El corazón del mar

El deseo de una reina

Alguien más se adueño del escenario, permitiendole descansar un momento. La verdad es que el Principe Enki tenía una voz particularmente hermosa, hacer un duo con él sería encantador, Pero ahora, era el momento del joven principe, ella ya había tenído su momento y lo disfruto al máximo.

-Sabes que puedes conseguir tu libertad... Si eres lo suficientemente lista.

Ceto se había acercado a ella y tenía entre las manos una caracola alargada y fina... Bebía algo fuerte sin duda.

-El rey esta loco por ti - no lo dijo con su acostumbrado tono tosco y desagradable, era más una observación.

-Como yo lo veo ese es un problema, a menos que piense sugerirme que haga que me odie

-Todo lo contrario -suspiro sin mirarla- Hazle creer que te estas enamorando, pidele ver todos los rincones de Aldebaran, puede que estes más tiempo en estas aguas de lo que querías pero... Sera más seguro salir así, que arriesgarte a utilizar la cueva. Además, estas aguas estan infestadas de orcas, una foca regordeta nadando sola sin rumbo es una presa facíl. Deja que te vean, que sea costumbren a ti.

No se ofendio por que le dijera regordeta. Después de todo era algo normal en las focas como ella.

-Pero tienes que tener cuidado - su mirada fría impacto sus ojos tienrnos- Cuando juegas a enamorar a alguien corres el riesgo de involucrarte demasiado ¿Comprendes lo que te digo?

-No me voy a enamorar de Kai Lir

-Pareces muy segura

-Lo estoy.

Ceto le dedico una sonrisa maliciosa

-¿Qué ves de malo en él? ¿Por qué estas tan segura de que el hombre no te gusta? Kai Lir es demasiado atractivo para su edad, es gentil y uno de los pocos reyes que sienten respeto y admiración por su reina.

-Estoy enamorada de algo más grande que un rey

Ceto la miro un rato como si estuviera juzgandola, luego levanto la ceja y dijo con esa voz fría y desesperante

-Si tu lo dices.

Y se fue.

No supo en qué momento la diversión pasó a segundo plano. Al principio estaba divertida, cantando y bailando con el reino entero y después... Tenía la mano de un exigente rey en su cintura.

Kai Lir le besaba el cuello y la oreja, reclamando atención. Marella solo podía intentar sonreírle. Había olvidado sus "deberes" con el rey.

- Mi gente - dijo él levantándose y con ella de la mano - Mi reina y yo, nos retiramos.

El escándalo fue tal que le aceleró el corazón más de lo que ya estaba. Era vergonzoso pensar que todo el mundo sabía porque se retiraban. Todos sabían que Kai Lir la quería en su cama.

Dejando el estruendo atrás, se dejó guiar por el rey a sus aposentos. Pensó que se abalanzaría sobre ella y le comería la boca como casi siempre hacía... Pero fue muy diferente.

- Mi pequeña reina - Le dijo acariciando su cabello con delicadeza - ¿Disfrutaste la celebración que preparamos para ti?

-Sí - sonrío lo mejor que pudo - muchas gracias

El rey asintió complacido, le acuno el rostro entre las manos y se inclinó para besarla suavemente. Marella cerró los ojos y correspondió su beso.  Era más fácil seguirlo cuando era dulce y suave.

- ¿Te gustó el apodo que elegí para ti? - preguntó rozando su nariz con la de ella

- Es muy bonito, gracias - iba a besarla otra vez, cuando... - Sin embargo, admito que también fue muy incómodo