Después de la charla sobre lo que se rumoreaba durante el baile, llegó corriendo una sirvienta que venía muy apurada.
Barsen y yo nos miramos curiosos y preocupados.
— Sus majestades, vine a recordaros, que a las 6 en punto la emperatriz solicitó veros en su despacho - dijo con voz de preocupación.
Los 2 nos sorprendimos y al parecer hasta Barsen se le olvidó que su madre, la emperatriz, nos había solicitado por nuestra presencia...
— Puede retirarse. Lo sentimos chicos, pero nosotros nos tenemos que ir lo más antes posible si no queremos enfadar a mi madre -
— Sí, perdonarnos. Si gustáis podéis solicitar algo de comer -
Ann, con una expresión de fastidio dijo.
— Tranquilos, pero a la próxima no os perdonaremos, y tu Barsen, ¡mantente alejado de Ceris, pervertido! -
Barsen la miró de reojo y siguió caminando en silencio. Yo me giré a ver a Ann y sacó la lengua en señal de burla hacia él.
— ¡Ann! - Le gruñí y giró la cabeza mirando hacia el gran jardín. Solté un suspiro, di media vuelta y retomé mi rumbo junto a Barsen.
Después de haber recorrido casi todo el palacio llegamos unos minutos tardes, supongo que como mucho fueron 5 minutos... Lo que más me sorprendió, era que en el camino de ida no me dirigió la palabra y simplemente se dedicó a caminar a un ritmo que me costaba seguir un poco, me sentía bastante incómoda.
(perspectiva de barsen)
¿En qué pensaban esos dos? Yo estaba delante también. Odio la adulación excesiva, podría jurar que ese guardia estaba tonteando con Mi Ceris... Mi? Dios ni yo mismo me lo creo lo que digo. Simplemente... me pareció una falta de respeto que uno de mis amigos cercanos coqueteara con mi futura esposa... Exacto, solo eso.Procedí a tocar y a abrir la puerta del despacho. Mi madre nos miró con cara de mandarnos a la horca. Se levantó y dijo:
— Barsen, tú siempre entreteniéndote con cualquier tontería. Ceris cielo, ¿cuánto tiempo lo esperaste? -
Odiaba mucho el comportamiento de mi madre cada vez que Ceris estaba en el palacio, era como si ella fuera su hija y yo no, y ahora que será mi esposa ya puedo imaginar que será una pesadilla. No recrimino a Ceris, ella realmente no es una molestia en absoluto, simplemente es mi madre...
Suspire enojado y cruce mis brazos. Esperaba que Ceris respondiera
— Su majestad, en absoluto fue culpa de su hijo, es más, nosotros dos tuvimos una reunión íntima con la hija del marqués de Dorsan y el jefe del ejército imperial. Simplemente, se nos fueron las horas encima y los dos nos olvidamos completamente. Mis más sinceras disculpas su alteza - Ceris hizo una reverencia.
— Querida, no hace falta tanta modestia. Simplemente, me podrían haber notificado - Le respondió dulcemente. Se volteó a mirarme enfadada.
— ¿Y tú, qué? ¿No te disculparás por tu retraso? Mínimamente, podrías haberme dado una explicación -
No soportaba para nada esta situación. Me sentía muy irritado con todo lo que estaba sucediendo esta tarde. Sin más remedio me tranquilicé y me resigné a darle una disculpa a su gusto.
Tomamos asiento y madre empezó a sacar un calendario con anotaciones y unos papeles llenos de escrituras. Suponía que ahí estaba apuntado todo lo de la boda. Mientras observaba curioso las hojas, pillé a Ceris mirándome desde el rabillo de su ojo. Creo que ella necesitaba una respuesta de mi silencio y mal humor con ella.
De repente mi madre comenzó a hablar y ambos volteamos para prestar atención
— Comenzaremos con la fecha de la ceremonia, debe ser lo más rápido posible, pero tampoco al instante. Estuve pensando en dentro de dos semanas a partir de hoy. Nos dará tiempo para tomar algo de descanso de la coronación, pero no tanto tiempo sin que tengamos una emperatriz. ¿Alguna objeción? -
Los dos nos miramos y negamos con la cabeza en señal de acuerdo
— Madre, ¿le podemos confiar la lista de invitados? Tú sabes mejor que nosotros todos los miembros importantes de la nobleza de este imperio y de otros -
— Alteza, concuerdo con Barsen, si no es mucho pedir, por supuesto -
No sé si es porque me siento irritado, pero esta chica es bastante aduladora, pero no negaré que se ve linda hablando...
— Me parece comprensible, pero lo correcto sería de que los dos empezarais a estudiar todo sobre nuestro imperio. Como futuros gobernantes sería lo más correcto, pero por esta vez os daré el gusto - Madre procedió a apuntar lo ya hablado.
— Como ordenéis, madre - Asentí serio.
Lo que seguía eran los adornos, el banquete, la música y barias cosas sobre lo que era la fiesta. Antes de salir a Ceris le dijo que en unos 30 minutos llegaría la modista con las criadas a tomar sus medidas y hablar sobre los vestidos...
Salimos y Ceris me estiro de la parte posterior de mi camisa, mirando hacia el suelo con remordimiento
— Oye, me podrías decir que es lo que tanto te molesta que ni la palabra me has dirigido? Sabes? Estoy cansada de las miradas que no dicen nada - Poco a poco iba subiendo el volumen y haciendo notorio su enfado
— Nada que te incumba diamante - Le respondí con sequedad y caminé rumbo a mi cuarto con las manos metidas en los bolsillos.
Ceris se rio y en tono soberbio me replico - Su alteza, nunca pensé que sería usted tan infantil como su majestad la emperatriz me comentó, qué decepción. Esperaba mucho más de usted príncipe - mirándome a la cara soltó una sonrisa con mucha malicia.
— Por Dios, quieres saber lo que me pasaba? Por mucho de que nuestro matrimonio sea arreglado, no significa que no me moleste que coquetees delante de mí con uno de mis amigos. Esperaba que nos respetáramos, al menos durante los primeros años, si no lo haces por mí, hazlo por nuestro honor. — Respondí a su ofensa muy enojado e irritado y procedí a irme.
Odiaba admitir que estaba... Celoso, pero esa chica me va a volver loco. ¿Acaso las mujeres se han propuesto enloquecer a todos los hombres? ¿O acaso son ellas las locas? Me decía mientras entraba en mi cuarto con ganas de agarrar el primer libro de economía que viese.
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El diamante del imperio
RomanceCeris es la hija de los duques de Persalis en el imperio de Semeral. Nuestra protagonista ha sido escogida por la emperatriz para ser la esposa y siguiente emperatriz al lado de su hijo, Barsen, el príncipe heredero de la corona. El problema es que...