Capítulo 4

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A la mañana siguiente, lo primero que hizo Yoongi fue ir a buscar a Jimin. Después de preguntar, le dijeron que el tigre estaba en el campo de tiro, 'disparándole a unas jodidas dianas de papel', como una de las muchas amigas de Jimin decía.

Tan pronto como Yoongi entró en la enorme habitación, vio que ella no había bromeado. Jimin era el único, ya fuera por la temprana hora o porque había ahuyentado a todos los demás.

La expresión normalmente despreocupada había desaparecido, y, en cambio, tenía una expresión dura, casi enojada. Aunque Yoongi pensaba a menudo que Jimin necesitaba actuar de una forma más adulta, se encontró que echaba en falta al 'viejo Jimin'.

Un blanco de papel con un dibujo de un pájaro colgaba a varios metros de distancia. O por lo menos Yoongi supuso que era un pájaro, ya que la diana estaba llena de agujeros, por lo que era difícil decirlo. El hecho de que todavía estuviera colgando, era un milagro.

Yoongi se acercó y se apoyó doblando su cintura hasta la altura las butacas que separaban la sala de tiro. Esperó a que Jimin se diera cuenta que estaba allí, pero el hombre no miró hacia él. Vestía de color anaranjado, gafas de seguridad y protección para los oídos, pero Yoongi sabía que Jimin lo había oído acercarse. El pequeño terror sólo estaba siendo el mismo malcriado de siempre.

Después de esperar durante varios minutos, Yoongi se cansó del juego. —Tenemos que hablar.

—Lo siento, no estoy interesado en que un loquero revise mi cabeza —respondió Jimin con un tono seco.

Finalmente, se volvió, pero fue sólo para poder volver a cargar su arma. Yoongi aprovechó el silencio y comenzó a exponer su caso. —No es ese tipo de conversación. Piensa que es más una cosa amigable.

Jimin soltó un bufido. —La última vez que te sugerí que hiciéramos algo por el estilo, me rechazaste de plano.

Yoongi dejó escapar un suspiro. No llevaban ni un minuto hablando, y ya se le estaba formado un dolor de cabeza. —Por amigos, quiero decir exactamente eso. No hay nada sexual en ello.

Jimin terminó de cargar su arma, luego se volvió hacia el objetivo. —Eso es una vergüenza. Te he dicho que mis únicos atractivos son mi boca y mi culo. Parece casi criminal dejar que se pierdan.

Yoongi se negó a ser hostigado. —He oído que eres un buen soldado.

—¿Qué puedo decir? Siempre es bueno tener un talento adicional. —Jimin disparó un par de tiros.

—¿De verdad crees que eres sólo bueno para el sexo y nada más?

Por alguna razón, eso preocupaba a Yoongi mucho más de lo que debería.

Jimin bajó el arma y se volvió hacia Yoongi. —Eres inteligente, ¿verdad?

Intrigado por el repentino giro en la conversación, Yoongi respondió: —No más que la mayoría. Acabo de obtener mi grado.

—Entonces tal vez puedas contestar a esto por mí. ¿Vale la pena sacrificar la vida de otros treinta?

La pregunta parecía tan tendenciosa, que Yoongi casi no respondió. En su lugar, decidió pisar con cuidado. —No sé exactamente lo que quieres decir.

—Toma como ejemplo al Presidente de los Estados Unidos, que tiene todos esos tipos del Servicio Secreto. Cualquiera de ellos estaría dispuesto a dar su vida para protegerlo, ¿pero es eso justo? ¿Qué hace a una persona más importante que a cualquier otra?

—Los hombres del Servicio Secreto sabían lo que estaban haciendo cuando se inscribieron para el trabajo.

—¿Pero qué si no es voluntario?

Serie de los CP 19 - Las Complicaciones de YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora