Por favor, habla Mikey.

capítulo 20 :epílogo

Hace una hora, la vibrante puesta de sol que combinaba el naranja fundido con el rosa brillante y el rojo intenso había cambiado a un azul oscuro cerúleo antes de que la oscuridad cubriera la ciudad. La luna plateada con las estrellas centelleantes comenzó a ser dominada por varias nubes de color gris oscuro. Estas bolas de algodón se movieron, cubriendo el cielo para revelar las gotas de lluvia que caían, golpeando suavemente el concreto antes de salpicar ferozmente creando una variedad de charcos.

Sin embargo, esto no impidió que los cuatro hermanos saltaran sobre cada edificio, sus reflejos fueron fluidos cuando aterrizaron de pie en la alcantarilla. Habían hecho su patrulla nocturna y, por supuesto, se encontraron con los dragones morados que realizaban un robo a un banco pero también mostraban, a vista de pájaro, una lata de mutágeno dentro de la camioneta. Naturalmente, las tortugas tenían la ventaja y cargaron con sus habilidades de ninjutsu golpeando a los ladrones dejándolos inconscientes con estrellas girando alrededor de sus cabezas. Sin embargo, en toda la conmoción se habían olvidado del ninja de las sombras que escapó de la escena y saltó a la camioneta. Con las puertas traseras abiertas se alejó por la carretera, obligando a la tortuga a patinar fuera del camino ilesa y ocultando sus rostros debido al humo del vehículo. Raph maldijo, Donnie suspiró y Leo apretó los dientes cruzándose de brazos y Mikey… no estaba en ninguna parte.

La ansiedad y el pánico surgieron entre los hermanos cuando vieron que la tortuga naranja más pequeña emergía a través del smog sosteniendo el mutágeno verde brillante junto con una bolsa de lona con dinero en efectivo. Alegría, abrazos y una leve reprimenda que disolvió la misión al cumplirse y todos los hermanos estaban a salvo. Después de devolver el dinero fuera del banco, la lluvia azotaba cuando llegaron a la alcantarilla con Miguel Ángel sosteniendo el premio exitoso en sus brazos.

El Maestro Splinter estaba bebiendo su té caliente viendo un programa de naturaleza cuando sus hijos saltan sobre los torniquetes sacudiendo sus cuerpos para liberar el agua. Cuando se puso de pie, el movimiento hizo estallar sus extremidades. La rata agarró su bastón levantando una ceja.

—Entonces, ¿cómo fue su  patrullaje, hijos míos?

Fearless miró a su padre, sus ojos azules brillaban con orgullo.

—Fue genial Maestro Splinter; derrotamos a los dragones morados, salvamos un banco y adivina qué más tenemos.

Leo puso su mano sobre el hombro de Mikey quien le presentó el químico a su padre. Sonrió con orgullo a su hijo menor, listo para una explicación, cuando Raph frotó la cabeza elástica de Mikey sonriendo ampliamente.

—¡Sensei, nos atacó rápidamente! La camioneta aceleró por la carretera y nos pasó por poco y debido al humo no pudimos ver a Mikey, cuando de repente apareció como un héroe con la capa volando detrás de él mientras sostenía el mutágeno con una enorme carga de dinero en efectivo. Mikey se convirtió en un personaje de cómic salvando la ciudad y nuestras vidas.

Donnie y Leo sonrieron ante el sonrojo que brillaba en el rostro de Mikey mientras los ojos de Raph mostraban afecto y amor.

El Maestro Splinter sintió los diferentes aromas de sus hijos electrocutando su corazón de euforia. Sus hijos habían logrado trabajar una vez más en equipo… lo que hoy fue un triunfo considerando que es la primera salida con Miguel Ángel. Colocó una mano peluda encima de la cabeza de su hijo más pequeño.

—Bien hecho Miguel Ángel, tu victoria ha salvado a mucha gente de la quiebra y ha rescatado el mutágeno con fines de explotación. Estoy orgulloso

el sonrojo se profundizó hasta sus oídos mientras Mikey miraba sus pies, con una sonrisa tierna.

—N-no fue gran cosa sensei. Los vi tratando de salirse con la suya con mutágeno y tuve que conseguirlo

respondió suavemente. Las palabras sonaban tan inocentes pero podían escuchar el subrayado detrás de ellas. Los ojos de su hermano reflejaban tristeza y dolor al recordar el primer incidente que parece ocurrido hace mucho tiempo, pero no lo fue.