Melancolía.

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Nai había soñado tantas veces con tener una relación normal con Vash.

En su cabeza, normal significaba quedarse juntos por siempre. Estar en la misma casa, quizá como hermanos, pero nunca separarse.

Quizá, si ese beso no hubiese sucedido. Quizá, si Knives se hubiese guardado sus sentimientos y no los hubiera confundido, Vash no se habría tenido que ir. Quizá. Que palabra tan horrenda para cualquiera.

Pero no fue así. Tenía que cargar con el peso de haberse enamorado, de saber lo difícil que sería para ambos tener una vida normal. Era así y no había forma de cambiarlo, en cuanto Vash, sólo él sabía que sentía. Jamás pudieron hablarlo y su despedida solo fue una confirmación de que no eran ideas solo de Knives, al menos eso le había hecho un poco más sencillo el poder irse.

Habían pasado dos años.

Knives había dejado su ansiedad por saber de Vash y solo le hizo prometer a Milly que le avisaría si algo totalmente relevante había pasado, algo de vida o muerte. No sabía si seguía en su casa, o había viajado como le era costumbre. Nada. Era lo que sentía necesario para que ambos pudieran hacer lo que deseaban sin pensar en el otro por completo.

Ni una mínima interacción había tenido con Vash. Y eso al principio lo mató por dentro.
Le encogía el pecho la ansiedad y pensaba en simplemente olvidar su trato, en salir a buscarlo. Todo eso sucedía en momentos y era cuando se hacía ovillo en la cama tratando de que las ansias por llamarle o ir corriendo por él, se calmaran.

Knives estaba tenido una buena vida en el lugar que escogió. Incluso, llegó a conocer más gente y salir con ellos, pero no entendía a dónde querían llegar y terminaba por cancelar cualquier tercera cita. Nunca pasaba nunca de eso porque simplemente no se sentía bien, una inexplicable sensación de traición se intensificaba y Nai terminaba sintiendo asco de sí mismo. No era nada en contra de esas personas.

Sus negocios funcionaban a la perfección y le hicieron conseguirse un lugar que no pensaba dejar pronto, aunque sus vacaciones y descanso obligatorio estaba pronto a llegar y eso le hizo cambiar de planes inmediatos. Estaba libre y el tiempo libre siempre significaba ponerse a pensar, necesitaba salir de ahí.

Knives estaba tachando cosas de su lista. ya habia ido a trabajar a otro lado y ahora viajar a un lugar nuevo le causaba un poco de emoción. Estaba poco a poco tratando de hacer cosas nuevas, intentando entender que era de todo lo que se perdía esperando a Vash en el mismo lugar. Pero como deseaba cumplir algunas cosas con él, el sentimiento jamás desaparecía.

Knives abrió el navegador de su celular y buscó una ruleta online. Metió varias ciudades al azar y la que la ruleta escogiera, sería la que visitaría para su cumpleaños. Estaba bien, porque tenía los medios para hacerlo y porque había escogido lugares que en fotos se veían agradables.

Y el lugar era Francia. Un poco genérico para las cosas que había leído, pero decidió ir a las villas donde había lugares con mar y amplias vistas. Eso es lo que haría y era tarde para arrepentirse.

Pero extrañaba tanto a Vash. Estaba muriendo un poco por saber de él y sabía que él no se comunicaría porque hizo todo para que nadie pudiera hacerlo a menos que sucediera algo verdaderamente malo.

Knives buscó el contacto de Milly y tembloroso, vaciló antes de apretar el botón verde.

Habían pasado dos años. ¿Y si Vash finalmente había decidido hacer su vida? Era mucho tiempo.  Había pasado poco en su vida pero, su mente se sentía más en orden que nunca. Ya no sentía esa sensación de estar cargando con pesos que no eran suyos. Y necesitaba saber si Vash había esperado por él. Y si había decidido avanzar, entonces él lo haría aún más. Dejaría la tonta idea de adolescente y se entregaría a alguien más. A algo más.

Come Back Home. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora