Capitulo 14

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Amaneció el sábado 18 de octubre, día del cumpleaños de mi abuelo, y yo no había podido dormir nada.

Por lo cual cargaba unas horribles ojeras que ni siquiera el corrector podría ocultar « Estoy enamorado de ti, Lali. »

Fueron las palabras que se encargaron de no dejarme dormir.

Me levante como pude de la cama a las 07:40 y entre al baño para ver si podía hacer algo por mi aspecto. Media hora después el cambio no había sido mucho.

Las ojeras seguían allí como recordatorio de lo que abrumaba mi mente.Trate de no darle muchas vueltas al asunto de la confesión de mi primo, con suerte no tendría que verlo hasta el medio día que despertara de su borrachera.

Baje a la primera planta y camine hasta la cocina, como era costumbre, y en especial hoy, mi padre, mi madre y tía Claudia ya estaban despiertos.

— Buenos días a todos. – salude.

— Buenos días, palomita. – mi padre que iba saliendo de la cocina con periódico en mano, beso mi frente y luego subió las escaleras.

— Buenos días cariño ¿No dormiste bien? – pregunto un poco preocupada mi madre al ver mis ojeras.

— Pesadillas. – musite abriendo el refrigerador para obtener un poco de zumo.

— ¿Sabes a qué hora llego Peter anoche? Me quede dormida y no me di cuenta. – pregunto tía Claudia .

— Creo que a la 01:00 am. Sentí un auto llegar, debió ser él. – Baje mi cabeza para que mi tía y mi madre no leyeran la mentira en mi rostro.

— Pues sigue en su habitación durmiendo, y no da aviso de querer despertar.

— ¿Mi abuelo ya se ha levantado? – Pregunte tanto para cambiar de tema como para saber dónde estaba mi abuelo. Quería felicitarlo.

— Así es. Lleva una hora encerrado en su estudio pero no sé si deberíamos de interrumpir todavía. – respondió mamá.

Era costumbre para mi abuelo desde que la abuela murió, estar un tiempo a solas en su estudio junto a una foto de ella.

Mi abuela falleció el día que mi abuelo festejaba su cumpleaños numero 81.

— Pero creo que no se molestara si su nieta favorita le lleva sus preciadas galletas. – Tía Claudia puso en mis manos un plato con galletas de carita feliz

.— Esta bien. – dije y agarre dos vasos llenándolos de zumo para acompañar las galletas.

Camine hasta la puerta del estudio haciendo malabares con el plato y los vasos.

Con suerte logre llegar sin que nada se me derramara. Toque levemente y escuche el pase de mi abuelo antes de abrir la puerta

.— ¿Dónde está el cumplimentado más lindo del planeta?

— Buenos días palomita. – saludo mi abuelo.— ¡Feliz cumpleaños Abue! – lo felicite llamándolo como lo hacía cuando estaba pequeña.

Deje las cosas sobre la mesilla frente al sillón y me acerque a abrazarlo. Él me abrazo de vuelta.

— Gracias, pequeña.

Me senté a su lado en el brazo del sillón y agarre una galleta y mi vaso de zumo.

— Me hace feliz que estés aquí, palomita. En estos últimos años que has estado lejos siempre sentía que algo me faltaba, este año celebrare completo.

Baje mi cabeza arrepentida. En mi intento de alejarme de Peter,  también me aleje de toda mi familia. No fui consciente que estaba perdiendo años valiosos junto a ellos.

Los juegos de mi primo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora