Capítulo 9.

4 0 0
                                    

Días caminando. No estoy segura de qué fecha es, perdí la noción del tiempo hace rato.

Irene ha mejorado. Sin embargo, los primeros días tuvo que ser cargada entre los muchachos, que se turnaban.

Con lo de la Región Pacífica, he pensado que podemos pasar por el agua, así no entraríamos a la región. El problema sería que no tenemos navegante.

Sinceramente, me acostumbro poco a poco a caminar tantas horas en el día, aunque aún me agote.

—Paremos por hoy, ya anocheció.

Hicimos caso a Tony y encendimos una fogata para pasar el frío.

Nadie dijo nada, el silencio se mantuvo entre nosotros por unas horas, hasta que Enora se le acercó a Irene.

—Lamento mucho mi reacción de hace unos días, no sé ni cuándo fue. No estaba del todo cuerda porque me frustra mucho cansarme tanto y no supe controlar mis emociones, me dejé llevar. Prometo no volver a golpearte la cara.

—Está bien, Nora. Entiendo. También lamento haber dicho lo de tu mamá, fue una total falta de respeto. Eres mi mejor amiga, una simple pelea no nos puede separar.

Sonreí, fue un acto muy maduro por parte de Enora. Pasaron unas horas hablando en voz baja. Cass se acercó a mi—¿Puedo sentarme? —Asentí.

—Son buenas amigas, nunca debieron haber peleado —murmuré para que solo él me escuchara— Si, lo son. Se conocieron muy pequeñas y ambas me hacían la vida imposible cada que estaban juntas —lo volteé a ver, interesada—. Irene pasaba mucho tiempo en casa, hasta que su papá murió y su madre no la dejaba salir a ningún lado. Pero, ese tiempo que pasaba en casa, era como una más de la familia. Supongo que no solo Enora es mi hermana. Irene también lo es, siempre será parte de la familia.

Eso no lo sabía. Si tenía entendido que Irene y Enora eran amigas desde hace un tiempo, pero no tanto. Nora nunca me mencionó eso. Tampoco sabía lo del padre de Irene—Nora nunca lo mencionó.

—Por supuesto que no. Parece tonta, pero no lo es. No le cuenta a nadie de su vida privada. No te ofendas, pero a ti apenas te conoció, por eso no sabes mucho.

¿Le acaba de decir tonta a su hermana?— Nunca he pensado que Enora sea una tonta.

—Yo sí. La conozco mejor que tu.

Hablamos un poco más sobre Enora e Irene. Supe que se conocieron a los cinco años exactamente, porque sus madres eran amigas. También supe que el padre de Irene murió cuando ella apenas tenía nueve. Cass mencionó que su mamá le prohibía salir quizá porque tenía miedo a perderla también.

—¿Qué hay de ti? —Le pregunté. Tardo un momento en responder— Yo no tengo muchos amigos.

Entendí que no quería hablar de eso, así que no insistí en saber más. En su lugar, hablé un poco de mis amigos—Yo conocí a Nyxen antes de cumplir los diez, porque se cayó de un árbol y lo encontré herido, corrí a llevárselo a mamá para que lo curara. Desde entonces pasa más tiempo conmigo que con su familia—hice una pausa corta—. Cuando estaba conmigo, me enseñaba a hacer trampas, para los animales que pasaban. Casi nunca me salían, pero disfrutaba pasar tiempo con él. A los once me presentó a Miranda, en la entrada del bosque. Me dijo que era su amiga desde hacía cuatro años. Yo me puse muy celosa, mucho. La miré mal unas cuatro veces que nos encontramos al principio. Luego supe que era una personita maravillosa. Le gustaba ir a estudiar las plantas comestibles del bosque. En un cuaderno pegaba una y anotaba todas sus características. Siempre ha sido muy inteligente y protectora con nosotros, cuidaba de Nyxen y en cuanto me conoció, me cuidó a mi también.

ENDEST (libro 1)- Ari AmadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora