Han pasado dos semanas y los cuervos que llegan a Uzu son una señal de buen augurio para Mito Uzumaki.
Hay una pequeña brecha que la separa de Hashirama, aunque muchos de los clanes que Hashirama y Tobirama habían considerado para formar su aldea habían aceptado, el clan Uchiha aun se negaba a ceder en un acuerdo de paz con los Senjus.
Mito estaba segura de que, si Madara no fuera tan importante para Hashirama ella misma ya hubiera atravesado todo el bosque en dirección al Clan Uchiha, lo hubiera encontrado y usado sus cadenas de chacra para obligarlo a aceptar cualquier acuerdo que le permitiese casarse de una vez por todas.
Aunque Hinata siempre le recordaba que deba ser paciente, eso solo había servido al principio cuando tenía en que ocupar su mente como misiones o en su trabajo como heredera, pero con el pasar del tiempo y con los preparativos ya listos todo se volvía agobiante.
Sabia que corrían murmullos y rumores en la isla acerca de ella y como siempre era la novia plantada. Las palabras que usaban eran crueles, muchos afirmaban que Hashirama no la amaba y solo se casaba con ella por el poder de los Uzumaki, otros incluso más atrevidos decían que ella le había entregado su pureza y por eso Hashirama ya no tenía motivos para volver.
Ella sabía que nada de eso era verdad, ella era aun pura y lo sería hasta el día en que se casara, en cuanto a ser amada ella sabia que Hashirama la amaba con la misma intensidad con el que ella lo amaba. No había porque dudar, no había porque desesperar, no había porque llorar.
Cada carta que llegaba con los cuervos solo traían buenas noticias de como más clanes había aceptado la alianza de Hashirama o sobre como estaba intentando conseguir una reunión con el Feudal del País del Fuego.
Con Tobirama en la isla Mito no podía escapar en busca de Izuna y pedir su ayuda, era muy arriesgado, el odio que tenía Tobirama por los Uchihas era un tipo de sentimiento asfixiante y demoledor que había nacido de los asesinatos de sus dos hermanos menores Itama y Kawarama cuando aun eran unos niños. Había intentado escribirle notas y enviarlas en secreto, pero ninguna de ellas tuvo contestación ya sea porque Izuna estaba ignorándola o porque algo grave había sucedido en su clan.
—¡Mito-sama su baño de la mañana está listo! —Llama desde las afueras de su habitación Hinata.
Mito toca su rostro en busca de alguna señal de lagrimas en él, últimamente lloraba sin razón alguna y no quería ser motivo de preocupación para su padre, Tobirama o Hinata. Ella era conocida como la princesa de los remolinos, una fuerte kunoichi de carácter inquebrantable; su parte sensible y de mujer vulnerable prefería mantenerla en sus cuatro paredes como su padre le había enseñado desde niña solo permitiéndole ver su verdadero rostro de infelicidad muy pocas veces a Hinata que era de su confianza.
La chica se había vuelto uno de sus pilares, tal como había jurado a sus pies ella le ha sido leal sin rechistar ninguna de sus ordenes. Aunque parecía incomoda, insegura y temerosa de Tobirama había aceptado su orden de estar bajo su tutela; cuando sucedió el accidente donde Akamaru casi fue asesinado ella aceptó a regañadientes perdonar a Tobirama (aunque había mantenido a Akamaru muy alejado de Tobirama incluso cuando el perro parecía cómodo a su lado).
Preparó todo lo que le pidió para cuando tuvieran que ir donde los Senju, incluso si sus pedidos eran absurdos o infantiles como empacar algunas de las yukatas de su padre por si lo llegaba a extrañar cuando partiesen o buscar semillas que se pudieran plantar cuando estuvieran en el bosque. Al salir al pasillo solo con su bata de baño es recibida por Hinata acariciando a Akamaru a su lado, el gran can se estaba recuperando poco a poco y ahora podía volver a caminar junto a su dueña pequeñas distancias como lo eran sus recorridos a la residencia Senju.
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Asincronía
Fanfiction── Una simple acción del pasado puede desencadenar un conjunto de escenarios capaces de alterar la línea del tiempo. Pero eso es lo que busca Hinata Hyuga. 𝐇𝐢𝐧𝐚𝐭𝐚 𝐯𝐢𝐚𝐣𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐲 𝐓𝐨𝐛𝐢𝐫𝐚𝐦𝐚 𝐞𝐬 𝐦𝐮𝐲 𝐞𝐬𝐜é𝐩𝐭𝐢...