El diario de Stephanie K.: Parte III

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Miercoles 22 de Junio del 2016

Día soleado

Soñé como me encontraba en una sala de cirugías, en esta sala pude identificar un cirujano y dos de sus ayudantes al rededor mío, a unos metros dos guardaespaldas y en la mitad de ellos un hombre, un hombre muy sombrío a primera vista viéndome directamente mientras encendía un cigarro, fuera de la sala escuchaba el lloriqueo de una mujer parecidos a los de mi madre, de un momento a otro el cirujano mira con cara de preocupación al hombre del cigarro y pregunta:
- Está seguro de hacer esto señor?
- Lo estoy - Respondió.
- Le suplico que lo recapacite, es su hija por favor - Dijo el cirujano con notable preocupación, al parecer yo era su "hija"
- Ya está decidido - Respondió nuevamente el hombre del cigarro mientras con su mano amenazaba con sacar algo del interior de su saco.

Cuando entonces una explosión por fuera del sueño me despertó, me encontraba en una cama... estaba en la casa de... Quién era? Ya recuerdo...

Ayer en la tarde había salido de la casa abandonada por la parte de atrás del segundo piso ya que era la parte donde más deteriorada tenia la madera, mientras golpeaba la pared con el hacha un fuerte dolor de estómago me empezó a martillar las tripas acompañados de un mareo horrible, pero las ganas de salir de ese lugar eran más fuertes así que usé todas mis fuerzas para golpear la madera, un hueco medianamente grande era suficiente, una vez lo tuve tomé valor para pasar por este, no contaba con que una pequeña estaca de madera se me incrustara en la pierna, tenía que tener cuidado ya que más de la mitad de mi cuerpo ya estaba por fuera de la casa así que usando algo de fuerza saqué la estaca, perdí el equilibrio y caí al suelo, algo en mi pie sonó mal, muy mal, pero mi voluntad era más fuerte así que tiré el zapato del pie herido, si esperaba en esta carretera lo más probable es que termine devorada por los cuervos del lugar pensé, así que seguí el sendero del maizal seco caminando con una mano en la herida de la pierna para que la sangre no saliera y yo no muriera desangrada probablemente.

Después de una hora y media caminando casi como un zombie me encontré un maldito pantano, pasar por ahí podría infectar mi herida pero no tuve más opción que hacerlo, estaba en medio de la maldita nada y era el camino más cercano que conectaba a la nueva carretera, mientras lo atravesaba caí de un resbalo y la sangre de mi pie empezó a pintar el agua verdosa del pantano, fue entonces donde no pude soportar más el dolor que sentía en todo el cuerpo y los rayos de sol tampoco me ayudaban mucho, logré salir del pantano y quedé sobre la tierra un rato mientras tomaba aire y fuerzas, mis pies estaban hechos mierda, mi mente daba mil vueltas y mis tripas se retorcía cada vez más por el pollo dañado.

Duré inconsciente al rededor de 5 minutos bajo el abrasante sol hasta que desperté y seguí arrastrándome al final del camino donde llegué a un árbol, después de un rato una camioneta de granja frenó bruscamente frente a mi, del vehículo se bajó una amable muchacha, mis ojos entre cerrados y mi mente en blanco me decían que estaba viendo un ángel llevándome al cielo, desde ese momento no recuerdo nada más hasta el día de hoy donde desperté.

Eran al 7 y 28 de la mañana como lo mostraba el reloj de pared del cuarto de huéspedes en la casa de esa amable mujer, al ver mi cuerpo noté varias vendas, unas en las heridas de mi pierna derecha, otro sobre el tobillo de mi pie izquierdo y otras más en las rodillas y codos, era un ángel mandado del cielo, apenas notó que desperté se acercó a servirme una bebida que había estado reposando sobre la mesa.

- Hasta que por fin despiertas! - Dijo con una radiante sonrisa en el rostro - Me llamo Margaret, mucho gusto - Siguió hablando mientras estiraba su mano para que yo la apretase, sin usar mucho mi fuerza le acepte el saludo.
- Me llamo Stephanie, muchas gracias por ayudarme, enserio me has salvado la vida... - Respondí con la misma cordialidad que ella me había dado.
- Por qué estabas así? Puedes contarme con toda la confianza del mundo.
- Un hombre... me secuestró en esa casa y la única manera de escapar fue tirándome de un segundo piso - Respondí siendo cuidadosa de no entregar información adicional como el asesinato que hice.
- Maldición, ha de ser duro para ti... Hace mucho no escuchaba un caso de secuestro por estos lugares, reposa un rato y cuando mejores iremos a una estación de policía para que expongas el caso - Al finalizar la oración, la bebida que había servido ya estaba a la perfecta temperatura para ser tomada, así que me la pasó. - Preparé esta bebida para ti, mi abuela me la enseñó hace mucho tiempo para curar las heridas.

Diarios: Caso de Stephanie KleinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora