabía quién había bajado de esa forma las escaleras. Decidí regresar a el sofá, fuera lo que fuera eso ya no era mi problema.

Pasaban las horas, esteban seguía sin regresar.

-Hola -hablaron.

Voltee en dirección a la puerta de la sala, sonreí al ver a Albert parado ahí. -Hola.

Camino en dirección al sofá aun lado de mí, al sentarse suspiro despreocupado. Si él se encontraba aquí, eso significaba que era Alice la que se había ido.

-¿Quieres salir a cenar?

-¿Qué?

-Tu hermano no llegara hasta más noche.

-¿Le ocurrió algo? -pregunte con preocupación.

-No, tranquila. Salió con unos amigos.

Suspire aliviada al escuchar eso.

-Entonces ¿vamos a comer algo?

-Dame unos minutos para arreglarme -comente.

Él se fue a su habitación dejándome sola en la sala, busque entre mis cosas el vestido que me regalo Francis, sería un buen momento para utilizarlo. Termine de maquillarme y colocarme el vestido, usaría unas zapatillas de tacón chico que me había prestado Alex, Albert no tardo en bajar las escaleras bien vestido.

-¿Lista? -pregunto atrás de mi.

Voltee a verlo. Su mirada cambio de un momento a otro, estaba feliz y ahora se notaba incomodo.

-Vámonos -comento.

Salimos de la casa, nos subimos a su automóvil gris. Lo notaba intranquilo al manejar, trate de no tomarle importancia. Detuvo el automóvil en una zona algo tranquila donde no iban muchas personas.

-¿Un bar? -pregunte-. Pensé que iríamos a un restaurante.

Suspiro sim verme. -Este lugar es mejor que un restaurante, aquí podremos hablar.

-¿Hablar?

Comenzó a caminar en dirección al bar dejándome a mí atrás, esto va a terminar mal. Camine para seguirlo hasta que lo alcance, no me dijo de que quería hablar.

Al entrar al bar se escuchaba una música de fondo que distinguí al instante A Place With No Name De Michael Jackson, el ambiente era tranquilo y cómodo, con Albert nos sentamos en la barra. Pedimos unas hamburguesas y unas cervezas.

-Ya me vas a decir sobre, ¿que querías hablar? -pregunte dejando mi bolso sobre la barra aun lado de mí.

-¿El vestido que te regalo Francis? -soltó las palabras.

Fruncí el ceño. -¿Cómo sabes que me lo regalo Francis?

-Porque vi cuando lo envolvía, en su habitación para dártelo.

Ahora se dedicaba a espiar personas. -¿Y qué tiene que me regale?

-Tiene que él, te lo regalo por algo.

Por un momento pensé que hablaríamos, de todo lo que hemos pasado en los últimos días, no de este tema, de un simple vestido negro.

-¿Qué insinúas?

-Se quiere acostar contigo -gruño molesto.

Si supiera que estaba a punto de lograrlo el día de ayer.

-Es mi amigo -aclare-. ¿Acaso no puedo tener amigos hombres?, pero ¿tú si puedes seguir mintiéndole a Alice sobre nosotros?

-No quiero hablar de ella ahora Natalith.

-Entonces discúlpame por molestarte, al querer hablar de ella -me levante de la sillas. Tome mi bolso-. Pero fuiste tú el que comenzó esto.

Al salir del restaurante busque un taxi que me llevara de regresó a casa, Albert se comportaba como un idiota al querer reprocharme todo lo que hago mal, pero yo no puedo hacer lo mismo.

LO PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora