Lord Saturn

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La música, los cantos y el humor en general había mejorado muchísimo en la mesa de los recién casado... Excepto por el novio, que seguía mirando hacia la superficie, esperando a que su esposa volviera a su lado.

- La reina - alguien se acercó a él para mantener la charla privada - Es un poco celosa de su espacio ¿verdad?

Khai Lir no le respondió. No tenía porque hacerlo y se negaba rotundamente a hablar mal de su esposa.

- ¿Y tú eres? - hizo la pregunta con el tono de voz que transmitía más aburrimiento

- Lord Saturn, señor - hizo una reverencia - Mi padre me dejó a cargo de los arrecifes del este

- Estás muy lejos de casa - hizo una pausa para articular su título como si fuera una grosería - Lord

- Si señor. Iba de camino a la presentación de la princesa... Pero casi al llegar me pidieron que diera la vuelta, porque ya tenía un pretendiente decidido. Ya que estaba cerca, decidí quedarme para conocer a la mujer que conquistó profundamente a nuestro rey -
intento sonreírle... Y falló.

- Que detalle - dijo él hombre con clara arrogancia - Mencionas que ibas a la presentación de la princesa. Mi esposa. ¿Cómo fue que te enteraste y cómo te atreviste a ir?

- Oh, bueno, no fue complicado señor, su suegro, el rey de Riberand, extendió la invitación a todo aquel que tuviera un título noble...

Ese maldito pez sapo - gruño Kay Lir internamente - Quería deshacerse de Marela a cómo diera lugar. Sin importar si una princesa como ella se casaba con alguien inferior, como un Lord. Los celos lo golpearon de repente.

- Que interesante - por primera vez se giró para ver el rostro del hombre con el que hablaba. Los celos lo pincharon más fuerte. Era joven, no demasiado atractivo, con músculos apenas definidos, nada impresionante. Tenía un extraño color de ojos que tampoco supo cómo definir... Aún así, no, no era nada impresionante. Pero era joven... Tanto como Marela. - Entonces, dices que ibas a cortejar a mi esposa

Lord Saturn, podía ser joven, pero se notaba que era listo

- No señor, iba a cortejar a una princesa soltera

- ¿Y nunca desconfío de la razón por la que el rey de Riberand puso la mano de la princesa a disposición de cualquiera con un título noble? Eso jamás se había hecho ¿No le pareció extraño? Puedo haber cortejado a una princesa en la ruina

- Puede ser, pero, la verdad no tendría mucho sentido. Un Lord no podría salvar aún reino con carencias.

Kay Lir entrecerró los ojos antes de darle un trago a su licor

- Que curiosa observación. Entonces ¿que lo impulsó a tomar la decisión? ¿Vio una oportunidad en esta situación? ¿quiere convertirse en príncipe?

- No señor - dijo con una suave sonrisa- No quiero convertirme en príncipe, pero mentiría si dijera que no vi una buena oportunidad en la situación. Fue un día que visitaba Riberand con mi padre, cuando la vi por primera y última vez... Estaba creando perlas hermosas y mientras lo hacía les hablaba de aventuras increíbles que viviría cuando tuviera la edad para dejar el reino... - sacudió la cabeza como si volviera al presente - Pero mi padre me puso en mi lugar de inmediato. Ella era una princesa y yo solo el heredero de las responsabilidades de su título - bajo la cabeza- Gracias a ella, nació en mi el deseo de recorrer el mundo y vivir esas increíbles aventuras... Pero no quería hacerlo solo - su sonrisa se amplió cuando lo miró a los ojos - Por eso iba a cortejar a la princesa.

Khai Lir apretó los dientes con fuerza, al mismo tiempo alejaba la mirada del joven. Lo mejor sería que Marela no lo conociera, porque podía no ser un rey, podía no tener incontables riquezas y poder... Pero era joven y tenía espíritu aventurero... Lo que su reina quería, y él era tan egoísta, que no se la entregaría a otro en bandeja de plata.

- ¿Cuándo vuelve a sus arrecifes? Lord Saturn

- Oh... Bueno - parecía algo nervioso o sorprendido por la pregunta - Pensaba permanecer un par de días más pen su reino para abastecerme con provisiones y entonces poder iniciar mi viaje al reino de los Merluzos

Kari Lir lo miró incrédulo

- ¿Qué tiene que hacer tan al norte?

- Bueno, como le dije, la princesa sembró en mi el deseo de viajar en busca de aventuras, además, tengo un buen amigo allá

- Lo dudo - respondió el otro casi riéndose - Los Merluzos solo hacen alianzas políticas y amistades entre ellos.

Lord Saturn le dedicó una sonrisa amable

- Tal vez sea así para los altos mandos su majestad, pero para nosotros... - se encogió de hombros- el mundo entero es amigo.

A Kay Lir le llamó la atención que dijo "el mundo entero" ¿hablaba de arriba y abajo? ¿El mar y la tierra? Esperaba que no.

- Cuénteme - le acerco una jarra enorme de licor - ¿De dónde son todos sus amigos?

El lord miró la jarra con nerviosismo, luego al rey

- Mi señor es muy amable - intentó reírse- Pero no soy tan bueno bebiendo como su excelencia

-¡Vamos! - dijo el rey con una sonrisa maliciosa- ¿Qué puede parte? Si te embriagas te daré una habitación en mi castillo y pondré a mis guardias a custodiarte

Empujó nuevamente la jarra hacia el Lord, que parecía muy decidido a negarse nuevamente

- ¿Quieres rechazar mi invitación en mi reino? - ahora parecía más severo

-N... No señor, como me atrevería a hacer semejante grosería

Kay Lir extendió la sonrisa

- Muy bien, bebamos entonces.

Un par de minutos más tarde, Kay Lir y muchos de los invitados veían con fastidio a Lord Saturn, que no dejaba de hablar sobre cosas tontas... Al menos, lo eran para ellos.

- Así que después de reunir a todas esas tortugas, las llevamos a la superficie donde son atendidas por humanos

La mesa entera se llenó de sonidos de sorpresa y desagrado

- ¿Acabas de decirme que le entregas nuestras tortugas a esos gusanos de tierra despreciables? - la voz de Kay Lir era amenazante, afortunadamente el Lord estaba bien bebido para sentirse en peligro

- No, no, no, no, NO - negó con la cabeza y con los dedos de las manos - No entregamos a las tortugas para que las lastimen señor, los humanos, tienen un comportamiento bastante curioso, ellos, les quitan los percebes, las examinan y las devuelven limpias de bichos, sanas y salvas

- ¿Pensaste que hay humanos que se encargan de torturarlas, matarlas y vender sus caparazones para hacer artefactos estúpidos?

Satur parecía muy emocionado por responder

- Sabemos que ellos existen señor, pero nuestra inteligencia los hubiera en otra zona. Los humanos con los que convivimos...

El golpe de su puño a la mesa, los sobresalto a todos

-Dijiste "convivir"

Al Lord se le bajó la borrachera casi al instante.

El corazón del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora