Capitulo 3- Prisionero

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Abraxas Malfoy se maldecía internamente, varias veces.

La tormenta había derivado los letreros, el viento arrastrado su mapa, la brújula no estaba en ningún ligar para ser encontrada y en parpadeo, se encontraba perdido. Ya dudaba si no había estado dando vueltas en círculos. Ni siquiera estaba lloviendo pero el maldito viento podía ser confundible con un tornado en seco.

Philipp, el corcel blanco pura sangre, relinchaba y echaba sus cabezas para atrás, comenzando a sentir el mismo la ansiedad de estar perdido. ¿Como explicaba esto? ¿Podría quedarse a acampar a la mitad de la nada y esperar el sol de la mañana? No, parecía mala idea, el canto de los lobos que le aúllan a a la luna le alerta de que estos solo esperan el más mínimo descuido de su parte para atacar.

Los arboles comenzaban a a verse cada vez más iguales, más grandes y más densos, cubrían casi por completo la escasa luz de la luna, trato de ir por el camino ya marcado. Pero el destino tenía otros planes.

Un rayo cayó del cielo, impactando sobre un enorme árbol y rompiéndolo a la mitad. Philipp relincho y saltó, asustado, Abraxas tuvo que controlar su propia taquicardia para calmar al corcel.

-Calma, calma- pide, jalando las riendas, poco a poco es que logra que el animal ponga otra vez sus cuatro patas sobre el suelo y retroceda.

Una vez esa crisis controlada, analiza el daño.

El camino estaba totalmente bloqueado, no había para donde hacerse, el tronco que cayó era demasiado alto como para saltarlo y demasiado largo como para rodearlo, pero entonces lo otro, del otro lado, ese que no tenía un camino marcada, se acaba de aclarar, era suficientemente grande como para pasar con todo y carro.

"Cuando se cierra un camino, otro nuevo se abre" -pensó para sus adentro, tratando de mantener sus nervios crispados a raya.

Por lo que dirigió su corcel hacia allá, tal vez más adelante haya un conector con el camino original o lleguen a algún punto reconocible. Todo bien, todo normal, un poquito de frió, un par de copos de nieve...en junio, nada por lo que alarmarse.

Entonces un profundo gruñido rompió el silencio del bosque. Abraxas no tuvo que voltear para ver al enorme lobo blanco gruñir en su dirección, ni tampoco tuvo que hacer nada para que Philipp saliera disparado. Corriendo tan rápido como podía.

-¡Corre Philipp!

Los lobos no tardaron en perseguirlos, ahora estaba perdido, congelado y perseguido por lobos.

Cuando pasaron por una rama, escucho un tronar anormlamente fuerte, una mirada abajo y notó el seguro de metal que une el arnés del corcel al carro estaba a dos de zafarse, en momento así se maldice por no escuchar a Lucius cuando este insistió en que debían cambiarlo. A estas alturas tampoco era viable parar y reajustarlo.

Los lobos bloquearon su camino, mostrando sus afilados colmillos, Philip no se detuvo, pero las raíces que estaban ahí fueron lo ultimo de resistencia del carruaje. El seguro se rompió y Philipp siguió corriendo, moviendo a los lobos de su camino, las ruedas se quedaron atoradas y el carruaje se volcó, las preciosas figuras cayeron desperdigadas el suelo y Abraxas fue expulsado hasta la tierra enfrente de él, sobre un lago congelado.

Apenas y se pudo recuperar cuando se dio cuenta de que estaba cayendo, cayendo hacia las fauces de los lobos que ahora lo esperaban en el agua congelada. Sin importar cuanto intento aferrarse, volver a subir, no servía de nada. Resbaló de todos modos.

En vez de encontrarse con hielo y muerte, a su caída lo recibió el lomo de su corcel, que volvió a levantarse en sus patas traseras para abrir camino entre el circulo de lobos que lo rodeaban y correr. Abraxas en su lomo, agradeciendo a quien sabe cuantos entes por que tan buen adiestramiento tiene ese animal.

Bello y Bestia son (Lumus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora