Capítulo 6 · La Culpa.

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➤LUAR LA L ·



Terminé yendo encima de Dasha, tocando cada parte de su cuerpo, desvistiéndola con lentitud y haciéndome dueño de su piel. Se lo hacía despacio mientras sus manos se aferraban a mis hombros y se mordía los labios en lo que yo entraba completo y salía lento, haciéndola sufrir hasta casi gritar mi nombre.

Los dos sudaditos, siguiendo el ritmo y cambiando de posiciones. Ella guiaba en ciertos momentos, me volvía loco con lo que hacía y me llenaba de ganas para seguir haciéndolo como me pedía.

Su celular vibrando, el mío con cojones de mensajes llegando, eran completamente ignorados, nos daba risa en cada tono de notificación, no parábamos.

Nuestros labios se unieron una vez más al terminar —ella había tenido su último orgasmo, al igual que yo—, nos sentíamos exhaustos, yo botando litros de sudor.

—Tu carita —me reí, limpiándome la cara con la sábana.

Dasha se pasó las manos por las mejillas, luego subió por los costados hasta llegar a su frente y sonrió, yo seguía dentro de ella completamente inmóvil, mirándola a los ojos.

—Estoy mareada —dijo aún con la respiración agitada, asentí.

—Normal, después de tanto que hicimos... ¿Te consigo agua?

Asintió lento, moviéndose un poco para que me saliera y justo cuando lo saqué, se mordió los labios y sonrió de manera traviesa.

—No me digas que tú todavía tienes ganas, ¿sí?

—Quiero un besito tuyo, na’ más —se levantó para jalarme, llevándome encima de ella.

Me recargué sobre mis codos a los costados de su cuerpo mientras nos besábamos, otra vez.

Las manos de Dasha estaban sujetándome la cara, yo quitaba mechones de su cabello que se habían colado entre nuestros labios sin parar de besarla. Ella con los ojos cerrados por completo, yo abriéndolos despacio para verla y recordar esto por siempre.

—Mera, ¿pero tú quieres seguir? —dije al momento en que se giró, quedando los dos de lado y ella subiendo su pierna por encima de mis caderas.

—No preguntes y continúa...

Se me trepó encima, me besaba de manera alocada —ansiosa, bien atrevida y afogata—, Dasha estaba en esa fase dónde la bellaquera la dominaba por completo y yo, con una sonrisa en la cara, dejé que ella solita empezara de nuevo.

Besaba mi cuello, lamía y chupaba, yo apretaba sus piernas y daba azotes en sus nalgas que empezaban a rebotarme encima, esta mujer tenía el truco que a mi me gustaba.

—No voy a arrepentirme de esto, jurao’.

Me miró a los ojos cuando hablé y sonrió perversamente.

—Yo me arrepiento...

—¿Qué?

Se mordió el labio—. De no haberlo hecho antes contigo...

Volvió a besarme la boca, balanceándose como loca mientras gemía sobre mis labios y enredaba sus dedos entre mi pelo. Yo cogiéndola por las caderas con fuerza, ayudándole en su meneo, gozándola.



「 Por la tarde 」


Hablaba con Rokero de cosas sin sentido mientras fumábamos y bebíamos, ese loco tenía miles de cosas en su cabeza y me gustaba oírlo hablar de sus planes a futuro, las loqueras que le faltaban por hacer mientras su sueño se cumplía.

Por otro lado, yo no me sacaba de la mente a Dasha y todo lo que hicimos, antes de que ella se fuera por sus cosas en mi guagua.

—Pero, ¿y tú, cabrón? ‘Tas perdío, ¿qué pasa?

Negué enfocándome en él, me sonrió a modo de burla y sonreí también —él sabía lo que pasaba y su risa se hizo notoria—, yo también me reí porque sabía que era lo que iba a decirme.

—¿Chingaste con ella, verdad? —rió lo suficientemente fuerte y bajó la cabeza—. Acho’ que cabrón... Te trajiste a la baby, pa’ cenar y más na’.

—No, no fue por la noche... Eso e’ hoy por la mañana.

—¡Cabrón! ¡¿Qué?! — se carcajeó aplaudiendo como un maldito enfermo, yo por otro lado me reía pero había confesado lo que hice y me arrepentía.

—No es de hombres decir lo que pasó con una nena...

—Papi, cógelo con calma —le bajó al escándalo pero siguió sonriendo—. Somo’ panas y todo cool... Tú tranquilo que esto no sale de aquí.

—Entonces, cállate la boca —me reí mostrando todos mis dientes.

Y es que era tanta la felicidad que yo sentía, que no podía ocultarlo.

Seguí limpiando el carrito con una toalla, la pasaba por los asientos y cogía una aspiradora para limpiar detrás de los asientos sobre la red que estos tenían cuando mi celular comenzó a sonar encima de la sillita dónde lo había dejado.

—Es la nena —dijo al leer la pantalla y corrí a responder.

—Dime mami, ¿qué haces..?

Era evidente que esa llamadita me había alegrado pero mi sonrisa se esfumó al oír como ella lloraba pero feo, feo, feo.

—¿Qué pasó, Dasha? ¿Por qué tú lloras, mi amor? —preocupado, me comían las ansias de saber que tenía.

La voz me había cambiado y mi pana lo notó, se puso de pie y me miró confundido, esperando que yo dijera algo pero, me había dejado frío todo lo que Dasha estaba diciéndome entre tanto llanto y con la voz entre cortada, no podía reaccionar. Mi cuerpo entero estaba inmóvil, no podía moverme o decir algo, había una corriente recorriéndome de pies a cabeza que me tenía congelado, sin poder parpadear.

—Brother, ¿está to’ bien? —preguntó Rokero al verme tan cagao’.

Negué lento, sin mirarlo.

Y es que, en mi llamada... Dasha estaba locamente alterada, llorando a mares sin poder respirar, ahogándose con su propio llanto mientras regresaba a casa conmigo —guiando en ese estado—, me aterraba que algo malo le sucediera a ella, quería salir corriendo y buscarla, pero como dije antes, no podía ni parpadear.

«¡¡Se cortó las venas hacia arriba!! Se cortó las venas y en una nota decía que era por lo que hicimos... ¡Es mi culpa! ¡Es mi culpa, Raúl! Yo me fui de casa contigo, me metí contigo y por eso, ella hizo esa loquera... Melissa se cortó las venas por lo que hice, se va a morir y la culpable soy yo. ¡¡Soy la culpable!! ¡¡Es mi culpa!!»

FRIENDLY ‹ LUAR LA L ›.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora