V. Conectados (2/2)

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«Todos conocen el nombre de sus almas gemelas al cumplir los dieciocho años, Saiki lo conoce desde un poco más temprano».

Continuación del escrito anterior.

* ੈ✩‧₊˚

Nervios es algo que nunca había experimentado.

     Nervios es lo que estaba experimentando.

     —Las esposa de Hideyoshi se llamaba Nene, ¿verdad? —preguntó Shun con suavidad y algo de timidez. Aunque si lo comparamos a la gran bolita de nervios que había sido hace unos minutos, ahora Shun se veía mucho más tranquilo. Lástima que no era el caso de Saiki—. Lo siento, es que no recuerdo muy bien las clases de historia, no son mi fuerte —añadió al ver que no había respuesta por parte de Saiki.

     Kusuo asintió con lentitud.

     —¿Recuerdas cuál era el último clan que debía derrotar para terminar la unificación de Japón? Creo que era Hojo, pero no lo recuerdo bien. Oh, ¿y cuál era el nombre de El dragón de un solo ojo? Masamune... uh, no recuerdo a qué clan pertenecía.

     Shun fijó la mirada en el cuaderno donde tomaba las notas y guardó silencio. Saiki intentaba hablar, pero le resultaba complicado con su para nada disimulada madre observándolos.

     Se sentía incómodo, ¿por qué? Quería alejarse de Kaido, pero no podía, ¿por qué?

     Comenzaba a ser irritante. Bien, ahora quería sacarlo de su casa.

     —¿Te molesta que hable mucho? —preguntó Shu bajito y con las mejillas coloradas. A Saiki le dio un extraño ataque en el corazón y su pulso se aceleró al ver la carita de Shun. De seguro era una misteriosa enfermedad que atacaba a los psíquicos de la nada—. Lo siento, es que... Bueno, me siento un poco en confianza contigo —murmuró Shun mientras golpeaba suavemente el índice contra su cuaderno.

     Saiki no le respondió y se limitó a tomar un libro cercano y comenzar a leerlo. Shun se vio un poco dolido por ser ignorado de esa forma.

     Supongo que socializar no es mi fuerte, pensó Shun con tristeza y vergüenza. Saiki se sintió terriblemente mal por causar tales pensamientos en Shun.

     Ah, ¿por qué tenía que sentir lo que sentía Shun? Una vez comienzas a socializar con tu alma gemela no hoy vuelta atrás. Ahora, el chiste estaba en que solo Saiki podía sentir lo que Shun, no al revés, y eso era porque solo Saiki tenía el nombre grabado.

     No era justo que solo él sufriera, pero por alguna razón no quería que Shun sufriera también.

     ¡La vida se le estaba complicando demasiado!

     —No tengo problemas —dijo Kusuo como quien no quiere la cosa. ¿En serio estaba tratando de subirle el ánimo a ese chico tan... él? Sí, lo estaba intentado. Estúpida cosa de las almas gemelas—, es mejor que tener un compañero que no hace nada.

     —¿Entonces estoy bien? —soltó Kaido de la nada. Saiki no supo bien cómo se sintió al ver los ojitos tan emocionados y casi tirando brillitos de Shun, solo supo que fue abrumador.

     ¿Estaba bien? Shun se le hacía bastante tolerable, no lo acosaba con extrañas preguntas o tratando de tener su atención. Es más, Shun también lo ignoraba.

     Espera, ¿Shun lo ignoraba? Nunca lo notó.

     Pensándolo bien... Shun no le había dirigido la palabra hasta ese momento, cuando le informó que eran compañeros de trabajo. Shun simplemente ignoraba su presencia, lo pasaba de largo y apenas murmuraba un buenos días que también le murmuraba a los demás. Para Shun, Kusuo era invisible.

     Shun... Shun lo ignoraba.

     Se quedó pensando unos instantes. No recordaba que lo hubieran ignorado antes, por alguna razón todo el mundo quería pegársele como chicle, ¡incluso Kuboyasu! Todos excepto Shun.

     Reprimió el impulso de fruncir el ceño, ¿por qué Shun lo ignoraba? No es como si aquello le resultara importante, pero..., ¿por qué lo ignoraba? ¿Había hecho algo para que lo hiciera? Ah, sí, ya recordaste, ¿no, Saiki? Quizá esa vez que Shun iba muy tranquilo a su asiento y le dedicaste esa mirada de «Aléjate». Resultaba interesante porque Shun era el primero que parecía capar el mensaje, los demás lo tomaban como un «Ven y seamos amigos, ¡que no te importe mi cara de "muérete"!».

     De todas formas, ¡Shun lo ignoraba! ¡Nunca antes lo habían ignorado! Fue un golpe brutal a algún punto de su orgullo.

     —Sí, estás bien.

     Sus palabra parecieron lograr un efecto mágico en Shun. Le estaba sonriendo como si fuera un niño pequeño al que le dijeron que conocería a su Avenger favorito.

     La diferencia era que Shun no se iba a morir, pero bueno, al tema. No hay que desviarse.

     —Yo también creo que estás bien —informó Shu con emoción. Luego, se permitió soltar un suspiro de alivio—. Pensé que yo no te agradaba del todo —confesó con algo de timidez, aunque también sonriendo—, pero luego todos dijeron que siempre eras un poco... distante, así que eso me alivió, porque, um..., quería ser tu a-amigo.

     —¿Por qué?

     —No lo sé... ¿en serio necesito razones para querer ser tu amigo? Solo... Solo me pareces interesante.

     ¿Por qué todo el mundo me ve interesante?, se preguntó Saiki. Se supone que debo pasar inadvertido para los demás.

     Ambos se quedaron en silencio y, finalmente, Saiki decidió que no podría huir del destino. Nunca podía, así que tenía que aceptar que ese tampoco sería el caso. Se acercó a Kaido se sentó a un lado suyo. No dijo nada, principalmente porque no tenía idea de qué decir.

     Él siempre sabía qué hacer, sin embargo ese no era el caso. Shun estaba haciendo cosas extrañas con él.

     Shun, por su parte, sonrió emocionado ante la cercanía. Tal vez en realidad no soy tan malo socializando, se dijo Kaido a sí mismo. Kusuo sonrió de forma inconsciente, y todo porque Shun apenas podía con su propia felicidad.

Arcoíris [ SaiKai ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora