Capítulo 4 · Aléjate.

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➤LUAR LA L ·



Le llegué a donde Dasha, me pasó la ubi con la condición de que no hiciera ruido cuando estuviera llegando y entrando a su casa, porque su amiguita vivía ahí, y otras chamaquitas más que se dedicaban a eso del modelaje y buscar auspiciadores, ¿saben de lo que hablo? Je.

«Ábreme la jodía’ puerta, estoy aquí.»

«Dame break... Escucho a mi amiga hablando con alguien en la cocina, espérate.»

«¿Qué tú te crees pa’ dejarme esperando media hora aquí?»

«Pues vete entonces, si no quieres seguir esperando.»

«¿Qué más da si nos ven ahora? ¡Qué se joda! Hoy es el momento pa’ que ella nos vea y de una vez entienda que yo estoy pa’ ti na’ más y que ella no me importa tres carajo’.»


No hubo respuesta por parte de Dasha, y como ya estaba cansado de esperar hasta que esa cabrona de su amiga se metiera para la recámara, tuve que joder todo.

«Baja que ya estoy por tocar, dale.»

Al enviarle el mensaje, toqué guardándome el celular en el bolsillo. Escuché pasos acercándose a la puerta, voces y risitas, estaba con la esperanza de que fuera Dasha y me cogiera por el cuello besándome o algo así, pero fue todo lo contrario.

—Luar... ¿Qué tú haces aquí?

—Vine con Dasha —miré hacia las escaleras y di un pasó al frente para poder entrar, Lyssa se interpuso—. Házte a un lado, ¿qué te pasa?

—Que no te voy a dejar entrar, es todo... Dasha está durmiendo ya, ¿no ves la hora que es? ¡Súper tarde, nene! Ven otro día —dijo intentando cerrarme la puerta en la cara pero la detuve con mi mano y empujé con fuerza.

La amiguita esta, se hizo para atrás viéndome raro y al ver que Dasha no bajaba, le hablé directo a la tipa.

—Mera, Melissa... Hay algo que quiero decirte, de una vez... Ahora que estamos solos, quiero aprovechar.

Sonrió enormemente, sus ojos se abrieron bien grandes y se arregló el pelo mientras asentía y cogía una postura “sensual” a lo que quizás ella creía, yo normal y esa loca mirándome con la lengua humedeciendo sus labios, murmuró.

—Pues aprovecha papi, ¿qué tú tienes pa’ decirme?

—Te voy a ser bien sincero, Melissa.

—Claro mi amor, claro... Dímelo, ¿qué pasa?

—No sé porque tú le inventaste esos disparátes a Dasha, tú y yo sabemos que eso no es verdad, ¿por qué tú lo hiciste? ¿Por qué tú hiciste eso? Yo jamás te invité a un trío, jamás te seguí con ese jueguito de tirarse labia, ni na’... So, ¿por qué tú jodiste con Dasha y soltaste to‘a esa mierda?

No respondió y seguí;

—En verdad, me importa poco lo que haya pasado por tu cabeza pa que tú te hayas inventado to’ eso pero te digo ahora lo que va a pasar...

Justo Dasha venía bajando por las escaleras —con una pijama de seda en color rojo, con una línea fina de color blanco en las mangas y algunos detalles—, sonrió coqueta y yo le sonreí de vuelta. Melissa se fijaba en Dasha, luego en mi y hasta que la baby bajó y se acercó a mi, ella habló.

—Dime, ¿qué carajo’ va a pasar? —soltó molesta, Dasha la miró casi con la boca abierta y yo tomé la mano de Dasha sin decir nada.

La amiguita lo entendió perfectamente, miró a Dasha y luego a mi en cuestión de segundos. Los dos esperando a que ella dijera algo y sonrió con rabia, demasiado de molesta y con ojos llorosos.

—¿Tú me vas a hacer esto de verdad, Dasha?

—¿Qué te estoy haciendo? No entiendo, ¿qué te hago, Lyssa? —preguntaba Dasha mirándome.

—¿Te estás metiendo con Luar después de lo que te dije?

—¿De lo que te inventaste? ¿Lo de Hozwal? ¿El trío? ¿O qué?

Melissa parecía loca por como miraba a Dasha y luego a mi, se apretaba los brazos —la tipa con ansiedad—, tuve que hablar.

—¿Qué tú ganabas con inventarte to’ eso? Tú sabes muy bien que yo jamás iba fijarme en ti, tú no eres como las que a mi me gustan, no te pareces en nada a las mujeres que me atraen, ¿qué pensaste? ¿Qué yo iba a caer algún día?

—Raúl —murmuró Dasha y la miré, ella negó bajando la cabeza y volví a ver a su amiga.

—No quiero que te metas con Dasha... Si tú le reclamas algo, no sabes lo que soy capaz de hacer...

—¿Me estás amenazando? —dijo con lágrimas deslizándose por sus mejillas y negué.

—Es un aviso. Yo sé como tú eres de doble cara, mejor quédate lejos... O bien, no vuelvas ni a vernos.

—¡Entonces váyanse de aquí! —miró a Dasha y le apuntó—. ¡No debemos meter a hombres! ¡Esa fue la regla! ¡Así que ahora mismo te largas! ¡Sofía! ¡Verónica! ¡Ana! ¡Bajen ahora!

Dasha me miró, no iba a dejar que todas se pusieran en contra suya y me dijo la vuelta, llevándola junto a mi.

—Mis cosas... —decía viniendo conmigo.

—Mañana recogemos to’... Tú te vas a quedar en mi casa ahora, será pa’ ti desde este momento.

—Pero, mi celular...

—Te compro uno, no importa —la llevé hasta la guagua y abrí la puerta, ella subió y la miré a los ojos—. ¿Quieres que vaya a buscarlo?

—Por favor —dijo bajito y asintió—. Hay un bulto con ropa en el vestidor, cógelo también y mi cartera...

—¿No puedes venir por eso en la mañana?

—¿O bajo y los traigo yo?

—No, no, no... Tú quédate aquí, voy yo —cerré la puerta y fui de vuelta a la casa.

Al entrar, ahí estaban todas con Melissa quién lloraba a mares y se hacía la víctima. Me miraron raro pero nadie dijo nada, así que fui a la habitación de Dasha y cogí lo que me dijo, cuando buscaba ese bulto en el vestidor, escuché como entraron y volteé, esperando encontrarme con la loca de Melissa y así fue.

—So, ¿tú te decidiste por ella? ¿Me vas a botar así na’ más?

—¿Y cuando fue que yo te cogí?

—No te hagas el loco ahora, Luar —dijo viniendo conmigo—. Tú estabas mirándome mucho hace poco, yo notaba eso...

—Estás loca, quítate —le pasé por el lado y la miré directo a los ojos—. No jodas con Dasha, mejor acepta que nadie te quiere pa’ algo serio por ser una groupie...

—¿Una qué?

—No te hagas la ofendida, to’ el mundo sabe que te metes con cualquier cabrón que te pueda comprar lo que se te antoje...

—No sé de qué hablas...

—Ja. Yo si sé muy bien de lo que tú eres capaz, por eso te pido de la mejor manera que te alejes de mi y de Dasha, es lo único que te voy a decir.

FRIENDLY ‹ LUAR LA L ›.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora