Capítulo 5- ¿Quien como él?

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-¿Puedes creerlo, Avery? -se queja amargamente Dolohov, cómodamente sentado en su silla en la taberna, disfrutando del calor del fuego cercano y sus pies subidos sobre un banquillo, entre sus manos una daga y Avery sentado a su derecha, en otro banquillo. -Solo imagina, en este momento podría estar mi deliciosa cena cociéndose en el fuego, chiquillos tan hermosos como yo corriendo alrededor  y mi bello esposo. -acomoda sus piernas- masajeando mis pies.

Avery resopla sobre su trago, Dolohov no ha dejado de quejarse todo el día de lo que paso en esa cabaña, no sabe de que si el rechazo del doncel hacia su jefe se podría sentir a kilómetros, pero no, el hombrecito tiene que ir a picarle las costilla solo porque sí y joder todo el día cuando la obvia respuesta es aventada en su cara. 

De repente siente pena por el doncel. 

Además, si Dolohov sigue en ese humor de perros, tarde o temprano él iba a pagarla, por lo que procede a hacer lo que NO quiere hacer e intenta animarlo, solo para salvar su propio pellejo.

-No puede ser tan malo, eres bueno.

-¡Lo sé! ¡Soy lo mejor! ¡¿Pero entonces porque no me hace caso?! ¡¿Por que no cae como todas la demás?! ¡¿Qué razones tiene para no quererme?!

"¿Las quieres en orden cronológico o alfabético?" piensa Avery con amargura.

-¡Exacto! ¡Todas caen! Hay más mujeres y donceles en esta aldea- y con eso hace seña a detrás de ellos. En la larga mesa a sus espaldas están las trillizas Rowle, las dos mujeres y doncel se enderezan ante le gesto, alertas de que tal vez, solo tal vez, esta sería su oportunidad de tener la codiciada atención de Dolohov sobre ellas.

Tal vez no.

-Ay, por favor, un gran cazador no pierde su tiempo con liebres- y con eso, lanza la daga.

Y Avery quisiera estar en el otro extrema de la mendiga daga. Piensa un poco antes de palmear su bolsillo y lanzarle unas monedas la banda del lugar. El organillero asiente y comienza con una canción, al menos el ritmo animara un poco el humor de Dolohov.

-Es pesado verte así, tan triston, más porque eres una estrella en este lugar- y Dolohov ladeo la cabeza ante eso. Avery se abstuvo de rodar los ojos. Claro que sí, lo único que podría animar a un testarudo necio como este es hablar de si mismo. Se repite que no hay vergüenza en hacer un trabajo por el que le están pagando.

-Todos quieren ser como tú- señala alrededor, algunos asienten, "aunque seas un cretino" agrega mentalmente. -Te adoran, admiran, no lo hacen con nadie más que contigo. -Se levanto, moviéndose entre las mesas, si algo era más chocante que Dolohov, eran todos los que lo ama: -Nadie es tan ágil como tú, nadie es tan genial como tú, y ese cuello.

Dolohov se acomoda la camisa, solo para mostrar su cuello aún más. Cual pavo real.

-No hay más macho que tú- se siente ridículo solo de decirlo pero parece estar funcionando. A sus espaldas, las trillizas Rowle se levantan, claramente indignadas de que tan siquiera se le ocurra dudar del estatus de Dolohov.

-¡Basta, no hay comparación! -se quejan las tres al unisono, su intervención parece gustarle a Dolohov, y mucho.

-¿Viste? -las señala Avery- Tú pregúntale a cualquier muchacho- señalo la mesa de los cazadores amateur, no muy lejos de ellos, todos con sus ojos puestos en Dolohov con un aire de admiración que raya lo ridículo en opinión de Avery- Te dirán que nadie es un campeón como tú.

Y por la ola de expresiones afirmativas, sabe que ya llamó la atención de gran parte de la taberna, con suerte el se quita de ser el único que lo quiere animar.

-¿Quien rompe corazones como tú?- se unen, queriendo subir aun más el ego de un hombre al que consideran superior.

Bello y Bestia son (Lumus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora