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Había reunido absolutamente todo el valor que no tenía y decidió llamar al número que tenía en la pantalla.

Sonó un rato hasta que se escuchó una voz proveniente del celular.

—Agus, ¿Hola? —dijo primero
Valentin quien en ese exacto momento estaba haciendo galletitas junto con Tina mientras luchaba porque su hija no se comiera las chispitas de chocolate.

—Valen, hola —saludó el oficial, empezó a mecerse un poco en su silla giratoria y prosiguió— me preguntaba si querías ir al cine esta noche conmigo, tengo libre y si vos también lo estás, me gustaría que fueras conmigo. — finalizo ruborizandose un poco.

El colorado sonrió levemente.

—Dale, por mí no hay problema.
Total puedo dejar a Tina con Luka.

—Ah sobre eso —interrumpió rápidamente— mi hermana se puede hacer cargo de Tina sin que vos te hagás problema, trabaja en una guardería al fin y al cabo.

Valentin lo meditó un momento— Bueno dale, para mí mejor porque no sé si algunos de mis amigos está desocupado ¿Pero no sería molestia para tu hermana?

—No no, Ari ama a los nenes, se ofreció ella misma a esto.

—Dale entonces. —terminó por acceder.

—Bien, podés venir a la dirección
que te voy a mandar y después de que dejemos a Tina podemos irnos ¿Te parece?

—Sí, me parece bien.

Finalizaron la llamada y su corazón se aceleró, Valentin aceptó salir con él hoy.








ー★ー









—Hacele caso a Ari en todo lo que te diga Tina, y portate bien ¿Sí mi amor? —sonrió al ver a su hija asentir varias veces y besó su frente para despedirlo.

—iChau papi! —decía la menor agitando su manito haciendo su progenitor la misma seña.

Los mayores se subieron al auto de Agustin y emprendieron su camino en dirección al cine a donde irían.

No tuvieron problema en empezar a charlar cómodamente como si nada, aunque su principal tema de conversación era sobre una personita en especial, osea, Tina.

Valentin le contaba una que otra cosa que la pequeña supo hacer a más corta edad y las cosas que se le solían ocurrir de vez en cuando.

El azabache solo lo miraba, contemplando el cariño con el cuál el menor hablaba de su hija como si fuera lo más preciado que tenía, aunque estaba más que claro que era así.

Llegaron a su destino finalmente, bajaron del auto y se adentraron al inmenso lugar buscando la sala de la película que irían a ver.

Una vez que el encargado les indicó entraron y se sentaron en sus lugares asignados esperando el comienzo de la película en la gran pantalla frente a ellos.

La pasaron bastante bien, la película que Agustin eligió para ver le terminó gustando a Valen y pudo respirar aliviado ante eso.

Aunque en la mayor parte de la
película se perdía mirando con detalle el perfil del colorado, observando sus pequitas, lindos ojos castaños y sus rosados labios que se veían tan tentables de besar.

Salieron una vez finalizada la película, al menor se le ocurrió la idea de ir a cenar y el morocho no mostró problema alguno con eso.

Lo siguió al restaurante que el más bajo quisiera, él lo seguiría hasta el fin del mundo sin importarle nada.

papá y el señor policia | Gialen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora