El corazón del mar

La Precentación de una reina

¿Se podía sudar bajo el agua? Marela estaba apostando a que sí. Las manos y la aleta le temblaban y Mauren no estaba ahí para ser su apoyo. La había acompañado al principio, pero después apareció la madre de la difunta reina y le señalo de una forma no muy amable que Marela debía nadar sola hasta donde se encontraba el rey, pasando por una multitud enorme de acuantes y seres marinos que se amontonaban para verla. Cuando Mauren intento explicarle que su hermana estaba demasiado nerviosa y definitivamente necesitaría ser escoltada por ella, la mujer le dedico una mueca burlona.

-Aldebaran es un reino muy seguro. Mi hija en persona se encargo de eso - miro entonces a Marela a los ojos y la selkie resistió el impulso de encogerse ante la mujer, pero algo le decía que eso la enojaría más - No va a pasarte nada - hizo una pausa para después escupir el mote cariñoso que Kai Lir utilizaba para ella - Pequeña reina.

Debió haberse enfrentado a ella, decirle que mientras la corona estuviera en su cabeza ella decidiría quien podía o no acompañarla durante la llamada "Ceremonia de presentación" pero la verdad es que tampoco hubiera sido muy prudente, lo supo porque Mauren tampoco hizo por discutir con la vieja... Seguramente era porque ya no estaban en su reino y este seguramente tendría nuevas reglas y políticas que Marela sí o sí tendría que cumplir. Por un momento se atrevió a sonreír al imaginarse la escandalosa noticia de que a la nueva reina de Aldebaran se la habían llevado presa por romper las reglas de forma tan imprudente. No se pelearía con la vieja. No todavía.

Se acerco a la salida del castillo marino donde dos hileras de guardias acuantes esperaban que pasara para cumplir con el protocolo que ella desconocía.

-Y ahora que cangrejos hago - susurro para sí misma retorciéndose las manos

-Primeramente ponte derecha y deja en paz tus garras - se sobresalto cuando la mujer le dio un manotazo. No le dolió pero logro fastidiarla lo suficiente para hacerle una mueca - Pareciera que nunca has estado en un evento real ¿segura que eres una princesa?

¿Cómo le explicaba que su padre no se molesto en enseñarle etiqueta o los ritos que debería conocer? Jamas la llevaron a los eventos de élite o donde se requería la asistencia de la realeza, toda la atención de su padre se centraba en Mauren y su educación como futura reina. No envidiaba a su hermana para nada.

Nada era amable en esa mujer, ni su voz, ni su mirada, ni sus gestos. Marella comenzaba a preguntarse si era así desde antes o solo a partir de que falleció su hija y una extraña vino a robar su lugar. Si supiera que no fue tan voluntariamente como ella creía.

- Reina - dijo con firmeza aun que por dentro su corazón estaba estremeciéndose de miedo - y esta es la primera vez que me coronan en un mar diferente.

Por primera vez vio a la mujer sonreír, aun que parecía más un gesto de incredulidad

- ¿Osada pero cobarde? tienes que ser congruente con lo que sale de tu boca y tus acciones, pequeña reina - cada que la llamaba con el mote cariñoso de Kai Lir, parecía morderlo y escupirlo antes de externarlo en viva voz - ¿Cumplirás con el ritual sin mi ayuda o ya se te termino el valor?

Marela se mordió los labios, pensando que debió haberse quedado callada

- No sé que debo hacer - admitió en voz baja pero mirando a los ojos de hielo de la atargati

La mujer asintió y aunque no parecía más amable, no se veía tan disgustada como en un principio

- Al salir, harás una pausa en la entrada para que los guardias puedan presentarte sus saludos, una vez que lo hayan hecho avanzaras con la cabeza bien en alto hasta que el último filo de la última espada este señalando al cielo, te sugiero que si las selkies tienen algún tipo de nado especial que refleje elegancia y gracia lo utilices, porque lo que muestres ahí afuera sera un reflejo para tu gente del carácter de su reina.