Introducción.

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—¡Maldito estarás mostrando tu monstruosa personalidad sin mascara alguna!


Hace años, décadas o siglos tal vez, había un príncipe. 

Este príncipe viva en un enorme castillo, rodeado de lujos, oro y todo que cualquier mente pudiera soñar. Pero para su corazón, era nada. El dorado no era más que ordinario y lo que estaba su alrededor reemplazable. 

Tenía todo para ser feliz y aun así solo existía malicia en él, era malcriado, poco amable. 

Los bailes refinados eran su adoración, su obsesión, ver la belleza y el lujo en su más grande esplendor, solo las más hermosas personas llenarían su palacio, vestidas de las más finas cedas y con los maquillajes más delicados, la forma en la que los invitados se encimarían los unos a los otros con tal de obtener solo un poco de su validación, un poco de su aprobación; cruel diversión con inocente ejecución. 

Y una noche de frió invierno, contra todo pronostico, una mujer anciana logró entrar al palacio, se paro frente al príncipe y ofreció una sola rosa a cambio de una noche de refugio. 

El príncipe, mezquino como siempre, rió por su aspecto andrajoso, uno asqueroso cuando se para lado del lujo en persona, se burló de su estado, humillo a la vieja frente a sus invitados y desprecio tan pobre regalo.

Ella, sin inmutarse, advirtió que dejarse llevar por la apariencia no era inteligente, porque no todo es lo que parece a primera vista. Una ultima oportunidad.

En cuanto la volvió a rechazar, esa supuesta fealdad se evaporo como el agua en el sol, así reveló a una hermosa hechicera, de cabellos rubios y ojos furiosos. El príncipe intentó enmendar su error, intentó disculparse con la hechicera recién revelada pero era tarde. 

Los ojos furiosos ya habían visto que en ese corazón no había amor ni nada por lo que latir. Como castigo a su crueldad, lo convirtió en una espantosa bestia y condeno su castillo con un poderoso hechizo y todos los pobres que laboraban ahí, trajo el invierno eterno sobre el lugar. 

El hechizo borraría de la memoria y corazón la existencia del lugar y príncipe, rodeando el lugar con frondosos arboles que serían su nuevo reinado congelado, redujo lo que alguna vez fue la epitome de gracia y riqueza en una leyenda perdida entre rumores de niños. 

Avergonzado por su espantoso aspecto, la nueva bestia se ocultó en su castillo olvidado, siendo solo un espejo mágico su único contacto con el resto del mundo. La rosa que fue su perdición se volvió su verdugo, una rosa que sostenía el hechizo, esta se mantendría viva hasta los 23 años del príncipe, perdiendo sus pétalos como advertencia 

El hechizo se rompería si él lograba a amar a una doncella y ganar el amor de la dama, sin mascaras de por medio, antes de que el ultimo pétalo cayera. 

Caso contrario, se volvería una bestia hasta el ultimo de sus días y su gente decaería con él. 

Ver los pétalos caer y solo los cuervos rondar cerca de él, perdió toda esperanza y se sumió en una amargura letal. Porqué ¿Quien podría amar a una horrible bestia? 

Bello y Bestia son (Lumus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora