Capítulo 6- Convivencia

297 34 9
                                    

Mientras siente el pecho de James en su espalda y las manos en sus hombros, usándolo de escucho metálico, Sirius se pregunta: ¿Como termino en esta situación?

-Flashback a 5 minutos antes-

-¡Vamos Pad! ¡No lo hará si se lo pido yo!

-¡Yo no lo haría tampoco! ¡Perdiste por completo la cabeza! ¡Y eso que la tienes de metal! -le regresa el reloj, golpeando la cabeza metálica del candelabro sin cuidado alguno.

-¡Le tengo de metal y aún así funciona mejor! ¡Estoy tratando de hacer algo bueno aquí y ustedes poniéndome el pie!

-¡Esto es una locura Prongs! ¡Ten tantita cabeza! ¡Perdió a su padre, hogar, vida y libertad hoy! ¡¿Crees que ese doncel tiene cabeza para tan siquiera considerar un momento romántico!?

-¡Perro! ¡Al menos puede alivinarle la estadía! -se defiende, sí, es cierto que el doncel debe estar triste, pero las penas con pan son menos, y si a ese pan se le suma la posibilidad de un esposo, él ve pura ganancia.

Solo que Sirius no parece estar muy de acuerdo.

Y eso era un problema si de verdad quería seguir adelante con el plan. Uno pensaría que al pasar un castigo mágico juntos, los antiguos rencores se verían resueltos por un dolor en común, bueno, es una vil mentira, solo se empeoran, por lo que no es sorpresa que el candelabro en forma de venado se vea en una apretada situación siempre que intenta pedir ayuda de la cocina.

En pocas palabras: todos en la cocinan lo quieren cocinar.

-¡Worm! ¡Ayúdame con esto!

-¡Wormtail! ¡¿Podrías decirle a este zoquete que tanto ding-dong ya le afecto la cabeza?!

Ambos se giraron a la dirección de la rata. Solo para encontrarse con que su amigo no estaba prestando ni la más mínima atención a su discusión, mucho más concentrado en ver por la ventana, en mover sus manos hacia algo en el exterior nevado.

Al instante los otros dos seres intercambiaron miradas.

No tenían que asomarse para saber que, al otro lado de la ventana, parado sobre lo que queda de torres de piedra y cubierto por la nieve del invierno eterno, hay una gárgola, una gárgola sentada cuyo único momento de alegría en su día es cuando una rata de metal habla con él desde esa ventana. Poco puede moverse la gárgola durante el día, sus extremidades de piedra pegadas, por lo que sus gestos para responder son toscos, pero no para Peter eso no es un problema, ya un experto en leer a que se refiere Barty con cada seña.

Los dos se quedan callados cuando Peter se ríe por alguna cosa que haya dicho Barty.

Eso hasta que una de las extremidades de Barty peso demasiado como para terminar su seña, cayendo de regreso en su lugar pese al intento masivo de la gárgola por seguir moviéndose. Al mismo tiempo que Sirius se trago un jadeo ante el cambio de hora y James sintió una dureza en todo su cuerpo.

-Cada día se mueve menos- cuenta con pesar Peter, limitado a mirar por una ventana mientras la persona que tiene su corazón se esfuerza por volver a levantar sus brazos. -Incluso durante la noche.

Un cubetada de agua fría a la realidad que los rodea.

-Se que es loco, improvisado y desde cierto aspecto, cruel- dice, mucho más tranquilo, viendo a Sirius- pero es nuestra única oportunidad.

Sirius le mantuvo la mirada unos segundos antes de suspirar y asentir.

-Esta bien, lo haré.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 09, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Bello y Bestia son (Lumus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora