Capítulo 5

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Terminada la comida Bill se retiró a descansar mientras que Bob insistió en encargarse él mismo de lavar los platos usados a pesar de que Bill le explicó que se lo dejará para la chica que vendría al día siguiente. Pero Bob necesitaba hacerlo, porque así estaba entretenido y no le daba vueltas al mismo tema.

¿Quién era? ¿Algún día lograría recordar algo? ¿Perdería a Bill? Porque empezaba a sentir algo muy fuerte por él, y sabía que el sentimiento era mutuo. No había más que ver las miradas que Bill le dirigía cuando pensaba que no miraba, o escuchar esos suspiros que se le escapaba.

Sonrió sin poder evitarlo, le gustaba ver como las mejillas de Bill se sonrojaban cada vez que se volvía y le pillaba observándole, como se mordía el labio inferior haciendo que le entraran ganas de cogerle entre sus brazos y estrecharle...

Suspiró y una vez hubo dejado todo limpio se retiró él también a descansad. Se tumbó en la cama y cerró los ojos, pero no logró dormir nada. Volvía a pensar en esa vida que no recordaba, ¿tendría a alguien que en esos momentos estaría preocupado por su ausencia inesperada? ¿Y qué había de ese hijo que sentía que había perdido? Porque si de verdad tenía familia no podía empezar nada con Bill sin aclarar las cosas antes.




Perdió la noción del tiempo y cuando quiso darse cuenta escuchó la voz de Bill hablando al teléfono.

—De acuerdo Saki, nos vemos en una hora—dijo Bill a modo de despedida.

Se levantó al momento y fue al salón donde Bill dejaba el móvil sobre la mesa ahogando un bostezo.

—Oh... ¡buenas tardes! —saludó Bill entre risas—Tenemos el tiempo justo de arreglarnos, Saki vendrá con la limusina en una hora.

—Lo sé, te he oído—explicó Bob asintiendo.

—Yo voy a darme una ducha rápida—dijo Bill estirándose—A ver si así me despejo un poco.

Le dijo adiós con la mano y regresó a su habitación. Bob fue a la suya y abrió el armario donde Bill le había colgado la ropa nueva que le había comprado. Decidió ponerse la camisa a cuadros azules y negros que le había escogido junto con unos vaqueros también negros y unas playeras.

Él también se dio una ducha y para cuando Saki llamó al interfono terminaba de colocarse un pañuelo negro sobre su frente.

— ¿Bob? —llamó Bill.

Salió de la habitación no sin antes coger también las gafas de sol que la dependienta le había regalado. Se quedó sin respiración al ver a Bill, estaba más guapo si se podía. Bien era cierto que en los videos musicales donde le había visto en plena acción junto con sus amigos iba peinado y maquillado de manera impecable, pero verlo en persona era otra cosa.

Sus ojos brillaban más bajo esa sombra negra que los enmarcaba y sus labios no podían estar más jugosos gracias a esa nota de color que se aplicado.

Y la ropa que llevaba...vestía unos vaqueros como él negros y una camisa negra semi transparente que le dejó con la boca abierta al notar el piercing que Bill llevaba en su pezón izquierdo.

— ¿Estás bien? —preguntó Bill al verlo tan serio observándolo.

Asintió con la cabeza tragando con esfuerzo mientras que Bill se miraba al espejo que había en una de las paredes del salón y se peinaba con una mano sus largas rastas blancas.

—No puedo evitar estar nervioso—confesó Bill en voz baja—Como si fuera la primera vez que canto ante tanta gente. Es...una sensación maravillosa.

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