(Narrador omnisciente)
10 de mayo, 2050.
Una pequeña niña estaba corriendo a las afueras de la RELD. Corría sola, pero eso no le daba ni una sola pizca de miedo. Poco a poco se adentraba más en el bosque, como si de una exploradora se tratase.
Jugó con las plantas que estaban regadas por la tierra. Se encargó de dejarle nueces a las ardillas y dejó que el barro le ensuciara las botas. Había un arroyo cerca, sin embargo la pequeña aún no se atrevía a llegar hasta ahí.
El sol estaba en su mejor punto, alumbrando todo el bosque. La niña alzó la vista con esperanza de ver el cielo, que estaba tan azul como su blusa. Pero en cambio, su mirada hacia arriba no captó el cielo, sino los árboles. La mirada de la niña estaba nublada en la profundidad de los árboles. Entonces ella notó algo más... Era... !Un niño!
La niña abrió mucho los ojos, impresionada, ¿cómo ese muchacho se subió allí?
—Emm !Hola! —gritó la pequeña, esperando a que el niño la escuchara. Se alegró cuando la saludó con un "hola", que para la niña, parecía un saludo muy tembloroso.
—¿No te da miedo estar ahí arriba? —preguntó con curiosidad.
—N- no, para nada. Estoy muy... Muy... cómodo.
Pero ese muchacho no parecía cómodo, pues la niña notó que había sudor corriendo por su frente, que apretaba la mandíbula y que agarraba con mucha fuerza el tronco en el que se encontraba.
—No pareces muy cómodo.
—Pero lo estoy. Puedes... Irte. —ordenó el muchacho.
Entonces la niña puso los brazos en jarra, esperando a que el bajara, para entender cómo lo haría.
—¿No te vas a ir?
Negó, sonriendo.
—Pues entonces... Yo no me voy a bajar. —pero para la mala suerte del pequeño, se cruzó de brazos, soltando el tronco repentinamente.
Sonó un golpe secó en cuanto llegó al suelo. Eso se veía doloroso, muy doloroso.
La niña arrugó la nariz al ver la caída, después reaccionó y fue a ayudarlo.
—¿Te encuentras bien?
—¿Te parece que luzco bien?
No respondió. Trató de observar qué le dolía al muchacho exactamente, tal vez se pudo haber roto un hueso.
Se dió cuenta de que el chico no movía la rodilla izquierda.
—Súbete el pantalón.
—¿Qué?
—Que te subas el pantalón, tonto.
El niño le hizo caso, aunque no le parecía nada agradable que le llamara "tonto".
La pequeña se abrió la boca y los ojos en conjunto, pues había mucha sangre cubriendole la pierna. El niño casi se desmaya al ver tal herida.
—Ven, tengo que llevarte a que te curen eso.
—¿Dónde me llevarás?
—Mi mamá sabrá qué hacer.
Con fuerza, ayudó a que el chico se levantara, y poco a poco fueron de nuevo al centro de la RELD, a casa de la niña.
—Mamá, su rodilla. —señaló el lugar afectado y su madre no se veía muy preocupada, de hecho solo le ordenó traer su maletín y que ayudara al niño a sentarse en una silla de la cocina.
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ENDEST (libro 1)- Ari Amado
AdventureHelena es una chica que está segura de no querer vivir una vida cotidiana como las de todos en la RELD, dónde creció. Al cumplir sus quince años decide irse de ahí y hacer algo que no piensa muy bien, salvar a la CPT. Así que con su mejor amigo Nyxe...