La bienvenida

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No tengo recuerdos de nada, parece como si hubiera simplemente aparecido y de repente existo en un extraño lugar, de muchos colores, semejante a un circo o un sitio donde los niños pueden jugar, con resbaladillas y plataformas diversas.

Me sentí como flotando. Observaba frente a mí a una especie de hombrecillo ensombrerado con cabeza de dientes y ojos en el medio, muy elegante con su traje como de presentador o maestro de ceremonias. También una burbuja con ojos y dientes flotante, parecía ser su mascota o compañero.

Empezaron a presentar a más personajes: Una máscara con listones rojos sosteniendo un pegamento, una serie de figuritas geométricas de colores con cara, una pieza de ajedrez de rey con túnica morada. Una muñequita pelirroja, un payasito y...

Fue así que lo vi por primera vez. Un conejo morado antropomórfico tirado en el suelo en pose súper seductora, guiñándome el ojo con esa enorme sonrisa amarilla y mirada estilo caricatura viejita.

No tenía idea de lo que estaba pasando, pero me gustó eso que vi. Ese pequeño instante hizo que dejara de pensar en lo raro del asunto, del mundo, de las personas, de todo lo inexplicable que veía.

Decidí sólo dejarme llevar y esperar que pase lo que pase todo estaría bien.

De pronto, dejé de flotar en el aire, aparecí y noté que obtuve una forma extraña. Miré mis brazos y eran de un tono rosado, yo tenía unos guantes blancos y una vestimenta azul claro. No recuerdo mi forma original antes de llegar a este mundo, pero muy seguramente no era así.

Objetos raros flotaron sobre mí en círculo, mientras la canción alegre continuaba. Los integrantes del circo se pusieron en fila y noté que el conejito morado se me quedaba viendo, alzando una ceja sin dejar de sonreír.

Mi reacción a esto fue calmada, aunque sí que estaba muy confundida. ¿De qué se trataba todo esto? Los demás me miraban con desdén, creo que no les agradaba mi llegada por alguna razón.

-¡Parece que una nueva humana entró a nuestro reino! -exclamó el presentador.

-¿Humana? Parece más bien un clon de Jax, pero en rosa -dijo la criatura de formas geométricas con un tono molesto.

-Jeje, carne fresca -exclamó el conejito.

-Ahm, hola. No sé qué estoy haciendo aquí, ni cómo es que llegué a este lugar, pero... -dije antes de ser interrumpida por el conejito que llamó mi atención.

-No es como si este lugar viniera con instrucciones, tranquila.

Nuestras miradas se cruzaron y esbosé una leve sonrisa. Los otros se miraron entre sí y me quedé quieta, hasta que el dientón siguió hablándome.

-Tú, mi amiga, te tropezaste con un increíble mundo de maravillas -dijo extendiendo sus ojos giratorios hacia mí- ¡Donde todo puede pasar! 

-No todo, Caine -aclaró la muñeca pelirroja.

-Ah, sí. Excepto cualquier lenguaje soez o inapropiado, este es un programa para todas las edades.

-Ah, claro. Entiendo. De todos modos yo tengo...

Intentaba recordar mi edad, mi nombre, pero nada me llegaba a la mente. Me quedé en blanco de momento.

-Oh, no sé cuántos años tengo... ¡Ni quién soy! ¿Eso es normal? ¿Amnesia temporal o algo así?

-Sí, claro... "Temporal" -dijo el conejito con una sonrisa aún más grande.

-Como mi estadía en este lugar, ¿no? Existe una salida opcional, ¿cierto? -dije, cada vez más preocupada.

-Ehm, no te asustes, pero... -dijo acercándose la muñeca pelirroja- Nosotros no sabemos cómo salir de aquí.

-Huh, tal vez sea parte de un acertijo o algo así.

Mi bad boy digital (Jax y tú) - The Amazing Digital CircusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora