Vermilion [XianCheng]

9. Reunión

Glosario:

Bù: la medida del bù ha variado a lo largo de la historia, pero para este AU 1 bù es aprox 1.3 m -1.4 m (4.5 ft)

Chǐ: lo mismo de arriba pero 1 chǐ es aprox 0.304 m (9-10 in)

Qióng qí: Una bestia que se describe como un tigre con alas al que le gusta comer humanos.

Advertencia: El siguiente capítulo tiene menciones a muerte durante el parto, experimentación no ética en niños y pensamientos sobre infaticidio. Si eres sensible a alguno de estos temas, te recomiendo dejar de leer.

• ────── ✾ ────── •

Oscuridad, dolor, una melodía suave y el mareo que la canción traía consigo. Oscuridad, dolor, sueños brumosos. Oscuridad, desesperación, miedo. Una y otra vez, en una repetición interminable, hasta que sus pensamientos se desvanecían y las sensaciones eran todo lo que le quedaba. Ya ni siquiera estaba seguro de recordar de dónde venía o cuánto tiempo había pasado, a veces ni siquiera estaba seguro de recordar su propio nombre.

Abrió los ojos y lo único que vio fue oscuridad. Un dolor intenso taladraba su cráneo, sus tobillos, sus muñecas y sus costillas. No había un solo lugar que no doliera. Su cabeza daba vueltas y se sentía desorientado, como si hubiera despertado de una interminable y confusa pesadilla. Pero extrañamente, por primera vez en mucho tiempo, se sintió más consciente de lo que sucedía a su alrededor.

¿Dónde estaba?

Intentó moverse, pero se dio cuenta pronto de que no podía. No era un hechizo de parálisis, simplemente estaba inmovilizado con alguna clase de atadura reforzada mágicamente. Sentía el metal apretado contra su cuerpo y el calor de la magia mordiéndole la carne. Se sacudió intentando liberarse, pero sus ataduras eran firmes. Sólo entonces se dio cuenta de que tampoco escuchaba nada, su corazón se aceleró mientras el pánico comenzaba a bullir en su interior.

Estaba atrapado.

Rebuscó en su mente algo que le diera algún indicio de su situación. Se sentía como si hubiera despertado de una larga pesadilla, recuerdos vagos de un sueño acerca de haber estado un templo con su shīdì, peleando contra todo tipo de criaturas. Entre más despierto se sentía, más lejanos y brumosos le parecían los recuerdos de su pesadilla, hasta que casi se desvanecieron del todo. Simplemente no podía recordar dónde estaba o cómo había llegado aquí. Intentar pensar resultaba difícil y no entendía porque, pero percibía una furia constante en su interior, una desesperación que picaba y roía. Había también un zumbido al fondo de su cabeza, como si alguien le hablara de forma baja y cadenciosa, sin una sola pausa. Pero sin importar cuánto se esforzara, no lograba entender las palabras. Y con cada momento que pasaba, el zumbido se fue haciendo más bajo, hasta desaparecer.

Era un prisionero. ¿O eso lo había soñado también?

De pronto sintió una mano tocando su rostro y aunque su primer impulso fue retirarse, no logró moverse en absoluto. La presión sobre su cráneo y sus oídos se alivió ligeramente aunque el peso de las ataduras aún yacía sobre él. Poco a poco, de forma muy lejana, comenzó a percibir sonidos de nuevo.

—Wèi gō... So... Níng.

La voz sonaba familiar aunque no lograba ubicarla del todo. Le hacía pensar en la luz del sol y en hierbas medicinales. Se concentró en la voz que no paraba de decirle cosas que apenas alcanzaba a escuchar, en el toque tibio de unos dedos que parecían obrar con cuidado.

—... retirar...or ...nte ...se... No... lo por accidente.

Wèi Wúxiàn detuvo su forcejeo e intentó preguntar dónde estaba, pero la mordaza le impedía hablar y solo pudo emitir un balbuceo ininteligible. A pesar de que pasados unos momentos se sintió libre de los grilletes y las cadenas, aún podía percibir energía mágica envolviéndolo. Probablemente un encantamiento para evitar que pudiera lanzar algún hechizo.