Never Let me Down Again.

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Knives estaba recordando su primera cita.

No fue tal cuál una primera cita pero estaba casi escrito para él que lo fue así, porque le había comprado un pequeño regalo a Vash y lo llevaría a comer todo lo que el quisiera y Knives había leído que aquello era una cita cuando puso sobre la mesa sus sentimientos. Algo que hacías para conocer a quien querías y aunque Nai estaba convencido de que amaba a Vash, quería conocer todo de él. Y es que había pasado tanto tiempo alejado de él cuando eran niños, que de adolescente le pareció una muy buena idea tratar de hacerlo así. En pequeños momentos juntos para compartir memorias y hacer nuevas. 

Pero para eso, tenía que recordar también cómo había llegado a Vash.

El primer acercamiento de ambos fue espontáneo. Se tuvieron que conocer porque tenían que empezar a vivir juntos a partir de ese momento justo cuando ambos cumplieron los trece años. Knives no estaba reacio a la idea de compañía pero tampoco era algo que le importara; estaba bien mientras el otro no le molestara lo suficiente, pues para la casa en la que vivía solo, quizá se encontrarían poco y la coexistencia del otro no sería gran problema. Pero para Vash era distinto. Era SU hermano, no cualquier persona. Y aunque hubiesen pasado tiempo separados quería llevarse bien con él y que lo quisiera, porque Vash siempre había sentido la ausencia de Knives. Y aunque el otro no lo dijera o lo pensara mucho, también lo hacía. 

Para Knives, Vash fue primavera en una estación llena de frío. 

Un lugar dónde comenzó a desarrollar sentimientos y a entenderlos. Porque para Knives todo era de una forma y cuando conoció a Vash supo que todo lo que le había faltado estaba ahí, enfrente suyo. Y no tenía que estar solo nunca más. 

No fue hasta después de días de convivencia que Knives aceptaba cada vez más el contacto físico y se rehusaba a que Vash fuera a los lugares solo, incluso si se trataba de salir por una simple bebida para acompañar su comida, Knives tomaba rápidamente su calzado y lo acompañaba sin esperar respuesta del otro, porque no importaba si se negaba, Vash siempre sonreía por ese tipo de gestos que tenía. Knives al principio era de pocas palabras, se limitaba a decirle a Vash lo que tenía que hacer y a darle los buenos días de una forma educada, cuando la comida que hacía para él estaba lista, comenzando con ello a compartir el comedor. Ambos comían en silencio hasta que Vash empezaba a contarle cosas entusiasmado, el tener a alguien que le prestaba atención y lo escuchaba le alegraba tanto el corazón que pensó, nunca más tenía que volver a guardar silencio. 

Knives se encargaba del aseo de su casa, de tener ropa limpia para Vash y de procurarlo cuando llegaba de jugar con sus amigos, que era cuando le tendía una bebida fría y lo mandaba a darse una ducha para que pudieran ver una película. Para Vash el sentirse tan querido y cuidado era cómo un sueño y para Knives el poder ver la sonrisa de Vash cuando hacía todo ese tipo de cosas (que no le pesaban, en lo absoluto) era su recompensa. De cualquier forma, ya lo hacía desde antes y su hermano jamás ensuciaba más de lo normal al ser tan considerado. 

Ese cariño que guardo y escondió durante mucho tiempo y esos sentimientos que no sabía que podía desarrollar, explotaron una noche en la que vio a Vash siendo más popular que de costumbre. La gente lo tocaba, abrazaba y hasta reía con él. Knives solo fijaba la mirada en el rostro de Vash, intentado que se fijase en él del mismo modo que cuando estaban en casa y sólo eran ellos dos. Y aunque entendía que en su naturaleza estaba ser luz para los demás, quería guardarla como cuando intentabas ver algo que brillaba en la oscuridad, sólo para él. 

Porque nadie más merecía a Vash. Y lo sabía porque él era tan sensible que cuando rompían un poco su corazón con alguna banalidad de niños, Knives se llenaba de furia e intentaba defenderlo incluso hasta llegar a los golpes. Porque nadie podía ser tan escoria como para meterse con él. Knives tenía claro que, simplemente la gente no soportaba lo bueno que podía llegar a ser y los quería a todos lo suficientemente lejos como para no poder dañarlo o cambiarlo. 

Come Back Home. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora