5. Escrita en toda tu piel

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Por un momento, el resplandor de la única linterna que estaba encendida provocó que su visión se desenfocara ligeramente, la mirada de Sāndú vagó por las paredes de madera de la habitación. Eran de buena calidad, el espacio lucía amplio y los pocos muebles que habían estaban hechos de preciosa madera nanmu. Una casa de alguna familia de buena posición casi con seguridad. Hasta sus oídos llegó el murmullo del agua y el sonido de los insectos. Pero fue una risa baja frente a él la que llamó su atención.

—Cheng Cheng, hay algo que quiero darte.

Sāndú levantó la vista y vio a Wei WuXian sentado en la cama con él. Se veía joven, todavía un adolescente, delgado y con un rostro suave, redondo y sonriente. ¿De verdad era Wei WuXian? Su voz sonaba alegre y su risa clara y sincera. Sus ojos brillaban al mirarlo, tan diferente de la sombría apariencia de su nigromante.

¿"Cheng Cheng"? ¿Se estaba dirigiendo a él? Sāndú se miró, sus manos aún eran lisas y suaves y sólo llevaba puesta una túnica interior ligera color lavanda. Las manos de Wei WuXian ocultaban algo que pusieron en su palma extendida. Al bajar la vista para examinarlo, vio que el frío objeto en su mano era un peine, hecho de jade con incrustaciones doradas. Su corazón se saltó un latido mientras acariciaba la pulida superficie. Meses atrás su hermana les contó acerca de una amiga suya a la que su prometido le regaló un peine. Dijo que era un regalo bello. También dijo que significaba una promesa entre enamorados: "Quiero estar contigo hasta que nuestro cabello se vuelva blanco."

—W-Wei ~~~~, tú... — tartamudeó él, demasiado avergonzado como para continuar.

¿Por qué? ¿Por qué no podía escuchar su nombre?

Los ágiles dedos de Wei WuXian se deslizaron por su pecho, abriendo su túnica y provocándole un escalofrío, exponiendo su pecho liso, aún sin cicatrices y con una musculatura incipiente que apenas y se notaba. Se inclinó hacia él, acercándose hasta que su tibio aliento rozó sus labios.

¿Era esto un sueño? ¿O un recuerdo?

—Lo prometo, shīdì, siempre —murmuró Wei WuXian contra sus labios, un segundo antes de besarlo, con el ímpetu propio de su juventud. Un beso desordenado, ansioso y un poco torpe.

Sāndú se escuchó a sí mismo jadear cuando las manos frías de Wei WuXian se escabulleron bajo su ropa y sus labios se deslizaron todo el camino hacia abajo...



—Feliz cumpleaños, shīdì —tarareó Wei WuXian.

Sāndú tardó un momento en notar que probablemente este era un recuerdo distinto. La habitación era la misma, pero en esta ocasión estaba a oscuras salvo por la tenue luz de la luna y ambos estaban vestidos con elegantes túnicas púrpuras. El nerviosismo le atenazaba el estómago, su piel hervía y su cuerpo se estremecía con un leve temblor ante cada roce de Wei WuXian. Pero realmente quería esto. Eran demasiado importantes el uno para el otro y ninguno de los dos quería seguir esperando. Después de su celebración de cumpleaños, refugiados en el secreto de la oscuridad de la madrugada y entre las cuatro paredes de su habitación, Wei WuXian le quitó pieza por pieza cada capa de fina tela.

—Shīxiōng...

Lo repitió una y otra vez, ahogando su jadeante respiración tras el dorso de su mano.

                                              ...shīxiōng

                          ...Shīxiōng

Vermilion [XianCheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora